EL OCÉANO Y SUS RECURSOS


Las tortugas o quelonios
(Testudines) forman un orden de reptiles (Sauropsida) caracterizados por tener un tronco ancho y corto, y un caparazón que protege los órganos internos de su cuerpo. Son el grupo de reptiles más antiguo que existe ya que perdura desde el Triásico.


  
Características.- La característica más importante del esqueleto de las tortugas es que una gran parte de su columna vertebral está soldada a la parte dorsal del caparazón. El esqueleto hace que la respiración sea imposible por movimiento de la caja torácica; se realiza principalmente por la contracción de los músculos abdominales modificados que funcionan de modo análogo al diafragma de los mamíferos y por movimientos de bombeo de la faringe. Aunque carecen de dientes, tienen un pico córneo que recubre su mandíbula, parecido al pico de las aves. Al igual que todos los reptiles, las tortugas son animales ectotérmicos, lo que significa que su actividad metabólica depende de la temperatura externa o ambiental. Las tortugas mudan la piel; sin embargo, a diferencia de los lagartos y serpientes, lo hacen poco a poco. También mudan o desprenden los escudos del caparazón, individualmente y aparentemente sin un orden determinado. Las tortugas son anápsidas de manera secundaria, ya que carecen de fenestras temporales. De manera análoga, poseen emarginaciones temporales, bordes cóncavos en la región temporal que sirven para la inserción muscular.


Caparazón.- El caparazón consta de dos regiones:
* Espaldar: es la parte superior o dorsal (también llamado «caparazón»); está constituido por cinco hileras de placas; la central o neural, en posición media, flanqueada a cada lado por las hileras costales, que, a su vez están flanqueadas por las hileras marginales.
* Plastrón: es la parte inferior o ventral (también llamado «peto»).
La estructura, forma y colorido del caparazón de las tortugas varía de una especie a otra. Están compuestos por gruesas placas óseas internas, osificaciones de la dermis que se sueldan a las vértebras y a las costillas; son una excepción las especies de la familia Trionychidae, en las que dichas placas están reducidas o son cartilaginosas (ricas en calcio). Sobre estas placas óseas se extiende uno de los siguientes revestimientos:


* Piel especialmente consistente, casi coriácea (parecida al cuero).
* Placas córneas de queratina, comparables a las escamas de los demás reptiles.
* Escudos óseos cubiertos por una fina capa córnea ligeramente calcificada (solo en el caso de las tortugas terrestres; es decir, la familia Testudinidae).
Las tortugas que presentan revestimiento cutáneo son las tortugas de caparazón blando (familia Trionychidae) y la tortuga nariz de cerdo (Carettochelys insculpata). También la tortuga marina laúd (Dermochelys coriacea) tiene revestimiento cutáneo pero fortalecido con numerosas láminas óseas pequeñas. El resto de las tortugas tiene un caparazón formado por placas óseas con revestimiento de escudos queratinosos. Dichas placas no coinciden en número, posición ni tamaño con los escudos, lo que proporciona rigidez y solidez a ese tipo de caparazón.


Tipo de huevo y desarrollo embrionario.- Al igual que los huevos en sus hermanos reptiles y aves, los huevos de las tortugas están rodeados por una membrana vitelina, tres capas de albumen y cutícula. Los huevos de las tortugas tienen un par de membranas de separación: una gruesa capa de albúmina y la concha calcárea. Estos huevos son situados en la tierra y son incubados en condiciones naturales, donde están expuestos a diversas condiciones como la temperatura y humedad relativa que pueden ser fundamentales para el desarrollo previo del huevo y del embrión que dentro este huevo se está desarrollando. El huevo es meroblástico telolecitico, el cual se caracteriza por que la yema o el polo animal se encuentra separado del polo vegetal, y en el caso de este tipo de huevo solo se divide para formar las tres capas embrionarias el polo animal. 


Cabe destacar que el desarrollo de las tortugas, previo a la fertilización, pasa por un clivaje o división celular que se caracteriza por ser discoidal, formando un blastodermo. Este blastodermo va a permitir el desarrollo de las tres capas germinales, que luego se van a dar lugar a la formación del embrión. Gracias a técnicas avanzadas de biología del desarrollo podemos obtener mapas de seguimiento celular, en los cuales podemos seguir una celular de cualquier capa germinal y determinar qué tejido formará de acuerdo a la especificación de las células que lo componen. En las tortugas tenemos:
* Ectodermo: formación de epidermis, cerebro (SNC), cresta neural, espina cordal.
* Mesodermo: formación de músculos donde encontramos corazón somitas, caparazón o espaldar, plastrón, notocordio.
* Endodermo: formación de tubo digestivo, hígado, intestinos.



Los organismos que pertenecen al grupo de los Testudines tienen un plan básico muy característico. Este plan básico se compone del desarrollo prolongado de sus vértebras torácicas, formando una espalda alongada que se le llama caparazón. Pero todo esto se desarrolla desde que el organismo es un embrión, por lo tanto el desarrollo del embrión es fundamental para el desarrollo del plan corporal del organismo ya salido del huevo. Los embriones de los quelonios obtienen una porción sustancial del calcio usado en la osificación de los elementos esqueléticos de las superficies internas de la cáscara del huevo, lo que les permite tener un desarrollo sustancial en sus capas esqueléticas, lo cual parece ser determinante si observamos que las tortugas son cubiertas en su gran mayoría por estructura ósea. Los embriones de los quelonios, gracias a su metabolismo, excretan gases respiratorios. Estos gases por proceso de difusión pasan por poros de la cáscara del huevo calcárea y por espacios entre las fibras del par de membranas del huevo. 



Esto es fundamental para el desarrollo del embrión dentro del huevo, dado que si estos gases se acumularan dentro del huevo podrían llegar a provocar la muerte del embrión, ya que podría llegar a romper las membranas del huevo antes de que el embrión se desarrolle totalmente. El metabolismo de los embriones de las tortugas depende de la temperatura y de las condiciones en las cuales son criadas, como ocurre con la mayoría de organismos ectotérmicos. Para cada especie de este orden, no parece haber una temperatura particular a la que el desarrollo embrionario, aún que en nuevos estudios se plantea y se estudia la idea que la temperatura es un factor determinante en la determinación del sexo del embrión que se desarrolla dentro del huevo, por lo tanto a diferentes temperaturas se obtendrá tasas diferentes de machos y de hembras en una puesta. Igualmente, las desviaciones abruptas del rango de temperaturas óptimas para el desarrollo del embrión provocan aumentos en las anomalías del desarrollo y / o la mortalidad embrionaria.


  
Ecología.- El metabolismo de las tortugas es muy lento, y las especies acuáticas pueden permanecer sin respirar durante mucho tiempo. En climas templados todas las especies hibernan regularmente. La alimentación de las tortugas varía dependiendo del hábitat y la especie. La mayor parte de las especies terrestres son herbívoras y su dieta consiste principalmente en plantas, frutas o verduras. Algunas pocas son omnívoras y puede consumir invertebrados tales como insectos, caracoles, lombrices, etc. También existe casos de tortugas terrestres devorando pequeños reptiles aunque es poco frecuente. Las tortugas marinas en mayor medida son omnívoras o carnívoras y se alimentan de algas, corales, esponjas, moluscos, crustáceos y peces. La reproducción es ovípara y la incubación se realiza en nidos que ellas mismas excavan en la tierra, donde el calor necesario es aportado por irradiación solar. 


