LA PESCA POR EL MUNDO (Destinos de Pesca Continente Asia)


Ama (Japón). -
Una ama (海人?) —llamada uminchu en okinawense o kaito en la península de Izu— es una buceadora japonesa que se dedicada a la pesca subactuática y la recolección de perlas. En el idioma japonés, ama significa «mujer buceadora» y se utiliza el ideograma 海女 para referirse a mujeres y 海士 para referirse a los hombres, aunque la mayoría de las amas son mujeres.


Historia. -
La tradición japonesa sostiene que la práctica de las amas puede tener unos 2000 años de antigüedad. Una de las primeras referencias escritas que existen respecto a estas buceadoras es el Gishi Wajinden (魏志倭人伝?), publicado hacia el 286 a. C. El caso de las amas japonesas es bastante similar a las haenyeo de Corea, que también tienen una larga tradición histórica.


Reflejo de la importancia que suponía esta industria es el hecho de que mediados de la década de 1960 trabajaban en las costas de Corea y Japón unas 30 000 buceadoras. Sin embargo, desde esa fecha el número de buceadoras ha ido decreciendo considerablemente. En la actualidad, sin embargo, constituyen un importante elemento cultural y turístico en las zonas de Japón donde permanecen activas.


Características. -
Tradicionalmente las amas japonesas se subdividen en tres grados: las buceadoras más jóvenes son conocidas como koisodo y suelen realizar inmersiones de 2-4 metros; las nakasoido son las buceadoras de más de veinte años, que cuentan con una cierta experiencia y son capaces de realizar inmersiones de 4-7 metros de profundidad; por último, las buceadoras más experimentadas son conocidas como ooisodo (con más de veinte años de experiencia) y realizan inmersiones de 15-20 metros de profundidad.


En una situación normal, una ama experimentada realiza cincuenta inmersiones por la mañana y otras tantas durante la tarde. En el caso de las buceadoras más expertas, las inmersiones a pulmón abierto suelen durar unos 30 segundos, con pausas intermedias de medio minuto en las que regresan a la superficie.


Muchas de las buceadoras empiezan desde jóvenes y continúan trabajando durante buena parte de su vida. Tradicionalmente, incluso en fechas tan recientes como la década de 1960, las amas realizaban inmersiones llevando solamente pareos. En fechas más cercanas han ido introduciendo el uso de trajes acuáticos, aunque las inmersiones seguían realizándose sin equipos de buceo o botellas de oxígeno. Sus capturas consisten principalmente en perlas, pero también abulones o algas.


Cultura popular. -
En la actualidad constituyen un elemento muy conocido de la cultura tradicional japonesa. Por ejemplo, en 2013 la cadena pública NHK emitió Amachan, un dorama ambientado en torno a las ama en una pequeña localidad costera. Sin embargo, el fenómeno de las buceadoras ha tenido presencia en la cultura japonesa desde fechas muy anteriores. Un buen ejemplo de ello es el grabado El sueño de la esposa del pescador (1814) de Hokusai.


Conociendo a las buceadoras de Ise-shima en Japón. -
La prefectura de Mie, ubicada en el este de Kansai, tiene más de mil kilómetros de costa, incluyendo el Parque Nacional de Ise-Shima. Mie es conocida como la cuna del sintoísmo en Japón, atrayendo a muchos visitantes nipones. En sus impresionantes paisajes, algunos lugareños se ganan la vida con la pesca de productos populares en el resto del país, como el cangrejo de río de Ise. Visitar Ise-Shima es una oportunidad para descubrir lo que se conoce como un paraíso gastronómico, y disfrutar de experiencias auténticas con la gente local.


La cabaña de las buceadoras de Hachiman-Kamado. -
La palabra ama (海女) es una combinación de dos kanjis que significan «mar» (海) y «mujer» (女). Estas «mujeres del mar» son buceadoras conocidas por practicar la pesca submarina en las costas de Japón desde hace miles de años. Pero actualmente, las ama son cada vez menos comunes. Según el último estudio realizado hace unos diez años, había 2.000 ama en todo el país. Y alrededor de la mitad estaban cerca de las ciudades de Toba y Shima.


