Mejores lugares para pescar. - Para todos aquellos que tienen la posibilidad de cogerse unos días de vacaciones y viajar, hare una lista de los mejores lugares para echar la caña y disfrutar de la vida.
1. Salmón (río Umba, península de Kola, Rusia). - Auroras boreales, rebaños de renos, nieve… La península de Kola es un paraíso invernal incomparable. Pero cuando llega la primavera, se transforma en otro tipo de paraíso: el de los salmones. Cada mes de mayo, montones de pescadores se dirigen el río Umba, de 123 km, en busca de algunos de los mejores salmones del Atlántico que existen. Se dice que los salmones remontan el Umba cinco veces al año, con lo que el flujo es continuo. Pero nada sale gratis: el río está aislado, la corriente es fuerte y los pescadores tienen que compartir espacio con los mayores aficionados al salmón: los osos. La temporada de salmones en el Umba va de mayo a finales de octubre, y las capturas deben soltarse de nuevo.
2. Marlín negro gigante (Cairns, Australia). - En el Gran Arrecife de Coral, cualquiera que tenga gafas de buceo puede encontrar a Nemo. Pero se necesita algo más para pescar un grande. El marlín negro gigante es una de las capturas más codiciadas del planeta: puede pesar hasta 750 kg y nadar a 130 km/h, y tiene la capacidad de convertir a los pescadores más veteranos (y, tras varias horas de batalla, también a sus muñecas) en gelatina. La imponente extensión de 250 km entre Cairns y la isla Lizard es el mejor lugar del mundo para pescarlo: se pescan más marlines negros gigantes en esta agua que en todo el resto del mundo. En Cairns la temporada del marlín va de principios de septiembre a finales de diciembre.
3. Pez gato (sur de EE UU). - A practicar el noodling. Esta arte de pesca, no especialmente refinada, consiste en meter la mano en una oquedad bajo el agua, esperar a recibir el mordisco de un pez gato de cabeza chata, asirlo con fuerza y sacarlo a la superficie. El noodling tiene sus inconvenientes (los peces gato tienen muchos dientes y nunca se sabe qué se encontrará), pero no solo lo practican los masoquistas: los indios americanos eran hábiles pescadores a mano, y en muchos estados sureños la práctica se ha convertido en una tradición transmitida de una generación a otra. Nadie lo practica a solas; si se hace una búsqueda por internet, se encontrarán numerosas expediciones a las que apuntarse. El noodling es legal en Alabama, Arkansas, Georgia, Illinois, Kansas, Kentucky, Mississippi, Carolina del Norte, Oklahoma, Carolina del Sur, Tennessee, Texas y Wisconsin. Se practica de mayo a agosto.
4. Taimen (Cuenca del río Eg-Uur, Mongolia). - Mongolia es tierra de yaks, nómadas y de un té saladísimo. Pero este remoto país de Asia central, más famoso por sus estepas que por sus ríos, también es uno de los últimos reductos de la especie de trucha más grande del mundo, la taimen. Es una bestia fiera y caníbal (conocida allí como “lobo de río”), que puede alcanzar los 2 m y pesar 90 kg, y para pescarla hay que tener buen ánimo y buenos brazos. Hay ejemplares que viven 50 años, por lo que uno puede dedicar toda la vida a pescar la trucha perfecta. Es obligatorio soltar las capturas en todos los casos. La temporada de pesca va de junio a noviembre.
5. Piraña (cuenca del Amazonas, Brasil). - Puede pasarle a cualquiera: unas cuantas horas viendo películas de serie B sobre pirañas e hidrofobia. Dado que nadar queda descartado, ¿por qué no pasar el rato pescando a esos pequeños demonios que nos han vuelto neuróticos? En Manaos, capital del estado brasileño de Amazonia, organizan numerosas excursiones para pescar (y en ocasiones comer) piraña. Si se echa un pedazo de carne al agua aparecen a docenas, pero sus afilados dientes pueden incluso cortar los anzuelos: mucho cuidado con no perder un dedo. De julio a octubre es temporada seca en el Amazonas, y la pesca de la piraña se vuelve peligrosa, ya que los peces están hambrientos y más agresivos.
6. Gambas (Oostduinkerke, Bélgica). - Los que prefieran mirar pueden visitar Oostduinkerke, en la costa suroeste de Bélgica, donde los pescadores de gambas –paardenvissers en flamenco– no usan barcas, sino robustos caballos para la pesca de la gamba del mar del Norte. Desde hace 500 años, los pescadores galopan por la orilla, arrastrando un carro de madera (para asustar a las gambas y que salgan a la superficie) y una red de arrastre, en una tradición recientemente reconocida por la Unesco como “legado cultural intangible”. Es mejor dejar la pesca a caballo a los expertos, pero con un poco de suerte se puede conseguir plaza en el carro asusta-gambas. Las temporadas de pesca en Oostduinkerke son de febrero a mayo y de septiembre a noviembre.
7. Pez tigre (cuenca del río Congo). - Para sentir un subidón de adrenalina, no hay como la pesca del pez tigre, en el Congo. Es una aterradora bestia de afilados dientes y mal carácter, el equivalente africano de la piraña: un agresivo depredador con una larga historia de ataques a los humanos que caza incluso aves en pleno vuelo. El mbenga, como se le llama allí, puede crecer hasta 1,5 m y pesar más de 70 kg y no es de captura fácil: la lucha contra el pez es peligrosa y puede durar todo el día, lo que lo convierte en uno de los mayores desafíos de la pesca deportiva. Si se quiere plantar cara al mbenga conviene apuntarse a una salida organizada, por seguridad. El mejor momento para la pesca es durante la temporada seca del Congo, de junio a octubre.
8. Pesca en hielo (Brainerd, EE UU). - Quien quiera practicar la pesca contemplativa frente a un agujero en el hielo tiene en Brainherd (Minnesota) su destino de ensueño. El festival anual Brainerd Jaycees Ice Fishing Extravaganza es el más grande de su género en el mundo: atrae a más de 12 000 pescadores amantes del frío… que pueden ganar hasta 150 000 US$ en premios. Los organizadores hacen 20 000 agujeros en el hielo del lago Gull –afortunadamente muy sólido– donde pescan diversos tipos de percas.