Dependiendo de la especie, los huevos tardarán entre 70 y 120 días para eclosionar. Un caso especial es la primitiva tortuga terrestre asiática Manouria emys, que construye un nido de aproximadamente 50 cm de altura a base de tierra y hojas. Es proverbial la extrema longevidad de las tortugas. Una de las tortugas que se conoce que vivió más es una tortuga de las Galápagos de Charles Darwin llamada Harriet; nació en 1830 y murió el 25 de junio de 2006 (vivió 175 años). Hay tortugas de hábitat terrestre, marino y de agua dulce. También existen gran cantidad de especies que pasan una parte del tiempo en tierra firme y otra parte en agua dulce. Las de hábitat terrestre presentan dedos libres, mientras que las de los hábitats acuáticos tienen las extremidades transformadas en aletas o bien los dedos unidos por una membrana. El tiempo de inmersión en el agua de algunas especies varía entre 60 segundos y una hora​. Estas largas inmersiones son posibles gracias a la capacidad que tienen algunas especies de realizar metabolismo anaeróbico



Origen y evolución.- El primer organismo relacionado con tortugas es Eunotosaurus, un reptil que poseía un ensanchamiento de costillas (cuya función era apoyar en la respiración-ventilación a los músculos del tronco). Posteriormente, aparece Pappochelys, caracterizada por tener una gastralia, es decir, un acomodo similar al del plastron de tortugas actuales. Y por último aparece Eorhynchochelys que poseía un pico desdentado característico propio y compartir algunas similitudes anatómicas. Era una especie marina y aún sin caparazón. El testudino más antiguo que se conoce es Odontochelys, que vivió en Asia meridional en el Triásico, hace 220 millones de años, lo que supone que las tortugas formen uno de los grupos de reptiles más antiguos, mucho más antiguos que los lagartos y serpientes. Era acuática, y poseía un plastrón bien definido, pero el espaldar era primitivo. La siguiente tortuga fue Proganochelys (antes Triasssochelys), que vivió en el Triásico superior de Eurasia hace unos 210 millones de años Era una tortuga primitiva, con un caparazón parecido al de las especies actuales, pero poseía aún dientes en el paladar; la cabeza, cola y patas no podían retraerse dentro del caparazón, pero estaban protegidas por espinas. Originalmente, las tortugas eran terrestres; 100 millones de años después de su aparición, algunas evolucionaron para ser acuáticas y 50 millones después evolucionaron para ser marinas. Se puede decir que las tortugas marinas evolucionaron de líneas de descendientes por más de 80 millones de años.



Durante mucho tiempo se pensó que las tortugas eran los únicos sobrevivientes de un linaje de reptiles ahora extinto conocido como Anapsida o Parareptilia, que se caracterizan por la ausencia de fosas temporales o pares de agujeros detrás del cráneo, las tortugas tienen este rasgo y por ello se supuso que las tortugas pertenenecian a este grupo. Sin embargo a partir de la década de los 90 varios estudios moleculares o genéticos indicaron que las tortugas debían ser incluidas dentro los diápsidos estando muy estrechamente emparentados con los arcosaurios (cocodrilos, aves, dinosaurios),​ no obstante algunos autores en 2012 y 2015 basándose en otros criterios clasificaron a los lepidosaurios (lagartos, serpientes y tuátaras) como sus parientes más cercanos y no a los arcosaurios. Los diápsidos son reptiles que se caracterizan por presentar dos fosas temporales o dos pares de agujeros detrás del cráneo. Debido a falta de evidencias fósiles varios paleontólogos no podían aceptar la propuesta y pensaban que parecía poco probable que no haya habido antepasados de tortugas con cráneos diápsidos que no dejaran restos y que esto se debían a que son en sí anápsidos o parareptiles, pero los datos moleculares lo contradicen. Por tanto su relación con otros reptiles quedaron inciertas o en materia de discusión.


En 2015 un estudio que se centró en el cráneo de Eunotosaurus considerado un antepasado de las tortugas, descubrió que fue clasificado incorrectamente como anápsido y que sus fosas se encontraban tapadas por distintos huesos, por ejemplo: la fosa superior se encontraba tapada por el hueso supratemporal y la fosa inferior por el escamosal.​ El posterior descubrimiento de Pappochelys y Eorhynchochelys los cuales son claramente diápsidos, proporcionan la evidencia suficiente de que las tortugas pertenecen a Diapsida y que el cráneo anápsido de las tortugas era un caso de convergencia evolutiva. También algunos anápsidos tienen fosas temporales como los milleretidos y algunos diápsidos como los sauropterigios o ictiosaurios perdieron una fosa temporal, esto indica que las diferentes configuración craneales no son una característica ancestral bien definida. 


Los estudios que usan evidencias fósiles y genéticas sugieren que los sauropterigios el grupo de reptiles marinos que incluye los (plesiosaurios, placondotos, notosauroideos) y el Sinosaurosphargis, son de hecho parientes cercanos de las tortugas formando el clado Pantestudines​ que filogenéticamente se incluye en Archosauromorpha con el nombre de Archelosauria, otros autores lo incluyen en Lepidosauromorpha como Ankylopoda, sin embargo la primera propuesta cuenta con mayor aceptación ya que la relación entre tortugas y arcosaurios ha sido probada usando diversos métodos moleculares como elementos ultraconservados,​ secuencia de ADN, ADN mitocondrial, micro ARN y proteínas​ lo que sugiere un antepasado más reciente con el primero que con el segundo. Se creé que los pantestudines se separaron de su grupo hermano los archosauriformes, a mediados del Pérmico.

  
Las tortugas en las culturas del mundo.- Las tortugas se describen con frecuencia en la cultura popular como criaturas tolerantes, pacientes y sabias. Debido a su larga vida, movimientos lentos y una apariencia arrugada, son un emblema de la longevidad y la serenidad en muchas culturas alrededor del mundo. Además tienen un papel importante en las mitologías del mundo, y a menudo debido a su longevidad están implicadas en mitos de la creación o se utilizan como símbolos de la biología marina y el ecologismo. Una de las más famosas fábulas de Esopo es la tortuga y la liebre, en la cual el autor hace énfasis en la paciencia de la tortuga para ganarle a la liebre. Los romanos nombraron tortuga a una formación defensiva imitando su caparazón. En dicha formación, los escudos cubrían por encima de los soldados. Por extensión, una máquina medieval fue denominada tortuga. En China el carácter tradicional chino que simboliza la tortuga (龜) muestra una cabeza como la de una serpiente en la parte superior, a la mitad izquierda muestra las patas, a la mitad derecha la cáscara y en la parte inferior la cola. Según el "Libro de ceremonias", el rinoceronte, el fénix, la tortuga y el dragón son las cuatro entidades que posee el espíritu. Los caparazones de tortuga eran utilizados por los antiguos chinos en la dinastía Shang para la adivinación, y algunos chinos son de la opinión que su escritura fue tomada de las señales en la parte posterior de la tortuga.

  
Una tortuga se pone a menudo en la base de monumentos funerarios de China. La leyenda sostiene que las columnas de madera del templo del cielo en Beijing fueron construidas en los caparazones de tortugas vivas, ya que pensaban que estos animales eran capaces de vivir por más de 3000 años sin comida ni agua y están adornados con un poder mágico que impide que la madera entre en descomposición. Según las creencias tradicionales japonesas, sobre una tortuga está el paraíso para los inmortales y simboliza la longevidad, buena suerte y el apoyo. También es el símbolo de Kumpira, el Dios del pueblo marinero y en el arte japonés se basan en la forma casi hexagonal del caparazón de una tortuga a veces con pequeños hexágonos dentro de ellas para muchos de sus diseños tradicionales. En la mitología hindú, se cree que el mundo descansa sobre las espaldas de cuatro elefantes que están parados en el caparazón de una tortuga. En el hinduismo Akupara es la tortuga que lleva el mundo sobre su espalda, defendiendo la tierra del mar. El templo de Sri Kurmam en Andhra Pradesh, India, se dedica Kurma la tortuga gigante. Kurmavatara es también Kasyapa, la estrella del norte, el primer ser viviente, padre de Vishnu el protector. El plastrón simboliza el mundo terrenal y el caparazón del mundo celestial.

  
La tortuga del mundo lleva la tierra sobre su espalda en mitos de Norteamérica. En la tradición Cheyenne, el espíritu del gran creador Maheo amasa algo de fango que toma desde el pico hasta que se expande tanto que sólo vieja abuela tortuga puede apoyarlo en la espalda. En la Tradición Mohawk, el temblor o sacudida de la tierra es concebida como una señal de que la tortuga del mundo se extiende bajo el gran peso que lleva y los indios de Norteamérica utilizan peines de caparazón de tortuga para indicar el margen entre la vida y la muerte. Según sus creencias, el árbol cósmico emerge de la columna vertebral de la tortuga. Y en la Polinesia la tortuga personificada en las marcas de tatuaje de guerra era una costumbre entre guerreros donde la tortuga es la sombra de los dioses y el Señor de los océanos.

  
Clasificación.- Los testudinos se subdividen en tres subórdenes, uno de ellos extintos:
Suborden Cryptodira
Infraorden Eucryptodira 
Familia Chelydridae
Familia Meiolaniidae


Superfamilia Chelonioidea.- Es una superfamilia de tortugas que comprende las tortugas marinas. Consta de dos familias actuales: Cheloniidae y Dermochelyidae, que incluyen siete especies vivas. Algunas de estas especies viven en todos los océanos, excepto en las regiones polares, y hacen grandes migraciones, como la tortuga verde (Chelonia mydas), la tortuga de carey (Eretmochelys imbricata), la tortuga boba (Caretta caretta) o la tortuga laúd (Dermochelys coriacea). Otras tienen una distribución mucho más limitada como la tortuga olivácea (Lepidochelys olivacea) o la tortuga bastarda (Lepidochelys kempii). La tortuga plana (Natator depressus) se encuentra únicamente en la costa norte de Australia.

