Catar (en árabe, قطر, romanizado: Qaṭar; AFI: [ˈqɑtˁɑr]; árabe del Golfo [ɡɪtˤɑr]), cuyo nombre oficial es Estado de Qatar (en árabe, دولة قطر, romanizado: Dawlat Qaṭar) es un Estado soberano árabe ubicado en el oeste de Asia y que ocupa la pequeña península homónima en el este de la península arábiga. Tiene una única frontera terrestre, por el sur con Arabia Saudita, mientras que el resto del territorio lo bañan las aguas del golfo Pérsico. Un estrecho de agua separa esta península del Estado insular de Baréin.
El estado de Catar está organizado territorialmente en ocho municipios (baladiyah). La última vez que se realizó un cambio significativo fue en 2004 cuando los diez municipios en ese momento existentes fueron reducidos a siete en un primer momento, en 2015 se creó un nuevo municipio por lo cual el número de municipios ascendió a ocho.
Catar ocupa una estrecha península que se adentra 150 km en el golfo Pérsico desde Arabia Saudita, además de algunas islas cercanas a la costa. Gran parte del país es una planicie baja y estéril, cubierta de arena. Al sureste está el Khor al Adaid o 'mar interior', un área de dunas movedizas de arena que rodean una bahía del golfo.
El punto más alto de Catar se encuentra en el Jebel Dukhan al oeste, una serie de bajos afloramientos de piedra caliza que corre de sur a norte desde Zikrit a través de Umm Bab hasta la frontera austral, y que alcanza alrededor de 90 metros sobre el nivel del mar. En esta zona también se hallan los principales depósitos interiores de petróleo de Catar, mientras que los yacimientos de gas natural están en el mar, al noroeste de la península. El territorio ocupa 11 586 km², una superficie similar a la de la isla de Jamaica.
Dentro del bioma de desierto que cubre todo el territorio de Catar, la World Wide Fund for Nature (WWF) distingue dos ecorregiones: el desierto y semidesierto del golfo Pérsico, en la costa, y el desierto y monte xerófilo de Arabia y el Sinaí, en el interior y en el espacio de hidrogenación.
Marismas y franjas de desierto separan a Catar del resto de la península arábiga. Las salinas -llamadas sabchas- a nivel del mar son reliquias de la época en que Catar era todavía una isla. Sólo un ligero levantamiento del terreno creó la conexión con el continente árabe. A partir de estas marismas, se eleva hacia el norte la zona de colinas suavemente onduladas, característica de todo Catar. El punto más alto de Catar es el monte Qurain Abu l-Baul, con 103 m, en el sur del país.
El terreno, predominantemente llano, se caracteriza por un desierto de pedregales y grava. Las dunas de arena sólo se dan de forma esporádica, sobre todo en la costa del extremo sureste. La costa está dividida por varias bahías alargadas. Hay numerosos arrecifes de coral en la costa, especialmente en la parte oriental. Las aguas subterráneas tienen un alto contenido en sal; el agua potable se produce en plantas desalinizadoras de agua de mar. En el sureste se encuentra la laguna marina de Chaur al-Udaid.
Con una baja precipitación anual de menos de 100 mm, Catar es uno de los paisajes más secos del planeta. Debido a su proximidad al Golfo Pérsico, el clima es húmedo, subtropical y caluroso durante todo el año. La humedad oscila entre el 40% y el 70%, según el mes. En verano, no son infrecuentes las temperaturas de 45 °C, mientras que en invierno bajan a una media de 17 °C.
Sin embargo, las temperaturas inferiores a 10 °C han sido más frecuentes, especialmente en los últimos inviernos. A menudo sopla el viento seco y polvoriento del noroeste, el Shamal. El largo verano (de junio a septiembre) se caracteriza por el intenso calor y la alternancia de sequedad y humedad, con temperaturas que superan los 40 °C. Las temperaturas son moderadas de noviembre a marzo, oscilando entre los 39 °C de abril y los 7 °C de enero.
Catar es una península situada en la costa noreste de la península arábiga, que limita con Arabia Saudíta al sur y está rodeada por el Golfo Pérsico. Un estrecho separa a Catar del reino insular de Baréin. La Reserva de Fauna de Al Wabra se creó para dar cobijo a varias especies y es también un lugar para programas de cría. Entre las especies de la reserva se encuentran: El Guacamayo de Spix, antílope beira, tamarino león de cabeza dorada, el dibatag, Encephalartos, guepardo sudanés y la avestruz norteafricana.