¿Quiénes son las ama? -
Entre toda la información existente sobre las ama, es difícil separar las leyendas de la realidad. Pero una cosa es cierta: estas misteriosas zambullidoras han inspirado a muchos artistas de los siglos pasados. Se pueden encontrar en muchos grabados japoneses de los siglos XVIII y XIX. Es posible que las hayas visto con una tela atada a la cintura, sosteniendo un cesto lleno de crustáceos como orejas marinas.


Como Toba también es conocida por el cultivo de perlas, las ama suelen asociarse erróneamente con la pesca de perlas. Pero, como me diría mi anfitriona ama, su misión es, sobre todo, bucear en el fondo del mar en busca de comida. A través de su herencia, las ama no solo transmiten técnicas únicas de buceo, sino también una filosofía y un modo de vida especialmente respetuoso con el medio ambiente.


Tomando un aperitivo con las ama. -
Tras una dura jornada de trabajo, las ama descansan en sus cabañas, donde se calientan frente al fuego. Allí también preparan sus salidas al mar y se cambian de ropa. Hay dos cabañas de este tipo en el sureste de Toba. Junto a dos personas más, visité una de ellas en coche. Si no conduces, pueden poner a tu disposición un autobús que te recoge y te lleva de vuelta a la estación de Toba, a unos 25 minutos. Lo reconocerás fácilmente: el autobús es de color azul marino, cubierto con dibujos de ama con sus trajes blancos.


Nada más llegar al aparcamiento, una mujer vino a recibirme. Era Reiko-san, la mujer más anciana de la cabaña. Como llegué un poco temprano, aprovechamos para charlar un poco. ¡Ese mes había llegado a los 90 años! Me contó que había empezado a pescar a los 13 años y que había seguido buceando incluso a los 80 años. Las buceadoras te dan una cálida bienvenida en la cabaña Hachiman-kamado. Mi anfitriona está a la derecha y a su lado, con una estrella, está la nonagenaria buceadora Reiko-san.


Entonces llegó oficialmente la hora de ir a la cabaña con los dos acompañantes. Nuestra anfitriona, Okano-san, nos estaba esperando, agitando una pequeña bandera, con una sonrisa que pudimos ver detrás de su máscara. Nos presentó la cesta de marisco que había pescado antes y que íbamos a degustar juntos.


La cabaña ofrece varias opciones que van desde un simple aperitivo hasta un menú de lujo. Yo elegí el menú degustación. Primero de todo, Okano-san nos explicó que contenía nuestra cesta: moluscos, ostras hiougi, abulón y jurel japonés. Explicó que el surtido variaba en función de la pesca del día.


Nos invitó a sentarnos en cojines alrededor del fuego en el centro de la sala. Me encantó el ambiente sencillo y cálido de este momento. Mi anfitriona me contaba historias y me hablaba de su vida como ama mientras veía cómo se cocinaba el marisco en el fuego. Explicó que ingerir marisco de esta manera era la forma más natural de comerlo. Esa mañana había salido a pescar los mariscos a mano, y ahora los cocinaba con un fuego de leña, todo muy natural.


Compartir un momento en la vida de las mujeres buceadoras. -
La conversación continuó mientras probábamos estas vieiras, ¡tan finas y sorprendentemente dulces para algunos! Más allá de la experiencia turística y culinaria de esta visita, disfruté mucho de este momento especial con Okano-san. Sentí mucha modestia en sus palabras. Al escucharla, parecía que sumergirse a una profundidad de 10 metros sin una botella de oxígeno era fácil.


No obstante, me aseguró que era muy difícil convertirse en una ama. Según ella, no es solo la dificultad física lo que desanima a las generaciones más jóvenes a tomar el relevo. Hay muchas condiciones que deben cumplirse para poder practicar el arte del ama, la primera de las cuales es pertenecer a una familia con derecho a pescar.


Le pregunté por qué entre las ama solo había mujeres. Me contestó que, según las antiguas creencias, el cuerpo de las mujeres era más resistente al frío que el de los hombres. Pero se dio cuenta de que su respuesta no me convencía, por lo que añadió, entre risas, que se temía que algunas de sus partes se encogieran demasiado y desaparecieran.