  
¿Una octava especie? Frecuentemente se considera que el género Chelonia incluye la especie Chelonia mydas con dos subespecies: la tortuga negra C. m. agassizii (Bocourt, 1868) en el Pacífico Oriental (de Baja California hacia el sur hasta Perú y hacia el oeste hasta las Islas Galápagos) y la tortuga verde C. m. mydas (Linnaeus, 1758) en el resto del rango de distribución global. Sin embargo, existe controversia sobre el estatus taxonómico de la tortuga negra ya que difiere de la tortuga verde en tamaño, coloración, forma de carapacho (Groombridge y Luxmoore, 1989) y características osteológicas. Los resultados de diversos análisis de ADN tanto mitocondrial como nuclear no apoyan la distinción de la tortuga negra como una especie distinta (Bowen et al., 1992; Karl y Bowen, 1999). Por lo mismo, los tratados y convenciones internacionales como la Convención Internacional para el Comercio de Especies en Peligro de Extinción (CITES) y la Convención Interamericana para la Conservación de las Tortugas Marinas (CIT) solamente reconocen a la especie Chelonia mydas.

  
Descripción general.- Las tortugas marinas poseen unos caparazones que se unen lateralmente, lo que las protege de los depredadores y las variaciones en la temperatura. Sin embargo, no todos los caparazones de las tortugas son iguales. Por ejemplo, la tortuga laúd (Dermochelys coriacea) tiene un caparazón flexible y delgado, por eso se le suele llamar tortuga de cuero. Las tortugas marinas pueden vivir de 150 a 200 años según su especie. Pueden alcanzar 27 km/h a 35 km/h nadando en el mar. Poseen un cuello conformado por 8 vértebras, el cual no pueden introducir dentro del caparazón, y tienen en general poca movilidad. Las tortugas carecen de dientes, pero tienen picos cortantes en la parte superior e inferior de su boca. Por otro lado, algunas tortugas marinas han modificado sus papilas gustativas en forma de pinchos afilados, estos les sirve para evitar que se escapen las presan, como las medusas. Además no poseen oídos externos, sino un oído interno muy eficiente. Pueden oír por las vibraciones del suelo y detectar la presencia de sus depredadores. Poseen una lengua muy áspera.

  
Adaptación.- Las tortugas marinas son reptiles y por lo tanto son animales ectotermos, es decir, su temperatura corporal se ve afectada por las condiciones del medio. Las tortugas marinas regulan su temperatura alterando su comportamiento, como realizando inmersiones a gran profundidad para enfriar su cuerpo o nadando más rápido para que el calor de la actividad muscular aumente su temperatura. Las tortugas marinas también escogen las corrientes de agua fría o caliente con el mismo objetivo. El sentido del olfato en las tortugas marinas es débil pero el de la vista se desarrolla mejor en estas que en las terrestres. El sentido del oído es muy agudo. Las tortugas marinas tienen un sentido de la orientación muy desarrollado, el cual les permite regresar a desovar a la misma playa en la que nacieron.

  
Reproducción.- Los machos suelen ser más pequeños que las hembras y tienen la cola más larga y ancha. No son vistos en tierra porque son las hembras las que depositan los huevos en la playa. Las tortugas marinas poseen un orificio que tiene doble propósito: Expulsar el excremento y la reproducción. El pene de la tortuga macho se exterioriza a la edad de 6 a 8 años. A la hora del apareamiento los machos se posan en la parte superior de la hembra, clavan las garras e introducen el semen en la hembra, que puede almacenarlo durante varios años. La reproducción se suele dar en aguas profundas.

  
Incubación.- Los huevos tardan 2 a 3 semanas en formarse dentro de la hembra. Las tortugas hacen un recorrido muy largo por la playa hasta encontrar el lugar perfecto para el desove. Los lugares para el depósito de los huevos tienen que estar sin vegetación y a cierta distancia de la costa, ya que la marea alta podría llegar al lugar de incubación y arrastrar a los huevos. Para realizar la puesta las tortugas escarban un hoyo de entre 40 cm a 60 cm en los que depositan de 50 a 100 huevos. La temperatura del nido es la que determina el sexo de las tortugas. La incubación puede durar entre 40 o 70 días. Los huevos se enfrentan a peligros como perros, mareas altas, traficantes de huevos para su posterior venta, turistas clavando sombrillas o haciendo castillos de arena. Las nuevas tortugas tratan de emerger en la noche cuando no hay tantos predadores y la temperatura baja. Las pequeñas tortugas siempre esperan hasta que todas sus hermanas salgan del huevo, así salen todas a la vez dirigiéndose al mar.

  
Crecimiento y alimentación.- Las tortugas de tierra son herbívoras; las de agua dulce, carnívoras y las de mar, omnívoras. Las tortugas marinas comen coral, que les provee de calcio, vegetación acuática, algas, y las más carnívoras comen pequeños invertebrados o pulpos, las tortugas baúlas comen medusas. Las tortugas migran constantemente entre las áreas de alimentación y las de reproducción. Las tortugas se encuentran en las áreas de reproducción en invierno y en las de alimentación en verano. Las tortugas marinas tienen un crecimiento ininterrumpido durante toda su vida. Al nacer, las tortugas pueden pesar 50 g, en un año 2 kg, a los 3 años 20 kg y 300 kg en la madurez (14 años). La madurez sexual la alcanzan entre los 6 y los 15 años.

  
Peligro de extinción.- El hombre ha matado tortugas para aprovechar todo lo que hay en ella: carne, huevos, piel y su caparazón. Por ende ha habido masacres de tortugas y ahora la mayoría están en vías de extinción. Actualmente, se conservan las playas de desove como parques nacionales o reservas protegidas. Los huevos de tortuga se comen en La India. En Sudamérica el aceite extraído de la tortuga tiene un gran valor como aceite para lámparas. En otros lugares se usa el caparazón para fabricar instrumentos musicales. Pero se pagó un gran precio con las masacres, ya que en tres siglos se mataron 100 millones de tortugas verdes. En la actualidad se está educando a la población mundial para que ayude en la protección de estos animales; además se está implementando una nueva técnica para redes de pesca TED (Turtle Exclusion Device, ‘dispositivo de exclusión de tortugas’) el cual permite que las tortugas salgan de las redes de pesca. También la WWF está ayudando a proteger a las tortugas marinas, con mayor peligro de extinguirse, haciendo donaciones a las organizaciones que las protegen.
Familia Protostegidae
Familia Thalassemyidae
Familia Toxochelyidae


Familia Cheloniidae.- Los quelónidos (Cheloniidae) son reptiles testudines con cuatro extremidades cortas, mandíbulas sin dientes y cuerpo protegido por un caparazón duro dentro del cual pueden retraer la cabeza, las extremidades y la cola. Asimismo, son una familia de tortugas marinas que incluye cinco géneros. Todas sus especies se hallan en peligro de extinción. La familia Cheloniidae está dividida en tres subfamilias, 11 géneros, seis de ellos extintos y seis o siete especie actuales.


Lepidochelys olivacea.- La tortuga olivácea o golfina.- Es una especie de tortuga de la familia Cheloniidae. Es la más pequeña de las tortugas marinas. Mide hasta 70 cm y pesa alrededor de 40 kilos. Se alimenta de una gran variedad de invertebrados marinos. Ampliamente distribuida en el mundo con excepción del Atlántico norte. Se considera como Vulnerable por la IUCN. Mide aproximadamente de 60 a 70 cm; de adultos presentan un color verde olivo. El caparazón tiene forma de corazón o redondeado. Su longitud promedio en los adultos es de 67 cm, con un peso promedio aproximadamente de 38 kg, y máximo de 100. La cabeza es subtriangular y mediana; el caparazón se compone de cinco pares, con un máximo de 6 a 9 divisiones por lado; los márgenes son lisos; el caparazón es oscuro en color verde oliva, con una superficie inferior de color amarillo.


Reproducción.-Estas tortugas cavan nidos de unos 40 cm aproximadamente en donde deposita de 80 a 150 huevos que pone en un hoyo en forma de cántaro para que mantengan la temperatura ya que de esa manera aguardan la calor entre todos los huevos. El periodo de incubación es de 45 a 60 días dependiendo de la temperatura; la temperatura masculinizante será de 26 °C, mientras que la que dará origen a las hembras será de 32 °C. Existen estudios que muestran que el número promedio de nidos de tortuga Lepidochelys olivacea en estos cinco últimos años es de 202 000.

  
Alimentación.- Las tortugas golfinas son omnívoras, alimentándose de cangrejos, camarones, langostas de roca, la vegetación marina, algas, caracoles, peces y pequeños invertebrados; a veces se alimentan lapiceros en aguas poco profundas.