Los animales de Catar incluyen chacales asiáticos, liebres del Cabo, caracales, erizos del desierto, zorros rojos, gatos de arena, hienas rayadas, gacelas de arena árabes y jerbos de Wagner. Entre las especies introducidas se encuentra el dromedario; el oryx árabe ha sido reintroducido. El hábitat incluye el desierto árido y semiárido, las dunas de arena, las playas y los manglares. Más de 80 tahúres habitan el paisaje montañoso de la isla de Halul, que se ha expandido a partir de un grupo de seis individuos transportados por primera vez a la isla en 1963.
Los hábitats marinos incluyen arrecifes de coral, marismas de marea, manglares y lechos de algas marinas. Entre las especies marinas se encuentran los moluscos, así como más de 500 especies de peces, siendo los más comunes los pargos negros, las doradas y los peces ángel. Otras especies son carángidos, emperadores, pargos y labios dulces, así como barracudas, peces cabra, meros, peces lagarto, peces conejo, tiburones, rayas y aletas de hilo. También hay delfines blancos chinos, delfines grises y marsopas negras sin aletas. Se sabe que los dugongos se concentran en las costas del país. Durante un estudio realizado en 1986 y 1999 en el Golfo Pérsico, se avistó el mayor grupo de la historia, con más de 600 individuos al oeste de Catar.
Las áreas protegidas de Catar incluyen:
- La Reserva de la Biosfera de Al Reem (designada en 2007) forma parte de la Red Mundial de Reservas de la Biosfera de los Estados Árabes
- Parque de Al Shahaniyah en Al-Shahaniya
- La Reserva Natural de Al Thakira, en Al Thakhira.
- Zona de Conservación de la vida silvestre de Al Wabra
- Parque Dahl Al Hammam, un sumidero en Doha (la entrada al sumidero está ahora cerrada al público)
- Reserva Natural de Khor Al Adaid en Khor Al Adaid.
- Santuario de peces de Khor Al Udeid
- Cueva de Mudhlem en Mukaynis
- Fosa de Musfer en Salwa
- Reserva Natural de Ras Abrouq (también conocida como Bir Zekreet o playa de Zekreet) en Ras Abrouq.
- Parque de Conservación de la Gacela de Ras Ushairij
- Parque Nacional de Umm Tais.
La evolución de Qatar en 100 años, de pescar perlas a vender el gas mundial. - Las imágenes de hace 100 años de Doha, la capital de Qatar, muestran una pequeña ciudad de pescadores con casas bajas y mucho desierto. Entonces, Qatar era un protectorado británico tras la marcha del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial, que vivía de la recolección de perlas, la pesca, la ganadería y el comercio a pequeña escala. En aquellos años estaba a punto de cambiar el destino qatarí cuando se descubrió que el petróleo de sus profundidades era mucho más rentable que las perlas.
El gas qatarí transformó las casas de barro de una o dos plantas en inmensos rascacielos construidos por los mejores arquitectos del mundo. Con todas las salvedades, el crecimiento de Doha se comparado con el de Benidorm, como una pequeña ciudad de pescadores que en unos pocos años ha crecido en forma de rascacielos. La pequeña península del tamaño de Murcia con menos de 20.000 habitantes pasó a ser una potencia con uno de los PIB per cápita más altos del mundo, con unos 67.470 dólares para este año 2022, casi el doble que España.
Aunque el lujoso crecimiento que todos imaginamos tardó en llegar. A finales de los sesenta, los británicos ya habían anunciado que abandonarían sus protectorados del Golfo Pérsico y se planteó la opción de crear una unión de emiratos en las que se incluyera a Qatar y Bahréin, más los siete que actualmente componen Emiratos Árabes Unidos, pero finalmente no salió adelante.
El 3 de septiembre de 1971 el emirato obtuvo su independencia con la monarquía Al Thani al frente del gobierno, buscando en Estados Unidos a un aliado fuerte que le garantizara su independencia frente al resto de potencias regionales. Actualmente, la mayor base aérea de Estados Unidos en Oriente Medio se encuentra a las afueras de Doha.
Con el descubrimiento y explotación de los yacimientos de gas, el emirato siguió un imparable crecimiento. Desde la llegada al poder de Hamad bin Khalifa Al Thani en junio de 1995, el reino protagonizó una importante modernización. Los investigadores Ignacio Álvarez-Ossorio e Ignacio Guitérrez de Terán, comparan al emir como un déspota ilustrado del siglo XXI, en su obra Qatar. La perla del Golfo (Península). Fue este emir el que lanzó la ambiciosa campaña de poder blando a través del deporte que ha llevado al pequeño emirato a organizar el actual mundial, ser propietario de buena parte de las retransmisiones deportivas con su grupo Bein Sport, o pagar los sueldos millonarios de Messi, Neymar y Mbappé en el Paris Saint Germain.