Después de la comida, me propuso probarme el traje de ama, el que llevaban todas. Consistía en una blusa larga, un gorro de algodón blanco atado a la cabeza y una falda larga de kurume-kasuri (una tela de algodón tradicional japonesa teñida con añil). Okano-san me dijo que ahora bucea con un traje de neopreno, pero que cuando era más joven llevaba el traje tradicional. En tan solo unos minutos, ¡Okano-san me había convertido en una auténtica ama!


Después de nuestra pequeña sesión de fotos, las otras tres ama también se unieron. Nos enseñaron a bailar Osatsu Ondo, una danza folclórica característica de su zona en Toba. Luego, como punto y final de esta gran experiencia, bailamos juntas.


El observatorio de Kirigaki. -
Después de dejar las ama, me dirigí al observatorio de Kirigaki para ver otro espectáculo ligeramente distinto. La terraza de este mirador está orientada al oeste y se dice que tiene la puesta de sol más bonita de la zona. Se encuentra al sur de Shima y ofrece una magnífica vista de la bahía de Ago, también conocida como la bahía de las perlas.


Desde lo alto del observatorio se puede ver la bahía con sus numerosas islas pequeñas y los criaderos de ostras perladas, otra actividad importante en la región. Fue iniciada a principios de la década de 1890 por un empresario llamado Mikimoto Kōkichi, que fue el primero en el mundo en desarrollar un método eficaz de cultivo de dichas joyas. Hoy en día, las perlas de Mikoto son muy populares en todo el mundo y son el orgullo de la región, por lo que probablemente darás con este nombre varias veces a lo largo de viaje.


La pesca de los cangrejos de río. -
En esta zona también puedes vivir la experiencia de ver a los pescadores del puerto de Wagu cuando vuelven de pescar cangrejos de río temprano por la mañana. Personalmente, siempre me gusta relacionar las especialidades que descubro en mis viajes con las personas que las producen. Así que ese día me levanté bien temprano y fui al puerto sobre las 6 de la mañana. Cuando llegué allí, unas cincuenta personas esperaban el pequeño barco que iba a traer de vuelta a los pescadores. Los cangrejos de río son nocturnos, por lo que los pescadores colocan sus redes al anochecer y regresan por la mañana temprano.


Una vez que el barco regresó, algunos hombres llevaron las redes al puerto, donde hombres y mujeres, todos equipados con un pequeño gancho, comenzaron a desenredar los cangrejos de río atrapados. Un trabajo meticuloso, porque si una pata se queda atascada en las redes, el precio del cangrejo de río se reduce drásticamente. Todo el mundo hablaba y reía en un ambiente relajado y agradable. Más adelante, los cangrejos de río se clasificaban por tamaños para fijar el precio y enviarlos al mercado. El precio del cangrejo de río es bastante estable, alrededor de 150.000 yenes por 30 kg. Pero en el periodo de Año Nuevo aumenta a 5.000 yenes por kilo, que es cuando los pescadores hacen el mejor negocio.


Cuando le pregunté a uno de los pescadores cuánto tiempo llevaba trabajando aquí, lo primero que hizo fue reírse. Entonces me dijo que todo el mundo ha estado trabajando aquí desde siempre. De hecho, todos pertenecen a la misma familia, la familia Oyama. Según me explicó este pescador, muchos de los presentes esta mañana son voluntarios, simplemente participaban en el negocio familiar. Siendo la pesca la actividad principal aquí, me preguntaba cuántas familias como los Oyama trabajaban así y vivían de la pesca la mitad del año. La cena que había disfrutado el día anterior adquirió una nueva dimensión.


El puerto de Wagu. -
Solamente se puede acceder en coche y únicamente de octubre a abril. Los pescadores suelen volver sobre las 6 de la mañana, pero la hora puede variar, ya que no existe un horario determinado. El público puede visitar el puerto libremente, respetando el trabajo de los pescadores.


La cabaña de las buceadoras de Hachiman-kamado. -
La cabaña está ubicada a 25 minutos de la estación de Toba, que se puede hacer en coche o en el autobús ama.


El observatorio de Kirigaki. -
Accesible únicamente en coche. Abierto todos los días 24/7.


Haenyeo. -
Haenyeo (en hangul, 해녀; en hanja, 海女; literalmente, «Mujeres del mar») es un término coreano para referirse a las mujeres buceadoras de la isla surcoreana de Jeju. Son conocidas por su espíritu independiente, férrea voluntad o determinación, y representan la estructura familiar semi-matriarcal de esta isla coreana. En la actualidad constituyen uno de los principales símbolos turísticos y culturales de Corea. La cultura que rodea a las haenyeo de Jeju fue considerada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2016.