Distribución.- Se distribuye por la mayor parte de los mares tropicales del mundo. Es en estas regiones donde cría. También se encuentra en mares de regiones subtropicales que usa para sus movimientos migratorios. Abundan en el Pacífico oriental; predomina una mayor concentración de ellas en Venezuela, México, Guatemala; Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, al sur de Panamá y Colombia. También se encuentra en Ecuador, Perú y el norte de Chile.


Familia Dermochelyidae.- La tortuga laúd, tinglar o baula.- Dermochelys coriacea.- Es una especie de reptil de la familia Dermochelyidae.​ Es la mayor de todas las tortugas marinas, alcanzando una longitud de 2,3 metros y un peso de más de 600 kilogramos. Un individuo macho llegó a pesar 916 kilogramos, aunque las tortugas de este tamaño son raras. Se encuentra en todos los mares tropicales o subtropicales y es la única especie de su familia. Esta especie tiene multitud de características únicas que la distinguen en buena medida de otras tortugas marinas. Su tasa metabólica es aproximadamente 3 veces mayor de lo esperado en un reptil de su tamaño, lo que, unido a sus intercambiadores de calor contra corriente y su gran tamaño, permite mantener una temperatura corporal de hasta 18 °C sobre el agua circundante. Algunos científicos incluso opinan que la tortuga laúd tiene alguna capacidad para generar su propio calor corporal, como un mamífero, a pesar de que los reptiles son ectotermos o de "sangre fría", por lo que dependen de la temperatura externa para regular la suya propia. Sin embargo, también puede considerarse a esta especie como gigantoterma.

  
Descripción.- La tortuga laúd es la mayor de todas las tortugas actuales y muy diferente del resto, tanto en su apariencia como en su fisiología. El caparazón puede llegar a superar los dos metros, es de tipo mosaico y presenta un total de siete quillas en el dorso y el vientre.​ Esta concha no está formada por escudos óseos, sino que está hecha de tejido conectivo blando (de ahí el nombre de tortuga de cuero que se le da a veces). En el caparazón no se observa el pecho ni el afilado borde lateral, solo una suave curva que da una apariencia semicilíndrica al animal. Esta forma, que recuerda vagamente al instrumento musical, es la que le ha dado el nombre de tortuga laúd. Las aletas delanteras de la tortuga laúd son mucho más largas que en todas las demás tortugas, tanto proporcionalmente como en tamaño bruto. En los individuos adultos, la distancia de punta a punta puede ser de hasta 270 centímetros. El pico ha desarrollado una forma de gancho para ayudar a la tortuga laúd a morder medusas y su garganta tiene barbas apuntando hacia dentro que le ayudan a tragárselas.

  
Reproducción.- Las tortugas laúd se aparean en el mar. Los machos nunca abandonan el agua una vez que entran en ella como crías. Las hembras se aparean cada tres o cuatro años, volviendo a las playas donde ellas mismas nacieron para depositar sus huevos. Una hembra puede dejar hasta cien huevos en cada deposición. El intervalo entre una puesta y la siguiente es de unos nueve días. El primer apareamiento se produce después de que la tortuga haya cumplido diez años. Después de encontrar una hembra (que posiblemente exuda una feromona para mostrar su disponibilidad reproductiva) la tortuga laúd macho usa movimientos de la cabeza, toques con el hocico, mordiscos o movimientos de las aletas para determinar su receptividad. Las tortugas marinas se encuentran a menudo con dificultades y a veces incluso peligrosas maniobras cuando intentan reproducirse. El macho tiene que montar la hembra desde detrás y subirse encima con el fin de poder copular, pero a veces los caparazones obstruyen este proceso. 


El apareamiento puede también volverse peligroso cuando el macho está tan desesperado por conseguir aparearse que pasa demasiado tiempo bajo el agua, y tras el encuentro con la hembras, hasta otra hora sin tomar aire. La fertilización es interna, y es normal que varios machos se apareen con una sola hembra. Este comportamiento puede haber evolucionado para asegurarse contra la infertilidad masculina, eliminando el exceso de esperma de baja calidad y permitiendo a la hembra seleccionar el mejor, además de incrementar la variabilidad genética de la descendencia. Sin embargo, los estudios han demostrado que la poliandria en las tortugas marinas en realidad reduce el éxito de la fertilización.


 La división de la célula comienza unas horas después de la fertilización, pero el desarrollo es suspendido durante la etapa de gástrula para mover y envolver las células embrionarias hasta que los huevos son depositados. El desarrollo se reanuda pronto, pero los embriones siguen siendo extremadamente susceptibles de morir en sus nidos por movimiento del huevo hasta que las membranas se desarrollan completamente durante los primeros 20-25 días de incubación, cuando la diferenciación estructural de cuerpo y órganos (organogénesis) prosigue.

  
Las playas de anidación deben estar cubiertas de arena blanda y tener una zona de agua costera poco profunda. Esto se debe a que sus blandas conchas se dañan fácilmente con las rocas duras. Esto es una fuente de vulnerabilidad para las tortugas debido a que estas playas son susceptibles de erosionarse. Las hembras excavan un nido sobre la línea de la marea alta con sus aletas y sólo hacen las deposiciones por la noche puesto que el calor del día aumenta la temperatura corporal que deben mantener por encima de su límite y puede resultarles peligroso. Entonces comienzan a depositar sus huevos, produciendo unos 110 de los cuales 70 son más largos y fértiles, y los 40 restantes más pequeños y estériles. Estos 40 huevos restantes sirven al resto como amortiguadores y protección y son depositados con ese único propósito siendo la única especie de tortuga que hace esto. 


Las hembras cubren cuidadosamente el nido, asegurándose de camuflarlo frente a los depredadores con una capa de arena. Los huevos se incuban durante 60 días. Al igual que otros reptiles, la temperatura ambiente del nido determina el sexo de las crías. Los huevos se abren mientras continúan bajo la arena y todas juntas como uno sólo, después del anochecer, las crías cavan su camino hacia la superficie y siguen su marcha hasta el mar. Una vez que las crías alcanzan el océano no vuelven a verse normalmente hasta llegar a la madurez. Muy pocas de ellas sobreviven a este misterioso periodo para convertirse en adultos. Muchas son devoradas por aves e incluso otros reptiles antes de que tengan la oportunidad de sumergirse en el agua. Cuando las luces de las ciudades son visibles desde la zona de anidación, las crías de tortuga laúd son atraídas por las luces y se alejan del mar. Muchas de estas crías son atropelladas por el tráfico rodado o perecen de otras formas.

  
Las tortugas laúd atlánticas anidan entre febrero y octubre según las zonas, en España se han registrado puestas de tortuga laúd en Lanzarote (islas Canarias), pero sus playas preferidas son las de la desembocadura del río Marowijne en Guyana, Plapaya Honduras, Bigi Santi (Surinam), Quintana Roo, Acandí choco (Colombia), Isla de Culebra (Puerto Rico), Laguna Jalova y Naranjo en Costa Rica, Terenganú (Malasia), así como Mexiquillo, Tierra Colorada y numerosas playas más de México. Mexiquillo es probablemente la mayor área de anidación de esta especie en el mundo, mientras que Terenganú se reduce cada año debido a la presión humana, hasta el punto de que ha habido temporadas en que no se han visto llegar tortugas laúd a Malasia, a pesar de ser históricamente la zona asiática más frecuentada por estos animales. 


En el Pacífico americano, el principal lugar de anidamiento es Playa Grande,5​ ubicada en el parque nacional Marino Las Baulas, en la provincia de Guanacaste de Costa Rica. Se ha demostrado que existe un corredor biológico marino de estos reptiles en el Pacífico, que abarca 7000 km de viaje, en una travesía que incluye Costa Rica como sitio de desove, luego las Islas Galápagos en Ecuador (donde repostan para continuar la travesía, pero no desovan) y finalmente, Sudamérica, donde la ruta se ramifica.


Alimentación.- Las tortugas laúd subsisten gracias a una dieta de medusas y algas marinas. Debido a la naturaleza transparente de sus presas, las tortugas laúd a menudo se asfixian comiendo trozos de plástico a la deriva. Se han encontrado ejemplares muertos con bolsas de plástico, piezas de plástico duro e hilo de pescar en el estómago. Las tortugas laúd poseen un gran número de papilas queratinizadas en la boca y el esófago que apuntan hacia adentro y que permiten retener el alimento cuando expulsan el exceso de agua salada con ayuda de la musculatura del esófago. Además el esófago tiene una gruesa capa de grasa que serviría de aislamiento térmico. 