Qatar también es propietario de Al Jazeera, la principal cadena dentro del mundo árabe y posee uno de los fondos soberanos más importantes del mundo, que en la actualidad gestiona un patrimonio de 450.000 millones de dólares. Qatar Investment Authority tiene participación en banca, empresas eléctricas, aeropuertos, marcas de lujo, grandes almacenes o medios de comunicación. Entre muchas otras intervenciones, el emirato es dueño de un 8,7% de Iberdrola.
Anomalías demográficas. - En lo que llevamos de sigo XXI la población de Qatar ha experimentado un crecimiento espectacular con fases en las que creció más de un 20% en un solo año. Una de las curiosidades demográficas que se producen por este sistema es que en el emirato residen muchas más personas extranjeras que de nacionalidad qatarí. Tras Emiratos Árabes Unidos, Qatar es el Estado con mayor porcentaje de población extranjera. Solo un 12,5% tienen la nacionalidad, siendo la mayoría de ellos inmigrantes asiáticos.
De hecho, en 2022 hay más indios que qataríes dentro del mismo país. Esta es una de las características que comparten las petromonarquías del Golfo, que durante las últimas dos décadas han crecido espectacularmente, gracias en parte, a la mano de obra barata asiática. La mayoría de ellos proceden de India, Bangladés, Egipto, Filipinas, Pakistán, Nepal y Sri Lanka.
Tanto los estadios para el Mundial de Qatar como el resto de obras faraónicas de estas megaciudades árabes se han levantado aplastando los derechos laborales de los trabajadores. En el caso de Qatar, el sistema de la kafala es clave para entender estos abusos. La kafala designa las relaciones entre un patrón y sus trabajadores, una relación contractual por la que este jefe se queda con los documentos del trabajador, como su visa y pasaporte y una parte de su salario a cambio de ser el responsable ante el Estado u otra empresa contratante.
Esto se ha traducido según ha denunciado Amnistía Internacional en una explotación de estos trabajadores con abusos como pedir una alta comisión en sus países de origen que podía ir desde los 500 hasta los 4.300 dólares, unas muy malas condiciones de vida con trabajadores viviendo hacinados y sin apenas higiene, mentiras y retrasos sobre el pago de salarios, negativa a renovar o expedir el permiso de residencia por parte de los empleadores, dificultades para poder cambiar de trabajo o salir del país.
Una investigación de The Guardian cifró en 6.500 trabajadores muertos entre 2010 y 2020 en las obras para el Mundial. Las condiciones laborales extremas habrían sido la causa principal de muerte. Aunque estos datos se basan en las defunciones registradas por las embajadas de India, Bangladés, Pakistán, Nepal y Sri Lanka y no se ha podido demostrar que todas estas muertes se hayan producido en las obras para la competición.
La otra gran anomalía también generada por este sistema migratorio es la desproporción entre el número de hombres y mujeres, de los tres millones de residentes en Qatar, solo unas 700.000 son mujeres, que siguen siendo ciudadanos de segunda con muchos menos derechos que los hombres. La sharía, la ley islámica de la que emanan muchas de estas discriminaciones con colectivos como los homosexuales o las mujeres, no se aplica de manera explícita como en Irán y Arabia Saudí. Y en los últimos años, la lupa internacional y las denuncias de organizaciones han mejorado considerablemente los derechos de los trabajadores, suprimiendo la kafala y otorgando nuevos derechos como un salario mínimo y vacaciones pagadas.
El paseo de pescadores de Katara. - Desde una punta a la otra de la zona de playa en Katara, el paisaje se pinta con barcos, sogas, nudos y el aroma a curry, que se entremezcla con el pescado que comienza a asarse en las improvisadas cocinas de los lugareños, que se ubican en un costado a la explanada para ofrecer platos tradicionales. Sobre una suerte de tablero gigante se observan los pescados cosidos a seco, que luego se venden en bolsas a los transeúntes. Apenas una muestra de lo que se puede encontrar en materia gastronómica.