9. Calamares (bahía de Halong, Vietnam). - La pesca del calamar quizá no parezca muy atractiva, pero tras una noche en la bahía de Halong eso podría cambiar. Las noches sin luna decenas de juncos surcan las aguas verde jade de la bahía en busca de estos resbaladizos cefalópodos usados en la principal especialidad de la región: las salchichas de calamar. Con solo una caña de bambú, una red y una lámpara para atraer a los calamares a la superficie, cualquiera puede pescar más de 30 calamares en un par de horas. La inmovilidad de las aguas, salpicadas por el reflejo de todas esas lámparas, crea un ambiente contemplativo y romántico. En Halong la temporada del calamar empieza en abril y dura hasta enero: los más grandes se pescan entre octubre y noviembre.
10. Trucha común (Río Grande, Tierra del Fuego). - Tierra del Fuego no es precisamente un territorio caliente, salvo en lo que a la pesca de truchas se refiere. En este archipiélago es donde mejor se pesca la trucha: el peso mínimo medio de las truchas de la región es de 4 kg (se dice que una de cada 50 capturas pesa más de 11 kg), y en el Río Grande se calcula que hay unos 70 000 ejemplares. Al estar en un lugar tan remoto, puede ser difícil llegar, pero cuando se vea la colosal estatua de la trucha del Río Grande se sabrá que se ha llegado. A pesar de la abundancia de truchas, la pesca está muy restringida: es obligatorio soltar las presas capturadas. La temporada de pesca va de diciembre a mediados de abril.
Los mejores países. - Y ahora te presento los 10 mejores países, ciudades y regiones para visitar en el 2025. Combinando destinos emergentes, lugares subestimados o ignorados y nuevas perspectivas sobre lugares icónicos, además de las 10 tendencias de viaje que marcarán el próximo año, quiero que descubras nuevos lugares para inspirarte para este nuevo año que viene.
1. Camerún. - Aquí se encontrarán desde playas color chocolate y la montaña más alta de África occidental a ciudades exuberantes y vastas extensiones de naturaleza. Camerún, que en el año 2025 celebrará el 65º aniversario de su independencia, es un país en movimiento, donde música y cultura tradicional no dejan de evolucionar. Aquí se encontrarán desde playas color chocolate y la montaña más alta de África Occidental a ciudades exuberantes y vastas extensiones de naturaleza. Pese a una crisis latente en el noroeste y algunas zonas prohibidas en el norte, la mayor parte del país disfruta de su papel como próximo destino de aventuras del continente africano.
Playas vacías. - Ya es algo bien sabido: África y sus safaris gozan de una popularidad sin precedentes, muchas veces en detrimento de la experiencia. Empecemos por la costa. Los países que atesoran playas como las de Camerún no pueden pasar desapercibidos mucho tiempo. En una época en la que los viajeros buscan destinos fuera de las rutas trilladas, lugares que ofrezcan algo diferente y que permanezcan inalterados por el turismo de masas, Camerún es una opción ideal, con playas desiertas cerca del lugar donde el selvático monte Camerún se encuentra con una zona protegida del océano Atlántico.
Aparte de unos pocos hoteles, la costa desde Limbe hasta Ebodjé está bastante vacía, un sitio donde comer pescado fresco bajo las palmeras con los pies en la arena. Y qué arena. Este tramo de litoral cuenta con playas de arena blanca orientadas al oeste tan bonitas como las mejores de África, pero en la zona de Limbe muchas presentan tonos color chocolate intenso debido a los flujos de lava de siglos pasados. Más al sur, en la zona de Ebodjé, se puede participar en un proyecto de conservación de tortugas marinas. Y Kribi podría muy bien ser el próximo gran destino de playa de África, pero por ahora sigue intacto. Es una experiencia difícil de encontrar en ningún otro lugar del continente, pero no será así mucho tiempo más.
Ciudades frenéticas. - Las ciudades de Camerún son presumidas. Desde la húmeda Duala hasta la divertida y fascinante Yaundé, la capital, estas metrópolis tan distintas representan la ciudad africana por antonomasia. Yaundé se extiende por siete colinas y luce un glorioso follaje, calles flanqueadas de arquitectura art déco y de la época de la independencia de la década de 1960, museos, cafés y bares. En ambas ciudades suena una banda sonora ecléctica, formada por los ritmos de África Central, un tráfico incesante, gente amigable y confiada, mercados repletos de tejidos de colores, máscaras y figuras de madera y mucho más. Yaundé y Duala son tremendamente vitalistas y, a diferencia de otros lugares, en ellas escasean los turistas y rara vez son el centro de atención.
La llamada de la naturaleza. - No hay que alejarse mucho de la ciudad para hallarse en medio de densos bosques de un verde profundo. Las enormes florestas de la cuenca del Congo se extienden desde el interior del país hasta su costa; a veces puede parecer que todo Camerún es una gran selva tropical. Hay algunos parques nacionales, como el Parc National de Campo-Ma'an, cerca de Ebodjé, en el extremo sur (donde el Fondo Mundial para la Naturaleza supervisa un bosque repleto de elefantes, primates y leopardos), o los del este del país, adonde llegar ya forman parte de la diversión. Estos parques van cobrando reconocimiento internacional gracias a sus proyectos de conservación, así que quizá el 2025 sea el último año en que el viajero los podrá disfrutar en solitario.
2. Lituania. - El último país pagano de Europa en ser cristianizado, aprisionada por décadas de estancamiento comunista, ecocreativo milenial. Lituania es un destino seductor que rezuma un dolor histórico y una valentía sinónimos de un país que hibernó en las sombras demasiado tiempo. En su moderna capital, Vilna, una enérgica contracultura contrarresta la veneración por la tradición. Nunca ha habido mejor momento para visitar esta tierra de pinos, lagos y dunas junto al mar Báltico, preparada para brillar como Capital Verde Europea 2025.