Esta especie hace viajes de miles de kilómetros y se alimenta principalmente de medusas. Se orientan con la ayuda del campo magnético. Esta tortuga abandona cada año las aguas tropicales para ir a las aguas polares siguiendo la corriente del Golfo. Si bien la medusa es la mayor parte de su alimento, también puede comer peces, crustáceos, calamares, erizos de mar y algas. Puede comer cada día una cantidad de medusas equivalentes a su propio peso, hasta 50 individuos de la medusa grande. La tortuga laúd, pues, tiene un papel crucial en el mantenimiento del equilibrio ecológico y también económico. En efecto consumiendo medusas reduce su número y así estas no comen los peces pequeños y aumenta la pesca.

  
Distribución y hábitat.- Las tortugas laúd viven en casi todos los océanos del mundo, aventurándose mucho más al norte o sur que otras tortugas marinas gracias a su peculiar sistema de regulación de la temperatura corporal. En los meses de verano, las tortugas laúd son más comunes en la zona que va desde el golfo de Maine al norte hasta Florida en el sur. Han sido observadas también al norte del golfo de San Lorenzo, en Canadá. Las tortugas laúd del océano Pacífico son más vistas a menudo en las islas Hawái, donde se sabe que se congregan al norte del archipiélago. Cuando se aproxima el invierno se dirigen al sur, al mar Caribe y las zonas costeras de América del Sur y África, donde se encuentran con las tortugas procedentes de Europa. En este último lugar, gracias a la corriente del Golfo, se aventuran aún más al norte durante los meses veraniegos, y han llegado a ser vistas de forma esporádica frente a las costas de Noruega y en el mar Báltico. Las poblaciones del este de Asia emigran hacia las costas de Indonesia y Australia y el océano Índico. Gracias a recapturas, se conoce que esta especie de tortuga realiza migraciones transoceánicas, por ejemplo individuos marcados en Gabón, África, han sido recapturados en aguas del océano Atlántico sudoccidental. Las tortugas prefieren aguas profundas pero se agrupan más a menudo cuando arriban a tierra. En el verano son vistas frecuentemente tomando el sol cerca de la superficie, particularmente en el estuario de Long Island, donde han sido heridas a veces al colisionar con las hélices de los barcos.

  
Amenazas y conservación.- En Estados Unidos, la tortuga laúd ha sido clasificada como en peligro a lo largo de toda su distribución desde 1970. Se le ha incluido también en la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES). Esto hace que sea ilegal herir o matar las tortugas. Las tortugas laúd adultas son grandes animales, no particularmente vulnerables a los depredadores. Los huevos y las crías recién nacidas, en cambio, son las que corren más peligro de todas. Aves, perros y otros depredadores oportunistas han sido vistos excavando nidos y consumiendo huevos. Las crías son también vulnerables en el trayecto desde el nido hasta el mar. Una vez que entran en el agua se convierten en presas de muchos nuevos depredadores y muy pocas sobreviven hasta la edad adulta. La actividad humana amenaza a las tortugas laúd de muchas maneras. Creyéndolos olvidados, los huevos son recogidos por la gente en las islas circundantes y probablemente en otros lugares. La remodelación de las playas puede perturbar o destruir el particular tipo de hábitat que las tortugas de cuero necesitan para anidar, y las luces de las ciudades pueden causar que las crías se alejen del mar en lugar de ir hacia él. El uso humano de las playas puede destruir nidos y puestas o enterrar huevos a demasiada profundidad para que las crías puedan emerger. Finalmente, los humanos pueden dañar a las hembras nidificantes movidos por la curiosidad.

  
Mientras los adultos están en el mar sus mayores amenazas proceden por completo de los humanos. Las ingestiones de plásticos, caucho, alquitrán, aceite de motor y otros productos sintéticos pueden matar una tortuga laúd adulta o dañarla seriamente. Muchas han sido heridas por colisiones con embarcaciones, especialmente en aguas poco profundas. El equipo asociado a la pesca comercial, incluidos hilos, redes, cuerdas y cables pueden enredarse en las tortugas adultas y ahogarlas. A pesar de que los "Dispositivos de Exclusión de Tortugas" son obligatorios para las redes, a menudo fallan cuando se trata de permitir que un animal del tamaño de una tortuga laúd adulta escape de ellas. El NOAA estima que alrededor de 640 tortugas laúd adultas mueren cada año por las empresas de pesca comercial. Las redes son puestas deliberadamente para capturar otras especies de tortugas marinas en algunas áreas de Puerto Rico. A pesar de que no están pensadas para las tortugas laúd, algunas son capturadas ocasionalmente. Esta práctica es ilegal, pero sigue realizándose. En Nueva Guinea, las tortugas laúd se cazan regularmente como alimento.

  
Superfamilia Kinosternoidea.- Los quinosternoideos (Kinosternoidea) son una superfamilia de tortugas acuáticas, hoy en desuso, que incluía dos familias: Dermatemydidae (tortugas de río mesoamericanas) y Kinosternidae (tortugas de lodo y fango de América). Éstas son consideradas hoy en día usualmente como familias independientes de las Trionychoidea, muchas de las cuales representan muchos miembros plesiomórficos, los cuales comparten muchos tratos avanzados peculiarmente.

  
Familia Dermatemydidae.- La tortuga blanca o tortuga Tabasco.- Dermatemys mawii.- Conocida en inglés como “Tabasco Turtle”, es una especie de tortuga de la familia Dermatemydidae y monotípica del género Dermatemys. Es un animal nocturno y acuático que habita en grandes ríos y lagos desde el sur de México hasta el norte de Honduras en América Central. La tortuga blanca es la tortuga más grande de Mesoamérica, llegando a medir hasta 65 cm., y alcanza un peso de 22 kg.​ Es una de las tortugas más antiguas que actualmente existen, y es el único representante viviente de la familia Dermatemydidae, una familia de tortugas conocida desde el Cretácico al Mioceno, por eso es considerada un "fósil viviente" Se encuentra en peligro de extinción. Otros nombres con los que es conocida en algunas regiones son: “Tortuga de Río de América Central”, “Tortuga Aplanada” o “Tortuga Fluvial Centroamericana”.


Morfología.- La tortuga blanca, es una especie emblemática del estado de Tabasco, México, y era tan abundante, que por muchos años, fue la más perseguida para alimentarse de su carne, debido a su gran tamaño ya que en estado adulto puede alcanzar los 65 cm de largo de su caparazón, y a que es una tortuga muy dócil, no es nada agresiva, y permite ser tocada sin mucha resistencia, por lo que es fácil de capturar. Esta tortuga, tiene un caparazón muy ancho y aplanado, que va del gris obscuro al gris oliva, compuesto por cinco "escudos" cuatro pares costales, doce pares marginales y un escudo nucal. La forma de estas tortugas es bastante aplanada, para facilitar el movimiento dentro del agua. El caparazón es liso, es decir no posee quillas. El plastrón es de color blanco claro (de ahí proviene el nombre de tortuga blanca) y sin dibujos, y el color de su piel es de un gris oscuro. Las patas y la cola son también de tonos grises. Su cabeza es relativamente pequeña en relación al tamaño del cuerpo y posee en un hocico alargado, casi puntiagudo con dos grandes fosas nasales. 


Sus patas traseras son fuertes y aplanadas, mientras que sus manos son muy palmeadas, lo cual la hace de hábitos casi totalmente acuáticos, demostrando gran dificultad al caminar fuera del agua. Una de sus características principales que la diferencian de otras especies de tortugas de agua dulce, es que no necesita salir del agua para termo-regularse. Los machos presentan una cola más ancha y larga que las hembras, los machos adultos tienen la cabeza amarilla, con marcas vermiformes de color amarillo ocre a los lados que forman un triángulo desde las fosas nasales hasta la zona occipital por la parte lateral. Es de hábitos nocturnos y completamente acuáticos, pasa largos períodos de tiempo bajo el agua y rara vez sale a respirar a la superficie por lo que es muy posible que tenga algún mecanismo que le permita obtener oxígeno del agua vía cutánea, bucofaríngea (ya que la toma por la boca y expulsa por la nariz constantemente). La tortuga blanca no sale del agua para asolearse ya que presenta una capacidad limitada para moverse eficientemente en la tierra, al tener manos completamente palmeadas

  
Reproducción.- La nidada ocurre durante la temporada de lluvias. Cuando los ríos se desbordan, estas tortugas aprovechan la oportunidad para desovar sin apenas salir del agua, por lo que los nidos se localizan en las orillas de los cuerpos de agua dulce.