Sin dudas, uno de los grandes atractivos es el paseo de los artesanos, donde se pueden encontrar desde barcos a diferentes escalas hasta llamadores y hornos pequeños, entre otros objetos. Los vendedores, que llegan de diferentes países para ofrecer sus productos: Omán, Emiratos Árabes, Qatar, Irán e Irak son alguno de los países que plantaron su bandera en el lugar. Un collar de perlas, aros y hasta una almeja con su perla son otros de los trabajos artesanales que realizan los artesanos a la vista de los turistas.
Ahmed, dentro de uno de los puestos, juega con un compañero al “keram”, una suerte de billar que se juega sobre un tablero con agujeros a los costados, donde hay que embocar unas fichas. El origen de este divertimento data de la India, pero es muy popular en los países árabes.
Sobre la costa, en la arena misma, se observa a uno de los hombres trabajando con sus manos la madera para darle forma a la réplica de un barco de pesca de unos 80 centímetros de largo. Ante la requisitoria para dialogar en inglés sobre su labor, solo indicó a su interlocutor: “Arabic, arabic”´, para luego continuar como si nada hubiese sucedido.
Antes del momento de la oración, y tras la “bajada” de los barcos a la costa, los pescadores comienzan al arreglo de las redes con las que al otro día, bien temprano, saldrán en búsqueda de los frutos de mar, como hacen a diario desde hace siglos, una tradición que contrasta con todos los adelantos técnicos y tecnológicos que se pueden apreciar en Doha y que rodean la vida diaria de las decenas de miles de habitantes de todo el planeta que se dieron cita en Qatar para disfrutar de la Copa del Mundo.
Sobre el mismo paseo se encuentra el museo Jassim Abdulrahman Al-Mannai. Cuenta la historia misma de los pescadores de antaño, que con sus elementos y artículos preparados por ellos mismos salían en búsqueda del preciado alimento. Osman, un joven nacido en Irak, pinta el costado de lo que será una canoa para salir en búsqueda de peces y frutos de mar. Él muestra una bandera izada con orgullo, y le cuenta a Télam que sus abuelos y padres le enseñaron el trabajo manual con los barcos y que en los próximos días regresará a su patria.
Los turistas quedan maravillados con los trabajos que se observan y con los arreglos de los pescadores de sus elementos para la jornada en el mar el día siguiente; de las comidas, tanto por su variedad como por sus sabores originales, y de las artesanías, futo de la transmisión de saberes y habilidades de generación en generación. De pronto aparece un grupo de soldados y la banda oficial de Qatar para realizar un desfile en el paseo de los pescadores, asombrando a los turistas presentes. En paralelo, en uno de los puestos, un hombre comienza con su rezo y los niños luego se ubicarán en el mismo sitio, para continuar con la oración.
Los turistas, que en gran cantidad se acercan para disfrutar el lugar aprovechando la fecha sin partidos en el Mundial, descubren un lugar por demás pintoresco, de colores y aromas únicos, que de alguna forma posee aún las raíces de un pueblo y una región del mundo cuyos productos, juegos, historia y habilidades manuales son por demás destacables. Mientras la pelota no rueda, Qatar también tiene este costado para ver y disfrutar.
Recorriendo el golfo Pérsico y más. - La península catarí se adentra 150 km en el golfo Pérsico desde Arabia Saudí. Este inhóspito y árido territorio desértico poblado por nómadas beduinos, fue ambicionado por persas y otomanos que se lo disputaron durante siglos hasta que los británicos ocuparon la península, aprovechando su inmejorable posición estratégica hasta casi el último tercio del siglo XX. En 1971, el emirato consiguió su independencia del protectorado británico y se convirtió en uno de los países más ricos del mundo gracias a la comercialización del petróleo y gas natural surgido de sus entrañas.
Durante siglos la economía de Qatar se basaba en la pesca, el comercio y el “cultivo” de perlas, hasta que el descubrimiento de yacimientos de petróleo transformó completamente el país. En 1939 se descubrió petróleo en Dukhan (a unos 80 kilómetros al oeste de la capital), pero debido a la Segunda Guerra Mundial el desarrollo de la industria petrolífera fue lento hasta 1949. Aunque el descubrimiento fue muy significativo, aún lo fue mucho más el hallazgo 30 años después del gas natural. En 1971 se encontró la reserva de gas natural más grande del mundo, el yacimiento South Pars-North Dome, en la costa qatarí.
Qatar se convirtió en la tercera mayor reserva mundial de gas natural (por detrás de Rusia e Irán) y el pequeño emirato pasó a ser el país con mayor renta per cápita del planeta. Su economía se multiplicó exponencialmente gracias a una diversificación que fue más allá de la venta de barriles de petróleo. Doha, la hasta entonces pequeña y humilde capital de Qatar, vivió a partir de los años noventa una transformación radical, convirtiéndose en el centro económico y financiero del rico país.