Ciudad verde en progreso. - En ningún lugar resulta más obvia el alma intrínsecamente luchadora de Lituania que en su audaz y bella capital barroca, Vilna, una ciudad que prioriza a sus habitantes: felicidad, larga vida y traslados cortos fueron los criterios principales en su discurso ganador ante la Comisión Europea para ser Capital Verde. Los carriles-bici atraviesan esta ciudad encantadoramente compacta y unen destinos entre parques frondosos, algún palacio ducal del s. XVII (como el recién restaurado palacio Sapieha, ahora un centro de arte contemporáneo) y un casco antiguo que forma parte de la lista de la Unesco, con callecitas adoquinadas, iglesias y preciosas cafeterías con terrazas en verano. Las zonas verdes ocupan el 61% de la capital; una ruta de 100 km para correr y pedalear la circunvala; y las bicicletas, patinetes eléctricos y automóviles compartidos alientan a reducir la huella de carbono.
En el 2026 habrá 16 autobuses urbanos de hidrógeno, y en el 2030 el 80% del transporte público funcionará con combustibles alternativos a los fósiles. El barrio judío de Vilna, antes llamada la "Jerusalén del Norte", quedó en gran parte destruido durante la II Guerra Mundial. El nuevo Museo de la Cultura e Identidad Judía de Lituania, en la antigua biblioteca del gueto, en la calle Pylimo, ilustra el legado hebreo del país y su papel en su rica y diversa personalidad. Los premios Nobel Aaron Klug y Bernard Lown, y los artistas Jacques Lipchitz y Mark Antokolski encabezan la emotiva lista de exalumnos judíos lituanos del museo.
Al pasear por esta ciudad, desde la majestuosa catedral neoclásica hasta el artístico Užupis o el recién regenerado barrio de Paupys, se ven desgarradores recordatorios de su pasado: el monumento del Holocausto, antiguos guetos, cámaras de tortura de la KGB o cementerios llenos de caídos de guerra, como el vasto e inquietantemente hermoso cementerio de Antakalnis. Algunos lugares que tuvieron un pasado oscuro se han transformado con estilo. Por ejemplo, en el espacio de arte experimental Lukiškės Prison 2.0 uno puede sudar como un recio báltico en una sauna tradicional, codearse con creadores y artistas locales y bailar hasta el amanecer en una cárcel del s. XIX que estuvo en funcionamiento hasta el 2019.
Regreso a la naturaleza. - Lituania tiene algo sobrenatural, ya sea por la brisa del mar Báltico o por las noches blancas estivales, cuando el sol apenas se pone y los noctámbulos siguen en pie a base de vodka, cerveza artesanal y midus (aguamiel) medieval. En las playas cercanas a Klaipėda se encuentran trozos de ámbar dorado. En la fascinante laguna helada de Nida se afanan pescadores en el hielo. Los bosques del este y el sur están llenos de alces salvajes y dioses paganos esculpidos. Se puede buscar bayas silvestres y flotar en lagos salpicados de islas en los prístinos parques nacionales de Aukštaitija y Dzūkija. Y perderse en los arrullos y la serenidad del paraíso ornitológico del delta del Nemunas (Niemen).
Al aire libre se siente el estimulante latido de las estaciones y la tierra. Cinco parques nacionales y 30 regionales protegen el 18,3% del país, con nuevas pistas de senderismo y plataformas de observación en las copas de los árboles que no dejan de surgir por doquier. En el 2025, en la prestigiosa Bienal de Arquitectura de Venecia, la participación de Lituania celebra la "Arquitectura de Árboles" autóctona y pretende concienciar sobre el greenwashing de los arquitectos contemporáneos. Efectivamente, la talla en madera tradicional, de gran raigambre en Lituania, no ha pasado de moda.
3. Fiyi. - Al ritmo suave de los tambores lali y las olas, Fiyi se extiende por más de 330 islas bordeadas de palmeras que son una sinfonía de aguas turquesas, vibrantes arrecifes de coral y playas perladas. Desde las montañas del interior a la costa, los fiyianos se enorgullecen de su hogar y disfrutan de poder compartir su belleza y cultura con los viajeros. Con los brazos abiertos y el sentido saludo de "¡bula!", Fiyi ofrece más que un pedacito de paraíso, pues invita a ser parte de su encantadora e interesante mezcla de cultura, naturaleza y hospitalidad.
Proteger el mar. - Los buceadores y submarinistas quedan asombrados ante el vasto reino marino de Fiyi, 3,4 millones de km² de aguas cerúleas con más de 460 zonas protegidas repletas de biodiversidad. En este paraíso acuático habitan más de 1200 especies de peces de arrecife entre 390 tipos distintos de coral, en unas aguas patrulladas por una asombrosa variedad de más de 75 especies de tiburones y rayas. Este tesoro natural es esencial para el patrimonio cultural y la economía de Fiyi, sobre todo en cuanto al turismo. En el 2025 aumentarán los esfuerzos de conservación destinados a proteger, revitalizar e involucrar activamente a los visitantes en un viaje de gestión por este precioso entorno oceánico.
Tourism Fiji espera transformar las tradicionales vacaciones de placer en una actividad de mayor calado. Una nueva iniciativa invita a los viajeros a dedicar una hora cada día a la conservación mediante actividades como la plantación de corales y manglares, lo que remite a la filosofía de que la verdadera felicidad surge de la generosidad. Tourism Fiji y la Asociación Profesional de Instructores de Buceo (PADI) han creado el programa Bula Blue, un proyecto de futuro con el objetivo de situar al país en una posición líder en cuanto a viajes sostenibles. Esta colaboración pretende establecer una amplia red de centros de buceo PADI Eco Center con hincapié en la conservación y la sostenibilidad. El plan está diseñado para fomentar un turismo regenerativo que también beneficie a las comunidades locales.