Alimentación.- Al ser una especie completamente herbívora, la tortuga blanca consume principalmente vegetación acuática (sumergida y flotante), consume con mayor frecuencia hojas, tallos, flores y frutos de una especie de planta herbácea de pequeño tamaño (Polygonum cetaceum), que crece a las orillas de los cuerpos de agua. Otras especies de las que se alimenta esta tortuga son el camalote (Paspalum paniculatum), maleza perenne de un metro de altura abundante de lugares húmedos y la hoja elegante (Xanthosoma roseus).


Hábitat.- La tortuga blanca vive en ríos caudalosos, lagunas de agua dulce y zonas pantanosas permanentes con abundantes plantas acuáticas y emergentes alrededor, así como en algunas regiones de selvas inundables en la época de lluvias. Habita en algunas regiones del sur de México (principalmente en el estado de Tabasco, aunque también pueden encontrarse en Veracruz y la parte sur de la península de Yucatán) así como en Guatemala, Belice y norte de Honduras


Familia Kinosternidae.-
Las tortugas casquito, también conocidas como tortugas de pantano, pertenecen a la familia Kinosternidae. Son propias de América, desde Estados Unidos hasta el norte de Argentina.

  
Familia Platysternidae.- La tortuga cabezona o tortuga macrocéfala.- Platysternon megacephalum.- Es una especie de tortuga, única representante del género Platysternon y de la familia Platysternidae. Se distribuye por China, Laos, Camboya, Birmania, Tailandia, y Vietnam. Habita en pequeños ríos y arroyos de montaña. Se encuentra en peligro de extinción en buena medida debido a que es cazada por su carne y para venderse como mascota. Está protegida por el tratado internacional CITES. Además de una gran cabeza, esta especie se caracteriza por trepar árboles cerca de ríos y arroyos. Se alimenta de peces y caracoles. Debido a su enorme cabeza, es incapaz de esconderla en el interior de su caparazón.

  
Familia Staurotypidae.- Anteriormente subfamilia de la familia Kinosternidae y recientemente, ha sido elevada a la categoría de familia, Staurotypidae. Incluye a tres especies en dos géneros. Se ha considerado una familia aparte, Staurotypidae. Sus especies se distribuyen por América del Norte y Central. Se reconocen tres subespecies
Superfamilia Testudinoidea
Familia Haichemydidae
Familia Lindholmemydidae
Familia Sinochelyidae


Familia Emydidae.- Es una familia de tortugas acuáticas y semiacuáticas carnívoras que contiene más de 80 especies, entre las que destacan la tortuga pintada (Chrysemys picta), las especies del género Trachemys, el galápago europeo (Emys orbicularis) y el género Terrapene de las tortugas de caja americanas. A esta familia pertenecen las tortugas que viven la mayor parte del tiempo en el agua, que habitan en estanques, embalses, ríos, yendo a la tierra cuando tienen que encontrar lugares adecuados para hacer la puesta. El apareamiento puede ocurrir en la tierra o bajo el agua y el macho persigue a la hembra. Los huevos son alargados y de cáscara dura. Los nuevos individuos tienen un diseño más redondeado y con la cáscara más marcada que los adultos. Sus patas se han modificado para poder nadar y para poder cazar los alimentos. Debido a la pérdida progresiva de su hábitat natural debido a la presión humana, las poblaciones de estas tortugas están disminuyendo
Familia Geoemydidae
Familia Testudinidae

Superfamilia Trionychoidea
Familia Adocidae


Familia Carettochelyidae.- Los caretoquélidos (Carettochelyidae) son una familia de tortugas. Solo cuenta con una especie en la actualidad, Carettochelys insculpta, aunque fue un grupo más diverso en eras anteriores. Está dividida en dos subfamilias
Familia Trionychidae
Infraorden Paracryptodira
Género Uluops
Familia Compsemydidae
Superfamilia Baenoidea
Familia Baenidae
Familia Pleurosternidae 

Familia Kallokibotiidae 

Familia Mongolochelyidae 

Familia Macrobaenidae 

Familia Solemydidae

Suborden Pleurodira
Familia Araripemydidae
Familia Proterochersidae 
Familia Chelidae

Superfamilia Pelomedusoidea
Familia Bothremydidae
Familia Pelomedusidae
Familia Podocnemididae

Suborden Proganochelydia
Género Proganochelys
Género Odontochelys

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Un animal que trae al hombre diferentes recuerdos de fábulas, de historias fantasiosas y de admiración, es la tortuga; por ejemplo, quién no ha oído hablar de su longevidad?... la tortuga es un animal que a través del tiempo ha sufrido cambios mínimos y su forma es casi igual a la que presentaba en la época de los grandes dinosaurios.

  
A través del desarrollo de la humanidad, las tortugas han estado ligadas, por su aspecto y su longevidad, a creencias religiosas, a la magia y a la mitología. En muchas culturas representa un símbolo de lentitud; en China son animales de buen agüero; en Nigeria representan la lujuria; en la India aparecen como una de las encarnaciones del dios Shiva. En náhuatl, ayotl es el nombre de la tortuga, y el ayotapalcatl es un instrumento que se construía con su caparazón.

  
Estos reptiles fueron representados en varias construcciones prehispánicas de Mesoamérica, como las estelas talladas en las ruinas de Quiriguá en Guatemala; las tortugas del Palacio del Gobernador de Uxmal, o las que se encuentran en Templo de los Guerreros en Chichen-Itzá, ambas en Yucatán. También han sido representadas en los códices, como el Códice Florentino en donde aparece una tortuga desovando y su captura durante la época de "arribazón".

  
Las tortugas marinas son reptiles de hábitos migratorios, periódicamente recorren grandes distancias desde sus zonas de alimentación hasta las de reproducción en aguas tropicales y templadas del Océano Pacífico, Atlántico e Indico, encontrándose grandes poblaciones frente a ambos litorales de México, Centroamérica y la región norte de América del Sur.

  
Las tortugas han sido consumidas desde la Antigüedad, en los últimos 10 años han adquirido gran importancia comercial ya que sus pieles vinieron a sustituir a las de los cocodrilos africanos, brasileños y mexicanos que tuvieron gran demanda por el desarrollo que alcanzó la técnica para curtirlas. Como casi se han extinguido, en su lugar se ha utilizado, la piel de la tortuga llamada "caguama" del Pacífico.
  
La presión que se ha ejercido sobre las poblaciones de tortugas preocupa a los científicos, quienes reportan que la tortuga verde del Atlántico está al borde de la extinción, porque de ella se obtiene la materia prima para la elaboración del "calipe", sopa famosa en Europa, especialmente en Inglaterra. En cuanto a la caguama del Pacífico que hasta hace pocos años sólo era sacrificada eventualmente, en la actualidad se inició su captura a gran escala por haberse desarrollado nuevas técnicas para el curtido de sus pieles, dando muerte a miles de individuos cada año, lo que pone en peligro de extinción a la especie.

  
Esta explotación en gran escala de las tortugas ha obligado a los países como Estados Unidos, Cuba, Costa Rica y México, entre otros, a decretar medidas para la conservación de este recurso, haciendo que su captura se lleve a cabo de una manera racional para que su aprovechamiento sea óptimo con el fin de crear nuevas fuentes de trabajo y mejorar la dieta alimenticia del hombre; al mismo tiempo, se protegen su reproducción y desarrollo, cuidando sus nidos, sus huevos y sus crías.

  
Para poder adaptarse a vivir en el mar, las tortugas marinas tuvieron que dejar su clásica figura lenta y globosa: su caparacho adquirió una forma más aplanada para poder desplazarse en el agua y las modificaciones en los huesos de las patas permitieron que estas extremidades tomaran forma de aletas. Aunque conservaron sus estructuras óseas y las escamas córneas que forman su caparacho, pueden nadar porque su peso es menor en el agua; además, pudieron aumentar su volumen, lo que las hace uno de los reptiles más grandes que existen en la actualidad.

  
Algunas tortugas presentan placas córneas traslúcidas con vetas que descomponen la luz y que hacen que presenten coloraciones cambiantes de gran belleza, como la "tortuga de carey" de los mares tropicales. En otras, el caparazón no tiene placas y en su lugar llevan huevecillos salientes, como es el caso de la "tortuga laúd", que presenta un caparazón grande en forma de lira o laúd, con 7 crestas longitudinales que se asemejan a las cuerdas de este instrumento.

  
La alimentación de las tortugas es variada: pueden ser carnívoras como la "carey" que con su pico encorvado captura peces o herbívoras, como la "tortuga verde" que se alimenta de algas, con lo que su carne adquiere un sabor especial, por lo que se vuelve muy apreciada. La reproducción la realizan durante los meses de abril y mayo, apareándose en las zonas de reproducción; después se separan durante el verano y las hembras se dirigen a playas húmedas de lluvia con las condiciones ideales para excavar los nidos. Estas arribazones se efectúan de mayo a noviembre, dependiendo de la especie de tortuga.