Este auge empresarial y comercial ha aumentado extraordinariamente su peculiar demografía. La población total del país ronda los tres millones de habitantes, pero solo aproximadamente un 15 % son nativos, siendo mayoría los inmigrantes procedentes de países del sur de Asia, como la India, Shri Lanka, o de países norteafricanos, también hay una importante comunidad de occidentales, incluidos más de 6.000 españoles, concentrándose este incremento poblacional en Doha.
La capital ha experimentado en las últimas décadas unas tasas de crecimiento explosivo a expensas de los residentes extranjeros, lo que ha provocado un auge en la construcción y el sector inmobiliario, que se traduce en un cambio total de la fisionomía de la ciudad en continua expansión, donde proliferan modernos edificios y altas torres que albergan apartamentos residenciales, lujosos hoteles, bancos y oficinas de importantes empresas internacionales.
La capital del emirato se ha convertido en el sueño de los más importantes arquitectos del mundo a los que Doha mima, valorando su ingenio sin límites con los “cheques en blanco” que su riqueza le permite. El skyline ultramoderno de Doha se ha levantado en tan sólo diez años y sigue creciendo para el orgullo del qatarí, que ha visto evolucionar una pequeña villa beduina en pleno desierto a situarse al frente de las ciudades más cosmopolitas y lujosas del planeta.
La impresionante arquitectura contemporánea es uno de los principales atractivos de la capital de Qatar. Pero los petrodólares también han servido para rescatar su patrimonio de la ruina y revitalizar su magnífico casco histórico. Las antiguas construcciones árabes han sido restauradas y se han potenciado nuevas edificaciones tradicionales para mantener viva la esencia de Qatar. Este vertiginoso desarrollo también se ha traducido en el auge de la organización y celebración de importantes eventos culturales y deportivos en la ciudad, lo que ha facilitado su elección como país organizador de la Copa Mundial de Fútbol de 2022, el primer país árabe que lo consigue.
Siendo uno de los objetivos del país promover el turismo, para tal fin Qatar ha invertido miles de millones de dólares en la mejora de infraestructuras, entre ellas aumentar la capacidad del Puerto de Doha para poder recibir a los cruceros más grandes y así posicionar a la capital, entre los principales destinos turísticos para el crucerismo a nivel mundial y aquí llegamos nosotros……. El largo y precioso paseo marítimo bajo las palmeras de MIA Park, bordea la espectacular bahía en forma de herradura en la que pintorescos dhows ponen la nota de color y se ofrecen para pequeños cruceros por las azules aguas del Golfo Pérsico
MIA Park ofrece unas magníficas vistas del skyline de Doha, un horizonte urbano de sorprendentes torres que se iluminan al atardecer (este es uno de los mejores miradores para contemplar la puesta de sol y el despertar de la noche qatarí). A lo largo de MIA Park se encuentran algún bar y alguna cafetería, pero sobre todo jardines y espacios verdes con área de juegos infantiles y zonas para diversas actividades desde conciertos a eventos deportivos, siendo frecuente también la proyección nocturna de películas al aire libre.
Al final del paseo marítimo de MIA PARK se levanta un alto obelisco de acero creado por el artista estadounidense Richard Serra (East Mound-Skyline View – Steel Obelisk). La escultura está hecha de 7 placas de acero, cada una de 78 pies de alto y 8 pies de ancho, dispuestas en forma heptagonal o de siete lados, por lo que se la conoce también como como la escultura ‘7’ que celebra el significado espiritual del número 7 en la cultura islámica. Destaca sobre el telón de fondo del skyline de Doha con su color intenso debido a la reacción de los metales al rocío de agua salada corrosiva del mar.
El clima en Doha consiste en inviernos agradables, secos, ventosos y mayormente despejados, mientras los veranos son tórridos, bochornosos, áridos y parcialmente nublados, además es común que se produzcan molestas tormentas de arena durante los meses estivales. La temperatura generalmente varía de 14 °C a 42 °C. Entre enero a marzo el clima es perfecto en Doha. Los meses de enero, febrero y diciembre cuentan con 7 horas de sol al día, mientras que en noviembre, marzo y abril se puede disfrutar de un total de 10 horas de sol diarias. Las escasas precipitaciones se producen durante este período, con un pico algo mayor en enero.
0 comentarios:
Publicar un comentario