Con el ambicioso objetivo de ampliar las zonas marinas protegidas en un 30% para el año 2030, Bula Blue también planea implementar el programa Adopt the Blue, un proyecto comunitario para la conservación de los arrecifes en los enclaves de buceo de Fiyi. Además, Padi Aware tendrá un papel esencial al brindar a los lugareños oportunidades profesionales en el buceo, profundizando así su conexión y gestión del medio marino. Manta Project Fiji, en colaboración con Manta Trust y resorts como Kokomo Private Island y Barefoot Manta, promueve la conservación de las mantarrayas a través de la investigación, el marcado y el esnórquel responsable con estos elegantes gigantes, además del programa Adopt a Manta. Por su parte, Beqa Adventure Divers cuenta con el Fiji Shark Lab, un centro de investigación para la preservación de tiburones y rayas que se financia con los ingresos de los centros de buceo, sus inmersiones con tiburones y una iniciativa de adopción de escualos.
Experiencias culturales. - El atractivo de Fiyi no se limita a sus relucientes costas y aguas biodiversas. Clasificada como una de las naciones más felices del mundo, aquí es obvio nada más llegar que su verdadera esencia brilla a través de sus gentes. Los fiyianos invitan a disfrutar de su mosaico cultural, con danzas exuberantes y sentimentales melodías que sumergen al visitante en el espíritu comunitario de una ceremonia de kava. La industria turística transmite su cultura de una manera que no resulta falsa ni artificial. Los equipos de Nanuku Resort, Turtle Island y Jean-Michel Cousteau Resort garantizan que se respeten las tradiciones y cultura locales y desempeñan un papel activo en la experiencia de los huéspedes. Por su parte, Talanoa Treks, Namosi Eco Retreat y Domoika Adventures, todos del colectivo de turismo sostenible Duavata, involucran a los visitantes en la cultura tradicional mediante actividades de aventura.
4. Laos. - Este "transasiático" puede competir con el avejentado Transiberiano. El sureste asiático es famoso por sus lentos y decrépitos ferrocarriles que atraen tanto a viajeros pausados como a vídeo-blogueros. No obstante, mientras sus vecinos avanzan casi sin cambios desde la década de 1970, Laos ha inaugurado una red ferroviaria internacional de alta velocidad que conecta sus tranquilas llanuras con la bulliciosa provincia de Yunnan, en el suroeste de China. Este "transasiático" puede competir con el avejentado y de difícil acceso Transiberiano, pues ofrece trenes cómodos, billetes baratos, clima subtropical y un sinfín de lugares de interés turístico a lo largo del trayecto.
Aventura ferroviaria China-Laos. - Dado el sempiterno atractivo del sureste asiático tanto para viajeros como para mochileros, la tendencia de buscar aventuras por rutas menos conocidas ha hecho que la región dude sobre su popularidad en el futuro. Por suerte, esta nueva maravilla de la ingeniería, que conecta la región con los vastos y épicos paisajes del sur de China, puede ser el próximo viaje ineludible en la zona.
Los 1035 km del ferrocarril China-Laos son mucho más que un simple viaje en tren. Con paradas de subida y bajada libre, conecta algunas maravillas culturales y naturales de Asia relativamente desconocidas. Esta ruta constituye una experiencia esencial para quienes desean evitar el gentío y presumir de haber ido "antes de estar de moda" y de la ampliación prevista de la línea por Tailandia, Malasia y Singapur.
Aparte de los beneficios sostenibles que implica viajar en tren, los acogedores vagones y los prácticos horarios hacen que se trate de una opción excelente para quienes buscan una aventura genuina.
Ciudades similares. - Ya se suba en Yunnan en dirección al sur o en Vientián, la capital de Laos, el tren de alta velocidad, que se desplaza con suavidad, ofrece algunas de las mejores vistas de la región en su paso veloz por imponentes montañas, vastos arrozales y encantadoras ciudades chinas que muestran una cara de Asia más tranquila y menos visitada por turistas foráneos. Cada parada es todo un mundo en sí mismo.
Las ciudades de los extremos de la línea no podrían parecer más diferentes, pero en espíritu son similares. Vientián es un lugar único que equilibra la tradición con la modernidad bajo un gobierno budista-comunista. Kunming también rezuma un aire relajado y apacible, más propio del sureste asiático que de China. Se la conoce como la "ciudad de la primavera" por su clima templado todo el año, que combina bien con sus bellos monumentos, cuidados espacios públicos, aguas termales, lagos y museos.
Vistas fugaces poco conocidas. - Viajando a 160 km/h por el tramo entre Vientián y Boten, el tren pasa por 162 puentes (dos cruzan el río Mekong y miden más de 1 km cada uno) y 72 túneles entre paisajes verdes y montañas vírgenes. El recorrido del tren también acerca a algunas de las ciudades antiguas menos visitadas, pero más interesantes del país, como Luang Prabang, Oudomxai y Luang Namtha. Todas son dignas de pasar una noche si se dispone de tiempo suficiente.
En Boten (Laos) o Mohan (China) se debe pasar por el control de inmigración antes de cruzar la frontera. Desde Laos se entra por la prefectura autónoma dai de Xishuangbanna, en el sur de China, y se pasa por Yuxi, Pu'ér y Kunming Sur antes de llegar finalmente a la capital de Yunnan. Este tramo consta de dos líneas, que reducen la velocidad al entrar en Yunnan, a unos 90 km de la terminal.
En su totalidad, el trayecto dura unas 10 h 30 min, incluido el tiempo que se pasa en aduanas e inmigración. Antes, el único transporte entre ambas ciudades era el autobús Kunming-Vientián, que tardaba más de 22 h. A los viajeros con un presupuesto ajustado les gustará saber que el billete del tren y el del autobús tienen precios muy similares. Quienes deseen evitar las multitudes deberían realizar este trayecto en el 2025, antes de que se abarrote de mochileros.