En la primera etapa de su vida, las tortugas dependen de estas playas solitarias, donde las hembras forman hoyos en la arena donde, en menos de media hora, depositan alrededor de 100 huevos acompañados de un líquido llamado "babosa" y, enseguida los recubren nuevamente con la misma arena.

  
Los nidos los hacen a una distancia del agua que varía según la especie, de modo que, en estas condiciones, los huevos dejados para su incubación cuenten con la humedad suficiente y una temperatura de 33°C; después de permanecer así durante cerca de dos meses, al atardecer o , amanecer nacen simultáneamente casi todas las crías, las cuales sin pérdida de tiempo se dirigen al mar e inmediatamente desaparecen entre las olas; no se vuelve a saber nada de ellas hasta que después de 7 ó 9 años, regresan al mismo lugar donde nacieron a cumplir de esta manera su ciclo reproductor.

  
Los nuevos individuos se dirigen a las zonas de alimentación e inician su crecimiento. Los machos regresan cada año a las zonas de reproducción, mientras que las hembras, dependiendo de la especie, sólo se reproducen una vez cada tres o cuatro años. El mecanismo que guía a las tortugas para que puedan regresar a las playas donde nacieron, todavía es un misterio para los científicos; algunos creen que se orientan por el olfato; otros, que lo hacen por mecanismos acústicos o por retención, a largo plazo, del paisaje; se habla también de una orientación magnética y existen estudios sobre combinaciones de estos factores.

  
Para conocer las migraciones, los biólogos han diseñado diferentes métodos; uno de los más comunes es que en cuanto llegan a las playas a anidar se marca el caparazón para que cuando sean capturados se puedan determinar las distancias recorridas; otro sistema es rastrearlas colocándoles un transmisor que envía señales a un aparato receptor localizado en un avión con una antena especial para hacer contacto con el animal, así como un navegador Loran para situarse en el océano.

  
El sexo de las tortugas se determina por la temperatura de los huevos: de los colocados en las más bajas se desarrollan machos y los que están en mayor temperatura producen hembras. En los nidos la proporción entre ambos sexos depende de las características de la playa donde se encuentran, así como de la profundidad del nido.

  
El número y el tipo de sus depredadores varían según la etapa del desarrollo de la tortuga; así, para los huevos el principal depredador es el hombre, además del perro, los cerdos y las "moscas de ojos anaranjados" (Sarcophagidae), que invaden los nidos causando serios daños. La crías son capturadas por perros, zopilotes y cangrejos. Ya en agua del mar, los enemigos van desde las aves marinas hasta los diferentes peces carnívoros, incluyendo a los tiburones, quienes las atacan aun en estado adulto.

  
Cuando se realizan programas para su conservación se debe además de considerar las características anteriores, evitar la presencia de demasiada gente en la playa pues, al percibirla, los animales no llegan. Al hacer los nidos artificiales habrá que tener cuidado en la profundidad adecuada y que la temperatura sea lo más semejante posible a la del nido natural; también se debe eliminar todo tipo de depredadores.
Dentro de las especies que han alcanzado gran importancia comercial se encuentran las siguientes:

  
La "tortuga golfina" (Lepidochelys olivacea olivacea) de caparazón más o menos circular, color verde oliváceo, que llega apenas a 75 centímetros; se distribuye en el Pacífico tropical y en el Océano Índico, habitando aguas someras de la costa, entre las zonas arrecifales y las playas; se la encuentra frecuentemente en grandes bahías. Es muy parecida a la "tortuga lora" o "bastarda" (Lepidochelys olivacea kempi) que tiene el caparazón pardo amarillento, vive en el Golfo de México, desde Florida hasta la Sonda de Campeche, aunque solamente anida en Rancho Nuevo, Tamaulipas.

  
La "tortuga prieta" (Chelonia mydas agassizi) llamada también "caguama" o "mestiza", tiene un caparazón de 1.40 metros y cuatro placas costales de color pardo; llega a pesar de 130 a 180 kilogramos y se caracteriza por el color oscuro de su grasa. Se encuentra en el Océano Pacífico, desde el sur de Baja California hasta Chile y se ha llegado a capturar en las costas de la provincia de Buenos Aires, Argentina, frente al Mar del Plata, en el Océano Atlántico.

  
La "tortuga caguama" puede pertenecer a dos subespecies: la Caretta caretta caretta que tiene una distribución semejante a la de la tortuga prieta, siendo abundante tanto cerca de las costas como en mar abierto, donde nada formando grandes grupos. La Caretta caretta gigas que vive en el litoral del Pacífico occidental. Son tortugas grandes que miden 1.20 metros de longitud y alcanzan hasta 200 kilogramos de peso; su caparazón es pardo y su cabeza está muy desarrollada en relación con el resto del cuerpo.

  
La "tortuga verde" o "blanca" (Chelonia mydas mydas) con su caparazón con vetas amarillo-verdosas, se localiza en el Atlántico, desde las costas de Massachusetts, EUA, hasta Argentina; es abundante en las tres Guayanas: Guyana, Surinam y Guayana Francesa y sólo accidentalmente se le encuentra en el Mediterráneo.

  
De la "tortuga carey" existen dos variedades o subespecies: la del Atlántico (Eretmochelys imbricata imbricata) que vive desde Florida, EUA, hasta Centroamérica, abundando en las Guayanas y Mar Caribe. La variedad del Océano Pacífico (Eretmochelys imbricata squamata) va desde Baja California hasta Centroamérica, encontrándose también en el Índico, sobre todo en las costas meridionales de Asia y Australia. Su caparazón no llega a medir más de 90 centímetros, pero por su belleza es muy codiciada por el hombre.

  
La "tortuga laúd", "galápago", "siete filos" o "tortuga de cuero", también presenta dos subespecies: la del Atlántico (Dermochelys coriacea coriacea) que se localiza en el Mar Caribe y Golfo de México llegando al centro y sur de América; y la del Pacífico (Dermochelys coriacea schlegelii) desde Baja California hasta el sur del Ecuador, en Sudamérica. Es uno de los reptiles más voluminosos que existen en la actualidad ya que llega a medir 2.20 metros de longitud con un peso de media tonelada; en la cabeza lleva un pico con tres puntas, con el que atrapa peces y moluscos; su caparazón tiene forma de lira y en sus nidos llega a depositar hasta 300 huevos.

  
La captura se efectúa principalmente con redes, arpones o ganchos. Las redes se diseñan con ligeras modificaciones según el área de captura. Se usan principalmente en el Mar Caribe, el Golfo de California, la costa sudoccidental de la península de Baja California y, últimamente, en Jalisco y Michoacán. Son de tamaño variable, generalmente de longitud mayor a 50 metros, malla muy abierta de 70 a 90 centímetros entre los nudos y línea de flotación con boyas separadas aproximadamente cada 2 metros; el calado de la red depende de la profundidad del lugar donde se trabaje y varía de 4 a 12 metros. La línea inferior lleva piedras o plomos pequeños, de manera que la tortuga levante la red cuando quede atrapada y alcance fácilmente la superficie para respirar; así no muere por asfixia. Estas redes pueden ser de algodón o nylon y su costo varía.
 

La colocación de las redes depende generalmente de las características de la región: pueden situarse paralelas a la costa cuando ésta es llana y amplia, o perpendiculares a ella cuando se escoge un sitio protegido, como pequeñas ensenadas o puntas sin corrientes debido a que la red es muy ligera; para fijarla se utilizan anclas y boyas de localización en sus extremos. Comúnmente se calan al atardecer y se revisan cada mañana para evitar que los depredadores, principalmente los tiburones, las ataquen ya que no sólo matan a la tortuga sino que destrozan grandes tramos de la red. La ventaja de capturar las tortugas por medio de redes es que se puede liberar a las hembras, sobre todo en época de desove y así colaborar a la protección de las especies.

  
Los arpones pueden ser de dos clases: el llamado "arpón simple", de una punta y sin tope protector, que se utiliza como auxiliar para izar a bordo los ejemplares capturados con la red. El otro, el "arpón compuesto" presenta su punta provista de un tope desprendible, que tiene por objeto evitar que la punta se introduzca en el caparacho y lesione la piel. Ambos arpones llevan cordeles que facilitan su recuperación.

  
La captura se realiza a bordo de pequeñas embarcaciones de fibra de vidrio de media a 2 toneladas de capacidad, con motor estacionario o fuera de borda e incluso pequeños cayucos. Por lo general, la tripulación está formada por un timonel y un arponero y, en el Caribe, participa además un vigía. La duración de los viajes depende de la capacidad de la embarcación y varía desde un día hasta una semana.