5. Kazajistán. - Kazajistán no es solo un lugar que visitar; es un mundo al que entrar, un viaje que emprender y una historia de la que formar parte. Kazajistán no es solo un lugar que visitar; es un mundo al que entrar, un viaje que emprender y una historia de la que formar parte, con fantasmas de la antigua Ruta de la Seda susurrando por las vastas estepas que rodean las ciudades. La aventura empieza en la cosmopolita Almaty, para luego recorrer las abruptas y salvajes montañas y la estepa, donde se pueden visitar centros espaciales de la era soviética y antiguas ciudades comerciales a través de un país aún ignoto.
Al este. - "Los trenes por esta zona iban de este a oeste y de oeste a este". Hay que dejarse inspirar por las palabras de Chinguiz Aitmátov, uno de los autores más influyentes de Asia Central, y viajar por Kazajistán en tren.
Almaty, la antigua capital, está rodeada de montañas y mantiene la esencia del legado soviético de Kazajistán en sus barrios, conocidos como microdistritos. En ella se puede caminar por el bullicioso bazar Verde, admirar la intrincada arquitectura de la catedral de Zenkov y escuchar la llamada a la oración desde los minaretes de la mezquita Central. Al salir de Almaty, se recobra el contacto con la naturaleza. En un todoterreno se visita el cañón de Charyn, con sus formaciones rocosas de 12 millones de años. Luego se va al denso bosque del Parque Nacional de los Lagos Kolsai. Si atrae lo misterioso, las barkhan, las dunas cantoras del Parque Nacional de Altyn-Emel, ofrecen una sinfonía sobrenatural creada por la naturaleza.
La capital kazaja, Astaná, es conocida por su arquitectura deslumbrante y ultramoderna, pero también ofrece visitas culturales, como el teatro, el Museo Nacional o la antigua casa del poeta Saken Seyfullin. En las tierras salvajes del Parque Nacional de Katon-Karagai, en el extremo oriental del país, se pueden explorar a caballo exuberantes valles y montañas cerca de las fronteras con Rusia y Mongolia. En el año 2021, una cámara captó al raro leopardo de las nieves, que aún habita en el parque.
En el centro. - Se puede conocer la historia de la carrera espacial soviética en el cosmódromo de Baikonur (previo permiso), aún en funcionamiento. Incluso es posible reservar un circuito de cinco días previos al día de un lanzamiento (hay unos cuatro al año).
En el sur, cerca de la frontera con Uzbekistán, Shymkent es un antiguo cruce de caravanas. Hoy es la tercera mayor ciudad de Kazajistán, conocida por su comida. En ella hay que admirar el arte callejero en Suleymenova y, en abril y mayo, las montañas cubiertas de tulipanes al sur de la ciudad, donde también se disfruta de chachlyk (kebabs) y aire fresco. A los excursionistas les encantarán las muchas pistas del Parque Nacional de Sairam-Ugam, donde, al despertar, quizá vean animales salvajes como ciervos pastando cerca de las tiendas.
Se vuelve a tomar el tren para ir a Turkestán, una ciudad con un fuerte legado sufí. Sus mezquitas y mausoleos atraen a muchos peregrinos y lucen un estilo similar al de las ciudades de la Ruta de la Seda de Samarcanda y Bujará, en Uzbekistán.
Al oeste. - De camino el mar Caspio se descubre la ciudad de Aktau, un lugar curioso, arenoso, con olor a gas en el aire y flanqueado por tierras baldías. Se pasea por la orilla del mar, se observa el estilo callejero local y se come donde lo hacen los lugareños, en el jardín del restaurante Caravan. Cerca de Aktau se halla la Reserva de Ustyurt; en la profunda estepa desierta, pilares de piedra caliza y tiza en tonos rosas, azules y blancos se elevan cientos de metros. Se avistan manadas de antílopes saiga kazajos, gacelas persas y esquivos muflones.
Actualmente todo lo que queda de esta antaño ajetreada etapa de la Ruta de la Seda son las ruinas de Shakhr-i-Vazir, el caravasar de Beleuli y la fortaleza de Allan, además de mausoleos y mezquitas subterráneas.
6. Paraguay. - Oculta en el corazón de América del Sur, Paraguay rebosa biodiversidad y un ambiente relajado y acogedor. Recompensa a los aventureros con tesoros que van desde el espinoso bosque chaqueño, habitado por jaguares y osos hormigueros gigantes, hasta pueblos pintorescos y cascadas. Además, nuevos circuitos muestran la ecléctica arquitectura de Asunción, la encantadora capital ajada por el tiempo. Al ser un país mucho menos visitado que sus vecinos Brasil y Argentina, los viajeros a menudo se hallan a solas en sus atractivos naturales y culturales. Pero esto no durará mucho: Paraguay será uno de los anfitriones de la Copa del Mundo de Fútbol de 2030.
La madre de las ciudades. - Las raíces de Asunción se remontan mucho antes de la llegada de los españoles. La herencia precolombina es obvia: desde el guaraní que se oye por doquier hasta los vendedores ambulantes de tereré, yerba mate preparada con agua fría y hierbas medicinales. Por su parte, los nuevos restaurantes abogan por los ingredientes nativos. Táva abrió en el centro en el 2024 y ofrece delicias como sopa paraguaya (pan de maíz con queso) y fusiones creativas como mbeyú, una torta crujiente de mandioca con un huevo frito, ternera y kimchi. Chacatours, una iniciativa de local, organiza circuitos por La Chacarita, el barrio tradicional a la vera del río Paraguay, y pronto ofrecerá alojamiento en casas familiares.
Una vez al mes las ruinosas mansiones de principios de siglo de la calle Palma abren sus puertas. Y la revolución de la cerveza artesanal toma impulso. Se puede probar lagers de Herken en el animado patio de Koggi, weissbier o IPA en el sencillo The Hop o red ales, porters y Kölsch en el elegante Simón Dice. En el 2025, la reconstrucción de la largamente abandonada línea férrea desde la gran y antigua terminal de trenes del centro hasta las afueras de la ciudad comenzará en serio, pero aún se tardará en poder viajar en ella.
Por el chaco. - Aproximadamente 1 km al otro lado del río Paraguay empieza el Gran Chaco, un mosaico de pantanos, sabanas y matorrales que casi dobla a España en extensión, descrito por David Attenborough como uno de los últimos grandes espacios naturales de la Tierra. Más de una docena de pueblos indígenas (artesanos expertos y guardianes de su frágil hogar forestal) habitan desde hace mucho el Chaco, ahora más accesible a los foráneos gracias a nuevos puentes y caminos. Hay cómodos hoteles en el pueblo menonita de Filadelfia, a 7 h de Asunción.
En el 2020 se inauguró un centro de visitantes (que costó 230 millones de dólares) con rutas de senderismo y muestras sobre la fabulosa flora (recios quebrachos, espinosos palos borrachos con troncos abombados) y fauna (jaguares, tapires, flamencos, armadillos gigantes), parte de la cual se puede observar desde la cercana Laguna Capitán. Más al norte se halla el Parque Nacional Defensores del Chaco, por donde se debe caminar con cuidado y solo con un guía experimentado. Aquí aún viven pequeños grupos de cazadores-recolectores ayoreos, los últimos pueblos aislados de América fuera del Amazonas.
En busca de cascadas. - Las cataratas del Iguazú, al otro lado de la frontera con Argentina y Brasil, acaparan la atención, pero la región oriental de Paraguay acoge decenas de cascadas que ofrecen turismo de aventura, observación de fauna y aldeas atrapadas en el tiempo. Se puede hacer rápel en el Salto Cristal, una lámina de bruma vítrea sobre roca oscura, y acampar cerca de la costa en la densa selva. El Salto Inglés, que alimenta una poza con vistas, debe su nombre a los ferroviarios británicos que colocaban tuberías para el repostaje de las locomotoras, que aún se conservan en la ciudad de Sapucai.
El Salto Samakua cae 60 m por un acantilado; es posible contratar un guía en Capitán Bado para que lleve hasta allí. Cerca de los económicos centros comerciales de Ciudad del Este, los Saltos del Monday adquieren un tono de leche con chocolate tras las fuertes lluvias. Se necesita un vehículo robusto con el depósito lleno para llegar a algunos de estos sitios, o contratar un circuito de fin de semana con JaikuaaPy, en Asunción.
7. Trinidad y Tobago. - Trinidad y Tobago ofrecen mucho más que "sol, mar y arena". Esta república de islas gemelas con mucha historia y patrimonio es el hogar de 1,3 millones de personas de diversas etnias, identidades religiosas y culturales que viven en armonía y tienen fama de ser de lo más fiesteras. La cultura es la protagonista de esta joya del sur del Caribe. Desde los hipnóticos ritmos de la música soca en el momento álgido del carnaval hasta las delicias que hacen que todos los visitantes se conviertan en sibaritas, Trinidad y Tobago es el sueño utópico de los amantes de los viajes a todo color.
Explosión cultural. - En varias celebraciones de Trinidad y Tobago, cualquier creencia y raza encuentra igualdad, y no es solo una frase del himno nacional. Durante todo el año los visitantes tienen oportunidad de explorar un mundo moldeado por la rica amalgama de culturas, religiones e historia del país. Esta mezcla antropológica fusiona música, moda y comida, de una manera única y sin complejos.
El carnaval de Trinidad es el principal evento del calendario festivo. Es un espectáculo de meses de duración que presenta certámenes de tambores, luchas con bastones y conciertos de calipso. Este emocionante período culmina con desfiles de disfraces el lunes y martes inmediatamente anteriores a la Cuaresma. Esos dos días decenas de miles de fiesteros inundan las calles de la capital, Puerto España, y otras partes del país para divertirse con una ruidosa banda sonora de soca que suena a través de altavoces instalados en grandes camiones.
Otro festival es el Hosay, una celebración musulmana indo-caribeña en la que se llevan en procesión mausoleos o tumbas gigantes, conocidos como tadjah, y se dejan en el mar como lugar de descanso final. El Phagwah, o Holi, es el festival hindú de los colores, en el que se juega alegremente con polvos de vivos colores llamados abir para representar el triunfo del bien sobre el mal.
Donde la naturaleza importa. - Al otro lado de la bulliciosa escena festiva, el turismo sostenible cada vez constituye un atractivo más popular para escapadas tropicales serenas, limpias y verdes. Han resurgido atracciones ecológicas que enriquecen la experiencia del visitante e insuflan nueva vida a las comunidades más pequeñas.
En la localidad de Grande Riviere se halla uno de los principales puntos de anidación de tortugas laúd del mundo. Los vecinos crearon una asociación para protegerlas patrullando la playa por la noche contra los cazadores furtivos y empezaron a ofrecer circuitos turísticos. Como resultado, han surgido más lugares y Grande Riviere goza de una pequeña escena turística que beneficia tanto a los lugareños como a las tortugas.
Deliciosa fantasía gastronómica. - Si se tiene un antojo, casi seguro que en Trinidad y Tobago se encontrará una variación de ese plato que se busca. Con influencias culturales de las comunidades africana, asiática oriental, francesa, española, inglesa, holandesa, china e indígena, su gastronomía es tan amplia como sabrosa. Restaurantes como Freebird, en el sur de Trinidad, brindan experiencias fabulosas de la granja a la mesa, y entre las opciones de Tobago se cuenta Seahorse Inn, un paraíso de pescado y marisco que se completa con las relajantes olas de la playa cercana.
Por su parte, la avenida Ariapita, en Puerto España, ofrece una oferta más informal de comida para llevar. Con platos como las pitas mixtas de pollo y cordero de Hassan Gyros o la delicia nacional llamada doubles (sándwich de garbanzos al curri) que sirve Sauce Team, los visitantes pueden disfrutar de una gran variedad las 24 h del día, agradables tanto para el paladar como para el bolsillo.