  
En el Pacífico durante los viajes largos y en temporadas de arribazón, la flota tortuguera es auxiliada hasta por embarcaciones de 10 toneladas, con las cuales se concentra el producto para llevarlo al puerto. La mayor captura con arpones se realiza antes del medio día, cuando las tortugas se encuentran nadando en la superficie, lo cual las hace muy visibles, sobre todo si el mar está tranquilo. En el Caribe, la pesca a nado está muy desarrollada ya que el agua es tan clara y transparente que permite mayor visibilidad. Los pescadores las localizan y persiguen con lancha hasta alcanzarla, entonces el pescador se lanza al agua, la atrapa y la dirige a la embarcación, proceso al que se llama correteada"; ya a bordo, las tortugas son atadas, sobre todo las caguamas, debido a su agresividad y al movimiento de sus aletas que suelen golpear fuertemente. En tierra se capturan manualmente, aprovechando su lentitud cuando llegan a las playas, las voltean y amarran.


De manera indirecta, las tortugas son atrapadas durante los arrastres camaroneros, siendo importante en algunas regiones la captura por este medio, sobre todo durante la temporada de arribazones, en la que se capturan mensualmente varias decenas de toneladas, como sucede en las costas de los estados de Sinaloa y Nayarit.

  
La captura total anual para 1986, según la FAO, fue de 5 012 toneladas, sin embargo, se piensa que es mayor porque, además de la pesca ilegal, mucha es para consumo doméstico y no se registra.

  
Los principales países que aprovechan este recurso son: México, Cuba, Indonesia, Costa Rica, Estados Unidos, Martinica, Madagascar, Perú, Bahamas y Brasil. También se captura en Fidji, Egipto, Gabón, Kenia, Honduras y Filipinas.

  
La explotación de la tortuga se inició por algunos pueblos ribereños para consumir su carne, pero a partir de la década de los 60, cuando la piel tuvo gran demanda, se ocasionó que el recurso estuviera en peligro de extinción.

  
El aprovechamiento de las tortugas para que sea "integral", requiere condiciones desde la captura en la playa, en donde al llegar se voltean con el pecho hacia arriba; después son llevadas en camión hasta la planta donde se colocan en el tanque de recepción, exceptuando a los animales maltratados, que son sacrificados de inmediato. En este tanque permanecen el tiempo preciso para ser sacrificadas; el agua se les cambia cada 24 horas para que se conserven en buen estado hasta conducirlas a la sala de matanza a través de una rampa.

  
Ya muerta la tortuga, se le envía a la sala de destazado para retirar la piel del pecho, utilizando para ello un cuchillo diseñado especialmente para seguir su contorno; se desprende también la cabeza y parte del caparacho, al igual que la cola y la parte trasera.

  
El paso siguiente es el de quitar la piel: las pieles frescas, lavadas y desangradas, se ponen en sal, listas para ser empacadas y empleadas posteriormente en la fabricación de zapatos, carteras, cinturones, etcétera. Retirada la piel, se trata de aprovechar al máximo la carne; esta maniobra demanda pericia, puesto que de la operación sale la materia prima para la elaboración de embutidos. Al pasar la carne a la sala de tratamiento, se le quita grasa y cutícula de los músculos; la carne también se limpia y filetea para su venta congelada. Aparte de la piel y la carne, quedan las aletas, que son utilizadas en la elaboración de sopas. En lugares lejanos y de difícil acceso la carne se seca para evitar su descomposición, preparándola como "cecina".

  
El aceite de tortuga tiene gran demanda, se extrae de todas las especies y la única diferencia en calidad y en cantidad depende del peso de la tortuga, la época del año y el sexo. Por lo general, se acumula mayor cantidad de grasa antes de la temporada de reproducción y más en las hembras que en los machos; una tortuga de 40 kilos de peso puede producir hasta cuatro litros de aceite. El valor comercial de este aceite es muy alto, se le utiliza en la industria químico-farmacéutica y en la elaboración de cosméticos.

  
La concha de carey es material muy apreciado para la fabricación de artículos de ornamento de alto valor comercial: peines, peinetas, cuadros, pulseras, etcétera, lo que origina una extraordinaria demanda. Esta artesanía ha experimentado variaciones debido a plásticos que la imitan sin alcanzar la belleza natural; no obstante, ello ha permitido que disminuya la persecución de estas tortugas.

  
En México las tortugas marinas son un recurso renovable de gran importancia económica, ya que es uno de los países con mayor producción de pieles y de productos derivados. Hasta ahora, las actividades tanto de captura como de protección se han dirigido fundamentalmente a dos especies: la "tortuga golfina" del Océano Pacífico y a la "tortuga lora" del Golfo de México. La primera, porque es prácticamente la especie que sostiene a la industria tortuguera debido a la calidad de su piel y la segunda, por ser una especie en vías de extinción cuya única zona de anidación en el mundo se encuentra en las costas del estado de Tamaulipas.

  
La producción de tortugas marinas ha experimentado un constante aumento y ha llegado a las 14 574 toneladas, lo que significa un sacrificio de más de 200 000 ejemplares en 1968; sin embargo, debido a las medidas de protección, en 1988 se capturaron 122 toneladas, en áreas del Pacífico y el Atlántico.

  
Este recurso está reservado, exclusivamente, a las sociedades cooperativas de producción pesquera y así poder controlar mejor esta pesquería aprovechando de manera integral al individuo, es decir, su carne, sus huesos, su concha, etcétera y no sólo la piel. Está totalmente prohibida la explotación del huevo.
Desde el año de 1964 y gracias a la actividad y entusiasmo de los biólogos mexicanos Humberto Chávez, Rodolfo Montoya y René Márquez, México estableció en varios puntos de sus litorales, campamentos para el estudio y conservación de las tortugas marinas; en ellas sus técnicas han alcanzado uno de los más altos niveles académicos del mundo y se ha logrado reunir los máximos conocimientos y experiencias para la incubación de los huevos de estos reptiles, hasta el grado de tener éxito con los huevos de vientre. En estos campamentos se protegen de uno a dos millones anuales de crías y con toda la campaña se estima que se protegen otros 4 millones. También en estos campamentos se capacita a los pescadores y a sus familias para colaborar en la protección del recurso.

  
Con la experiencia de estos biólogos se ha establecido una estación en Oaxaca, en la zona de Puerto Ángel sobre la playa de Mazunte, a pocos kilómetros de La Escobilla que es el área de anidación de tortugas más importante del mundo, pues ahí entierran sus nidadas cientos de miles de animales cada año; además, hay 12 campamentos tortugueros que se localizan a lo largo de la costa del Pacífico en donde laboran biólogos y técnicos pesqueros de diferentes instituciones, como el Instituto Nacional de Pesca, la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad de Sinaloa, la Universidad de Guadalajara y la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, entre otras.

  
En las costas del Golfo de México y el Caribe también se protege a este importante recurso; allí existen varios centros, como los del Instituto Nacional de Pesca en Rancho Nuevo, Tamaulipas; Isla Mujeres y Puerto Morelos, Q. Roo, en donde el personal y los biólogos de la Universidad Autónoma de Nuevo León, la Universidad Veracruzana, la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco y la Universidad de Yucatán, entre otras, realizan actividades de protección, incubación, cría e investigación.

  
Los resultados de estos programas de conservación no sólo se pueden medir con el número de crías liberadas cada año, que llega a ser de varios millones, sino que se ha observado la recuperación de las poblaciones de tortugas y la preparación de un nutrido número de técnicos mexicanos que son reconocidos en el país y en el extranjero.

  
También la industria ha colaborado en estos programas y es importante destacar el esfuerzo que realizan los cooperativistas por conservar su riqueza y el de la compañía tortuguera Pesca Industrial de Oaxaca S.A.(PIOSA) que, en coordinación con el Instituto Nacional de Pesca, estableció el Centro de incubación, cría e investigación en Mazunte, Oaxaca, demostrando que la explotación comercial puede combinarse con los programas de protección de las especies.

  
Pese a la alta depredación que sufren en condiciones naturales y a su vulnerabilidad en las fases de huevos y crías, las tortugas marinas no llegan a correr riesgo de una completa extinción debido a su gran fecundidad. La depredación natural mantiene un equilibrio de las poblaciones, pero la explotación irracional hecha por el hombre sí puede poner en peligro la sobrevivencia de las especies. No obstante, gracias a los trabajos de protección derivados del establecimiento de una pesquería racional, aumentan en pocos años las poblaciones de tortugas para seguridad de la especie, beneficio de los hombres y tranquilidad de los conservacionistas.

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