8. Vanuatu. - Magia, misticismo y 'kastom' (cultura tradicional) se encuentran en este salvaje y accidentado archipiélago de 83 islas, la nación con mayor diversidad lingüística per cápita del mundo. La crudeza de Vanuatu, a menudo escapa a los viajeros, que optan por islas más desarrolladas del Pacífico, pero es la clave de su atractivo. Entre inmersiones en pecios, rituales antiguos y el espectáculo de la lava arrojada por un volcán activo, los visitantes disfrutan cada vez de más comodidades modernas. El plan nacional de desarrollo sostenible prioriza la protección de la naturaleza para las generaciones futuras, así que resulta fácil dejar un impacto leve.
País feliz. - El año 2025 se cumple una década desde que uno de los peores ciclones que azotó el Pacífico Sur arrasara Vanuatu. El ciclón Pam no fue el primer desastre natural que sufrió el país, ni será el último. Y, pese a estas adversidades, esta pequeña nación de solo 300 000 habitantes encabeza la clasificación del Índice del Planeta Feliz.
Resulta más fácil entender por qué cuando se aterriza en Port Vila, en la isla principal de Éfaté. Acurrucada entre un deslumbrante puerto natural y una laguna turquesa de ensueño, Vila es quizá la capital con una ubicación más idílica del mundo. El ritmo es lento; la bienvenida, cálida y el entorno, relajante. A pesar de las tormentas de todo tipo sufridas por Vanuatu en los últimos años, hay mucho por lo que sentirse
Tierra antigua, culturas antiguas. - Vanuatu está cubierto de jungla, bordeado por playas desiertas, salpicado de volcanes y rodeado de senderos pintorescos. Pero quizá lo más memorable del viaje sea conocer las ricas y diversas culturas de los ni-vanuatu (pueblo melanesio de Vanuatu, también llamado ni-van). Desde las tribus kastom de la isla de Tanna, que conservan su antiguo estilo de vida en un mundo moderno (y la veneración por el difunto duque de Edimburgo), hasta la cautivadora danza de la serpiente Ra interpretada por los hombres de la isla de Ra, en las islas Banks, no faltan las oportunidades para una inmersión cultural.
En Port Vila se puede experimentar la cultura ni-van, pues el kastom tiene un papel importante en la vida cotidiana de la mayoría de los lugareños, y es el mejor lugar para descubrir las numerosas influencias culturales, incluidas la francesa y la británica, que han contribuido a moldear desde la cocina vanuatense hasta el idioma principal, el bislama, que se desarrolló en un período oscuro de la historia de Vanuatu, cuando los británicos esclavizaron a los ni-van para trabajar en plantaciones de Australia y otros lugares. Este idioma común contribuye a unir una nación con más de 130 grupos lingüísticos.
Nuevos comienzos. - Vanuatu salió hace poco de la clasificación oficial que lo situaba como uno de los países menos desarrollados del mundo, un hito alcanzado por muy pocas naciones en los últimos 40 años. Si bien la falta de desarrollo es uno de sus encantos, una serie de aperturas y mejoras turísticas recientes y futuras mejoran la visita.
Cerrado desde la pandemia, el Ratua Private Island Resort, en la isla de Espíritu Santo, brindó a sus huéspedes una de las estancias más lujosas y de bajo impacto en Vanuatu en el 2024. Este resort sin ánimo de lucro ofrece alojamiento a solo 42 huéspedes en 13 villas javanesas restauradas, a las que la brisa del mar proporciona aire acondicionado, y su carta emplea productos orgánicos locales.
Moso Dream Tours & Transfers es un nuevo proyecto de gestión y propiedad local que ofrece aventuras en la isla de Éfaté, mientras que en la isla de Tanna el White Grass Ocean Resort & Spa, con el único centro de buceo de la isla, ha estado trabajando con el Departamento de Pesca de Vanuatu para establecer una zona marina protegida con el fin de preservar el arrecife que bordea la isla y su fascinante ecosistema.
9. Eslovaquia. - Con monumentos históricos renovados, un impulso al ecoturismo y el renacimiento de su zona este, Eslovaquia está lista para ser un destino estelar. Con unos vecinos tan famosos como la República Checa y Austria, es fácil pasar desapercibido. Eslovaquia, que tiene fronteras con cinco países y conexiones ferroviarias con toda Europa, se ha considerado mucho tiempo una escala rápida, si es que llegaba algún viajero. Este país sin salida al mar, con montañas elevadas y ciudades repletas de arte, goza de una distintiva mezcla arquitectónica y de una belleza natural bien protegida.
La gran renovación de Bratislava. - Eslovaquia tiene todos los encantos propios de Europa Central: torres de iglesias góticas, castillos cimeros y galerías pintorescas. De cara al año 2025, estos tesoros culturales lucen un mejor aspecto que nunca, sobre todo en la capital, Bratislava, donde han desaparecido los andamios tras la restauración de varios edificios emblemáticos. La rehabilitación de la Galería Nacional de Eslovaquia ha sido galardonada, ha renovado su patio y galerías interiores, y el puente Dedeček (una controvertida reliquia de la década de 1970) es ahora un elegante espacio contemporáneo lleno de luz. En el casco antiguo, se ha restaurado la puerta de Miguel, la única de las cuatro puertas medievales de Bratislava que se conserva.
En la antaño destartalada Námestie Slobody (plaza de la Libertad) se ha reparado la pieza central, la fuente Družba, una escultura en forma de flor que ha estado fuera de servicio 16 años. La fuente ha transformado la plaza en un popular lugar de encuentro. También hay novedades arquitectónicas, como la próxima ampliación del proyecto residencial Sky Park de Zaha Hadid y la torre de observación Devínska Kobyla, situada 11 km al noroeste de Bratislava. Este mirador, que se eleva 20 m y cuya forma se inspira en una mantis religiosa, permite contemplar los campos y bosques de Eslovaquia, además de las vecinas Austria y la República Checa.
Ecoturismo en Eslovaquia. - Eslovaquia ha ido ganando posiciones en la clasificación de ecoturismo y en el Índice de Viajes Sostenibles 2023 de Euromonitor obtuvo el sexto lugar. Los nueve parques nacionales del país deslumbran con sus lagos, hayedos y prados de flores silvestres que cubren las laderas de los Cárpatos. La naturaleza dormita seis meses durante los cierres invernales de las rutas de senderismo en los Tatra, la cordillera que separa Eslovaquia de Polonia. Durante la temporada de senderismo, se puede viajar en el ferrocarril eléctrico Tatra, que va de la lacustre ciudad balneario de Štrbské Pleso a la localidad de montaña de Tatranská Lomnica.
En Bratislava, la Reserva Natural del Vydrica alberga bosques cubiertos de musgo y arroyos. En la región norte de Pieniny existe el proyecto de crear una ruta turística ecológica que pasará por 12 manantiales de aguas minerales. Y en la región vinícola del sureste de Eslovaquia, el alojamiento en las copas de los árboles en Malá Bara ofrece una combinación única: beber vino dulce Tokaj en un entorno boscoso.
Renacimiento cultural del este de Eslovaquia. - Además de la región vinícola, en el este de Eslovaquia abundan las atracciones singulares. Sus 18 lugares protegidos por la Unesco, desde el colosal castillo de Spiš hasta las minúsculas iglesias de madera del s. XVIII, quedan a 2 h en coche de Košice, la segunda ciudad más oriental del país. Además, gracias al proyecto OMG (Open Mural Gallery), ahora 30 obras de arte callejero embellecen la ciudad. Košice cuenta con el Tabačka Kulturfabrik, un centro con bares, salas de conciertos, galerías y espacios de coworking.
En el cercano parque de la ciudad, se ha rescatado un edificio art nouveau de 1909 y se ha transformado en el complejo de cinco estrellas Villa Sandy. Y 110 km al noreste de Košice, en Medzilaborce, el Museo de Arte Moderno Andy Warhol se ha renovado por completo. Situada cerca del pueblo natal de los padres de Warhol, la galería tiene prevista su reapertura a finales del 2024, otra de las muchas sorpresas que aguardan en Eslovaquia.
10. Armenia. - Armenia tiene mucho pasado, pero su futuro es prometedor. Hay mucho más que sus fabulosos monasterios, el país atesora rutas maravillosas, como el nuevo Sendero Nacional Armenio, y sus vinos merecen un brindis. La nación cristiana más antigua del mundo, con una civilización que se remonta miles de años, Armenia tiene mucho pasado, pero su futuro es prometedor. Tradicionalmente, los viajes a esta nación del sur del Cáucaso se centraban en sus fabulosos monasterios, pero ahora hay mucho más. El país atesora rutas maravillosas, como el nuevo Sendero Nacional Armenio, y sus vinos merecen un brindis con una copa de Areni Noir. Hace unos años países como Albania y Georgia acapararon la atención; ahora le toca a Armenia.
Rutas de senderismo. - Las montañas y valles poco poblados de Armenia son ideales para el senderismo. Además, por el camino hay muchos pueblos bonitos encantados de ofrecer al viajero khorovats (carne a la parrilla) y un lugar donde acampar. Inaugurado en el 2024, el Sendero Nacional Armenio, de 1000 km, cruza el país a lo largo y sigue caminos similares al Sendero Transcaucásico, un proyecto que unirá Armenia con Georgia y Azerbaiyán.
Con la aplicación HikeArmenia se pueden encontrar tramos de cualquiera de las rutas, así como otras más cortas, aunque espectaculares, que pasan por picos coronados por monasterios. O se puede alquilar un coche y salir de las rutas habituales. Hacia el sur, desde la capital, Ereván, se encontrarán caminos de la Ruta de la Seda con caravasares y un terreno poco visitado por el paso de Meghri hasta la frontera iraní.
Otra opción es ir a las ciudades que bordean el gigantesco cañón de Debed, donde las matriarcas de las pensiones enseñan a hornear gata (pastel relleno dulce). Los marshrutka (taxis compartidos) de la era soviética son otra opción para explorar si no se quiere conducir, aunque solo salen cuando están llenos.
Más que monasterios. - Unos cientos de años después de la muerte de Jesucristo, un cristiano llamado Gregorio el Iluminador curó al rey armenio Tiridates III, lo que llevó a este a convertir su reino a la religión, por lo que fue la primera nación cristiana del mundo. Armenia está salpicada de miles de maravillosos monasterios que pertenecen a la Iglesia católica apostólica armenia y que deberían estar en la lista de visitas obligadas de todo viajero, aunque hay mucho más.
Se puede volar sobre un desfiladero con el teleférico más largo del mundo, Wings of Tatev; admirar la arquitectura de toba en Gyumri y Goris; esquiar en invierno en la nueva estación de montaña de Myler; y flotar sobre la plaza de la República en Ereván durante el Festival Internacional de Globos. Y si gusta la arquitectura soviética, también abunda; destacan los telescopios de Byurakan y los almacenes abandonados de Alaverdi.
Próximo destino vinícola. - En la época de la URSS, Armenia era responsable de elaborar brandi, uno muy bueno del que gustaba Winston Churchill. Pero las uvas armenias tienen una historia más larga. En el 2007 los arqueólogos hallaron cerámica vinícola de más de 6000 años de antigüedad, lo que convirtió al país en el orgulloso propietario de la bodega más antigua del mundo. Desde entonces, el vino armenio y las variedades de uva antiguas han inspirado a decenas de nuevos productores, que elaboran caldos deliciosos con técnicas modernas y naturales.
El vino armenio recibe numerosos galardones y el país albergó en el 2024 la Conferencia Mundial de Enoturismo de la OMT. El lugar clave es la región de Areni: Momik WineCube, Trinity Canyon y Old Bridge son viñedos fabulosos, y en octubre se celebra el Festival del Vino de Areni. Se puede ir a los bares de la calle Saryan, en la capital, y disfrutar de los Días de Vino de Ereván en junio. Al norte, cerca de Diliján, Ijevan Wine Factory ofrece interesantes circuitos y acaba de construir la sala de cata más grande del país, así como un molino tradicional que produce harina para el pan plano tradicional, el lavash.
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