Historia. -
La tradición de las buceadoras de Jeju se remonta al año 434. Originalmente, este tipo de buceo era una profesión exclusivamente masculina, con la excepción de las mujeres que trabajaban junto a sus maridos. No será hasta el siglo XVII cuando aparezca la primera mención escrita de las buceadoras, en una monografía sobre la geografía de Jeju que las describe como jamnyeo (lit., «mujeres buceadoras»). En el siglo XVIII las buceadoras, que para entonces eran denominadas comúnmente como haenyeo, superó en número a los buceadores varones.


Otra explicación de este fenómeno es la condición fisiológica femenina: las mujeres tienen una mayor grasa subcutánea y un umbral de temblor más alto que los hombres, haciéndolas más aptas para soportar aguas frías. Un documento del siglo XVIII registró la imposición de un tributo de pago en especie de Haliotis secos, factor que obligó a muchas mujeres a bucear en aguas frías en búsqueda de este tipo de molusco.


Dado que el buceo en el mar se acabó convirtiendo en una industria prácticamente dominada por las mujeres, muchas de las haenyeo sustituyeron posteriormente a sus maridos como principal sostén de la familia. Esta tendencia se incrementaría especialmente después de que Corea se convirtiese en una colonia japonesa y el buceo se convirtiera en una actividad mucho más lucrativa. Hasta el periodo anterior a la colonización japonesa, buena parte de las capturas que realizaban las buceadoras eran entregadas a las autoridades de Choson como un tributo. Sin embargo, cuando los japoneses se instalaron en Corea abolieron esta tradición, permitiendo que las haenyeo pudiesen vender sus capturas en el mercado libre y pudiesen sacar beneficios.


Además, los comerciantes japoneses y coreanos contrataban a las buceadoras para que trabajasen para ellos en Japón o en el continente coreano como trabajadoras asalariadas, contribuyendo a aumentar enormemente su situación financiera. Desde 1903 las haenyeo empezaron a ser contratadas para trabajar en Japón, donde coexistieron con las ama niponas; hacia 1937 el número de haenyeo que buceaban en aguas japonesas era de 1601 mujeres.


En Yeonpyeong-ri (una isla cercana a Incheon, donde trabajan muchas haenyeo) sus salarios constituían, como promedio, un 40-48 % de los ingresos totales de una familia típica de la zona. La posición preeminente de las buceadoras en la economía de Jeju y en las unidades familiares continuaron teniendo una cierta importancia incluso después de la colonización japonesa. A comienzos de la década de 1960, por ejemplo, las recolecciones de las Haenyeo representaban el 60 % de los ingresos pesqueros de Jeju, mientras entre los maridos existían importantes tasas de desempleo.


Época reciente. -
Desde ese periodo, sin embargo, la industria de las Haenyeo entró en declive. Al igual que ocurrió en toda Corea, en la propia isla de Jeju la estructura económica cambió y para 1978 el turismo había superado a los sectores económicos tradicionales, como la agricultura. Esta circunstancia tuvo un impacto considerable en el número de buceadoras Haenyeo. Debido al aumento de alternativas a lo que constituía un trabajo duro y penoso, muchas mujeres abandonaron la industria de la pesca subacuática. Entre 1965 y 1970 el número de buceadoras cayó en picado, pasando de 23 081 a 14 143.


Más dañino resultó para la industria de las Haenyeo el hecho de que las nuevas generaciones se desligasen prácticamente de este mundo, al abrírseles mejores oportunidades económicas. La ausencia de nuevas aspirantes se tradujo en un progresivo envejecimiento. Para 1970 el 31% de las buceadoras Haenyeo tenían 30 años o menos, mientras que el 55% tenía una edad que iba de los 30 a los 49 años y solo el 14% tenían más de 50 años; sin embargo, en 2014 las cifras habían cambiado radicalmente: para entonces el 98% de las buceadoras tenían una edad media superior a los 50 años.


A pesar de este panorama, la situación ha cambiado. En la actualidad las Haenyeo son consideradas como uno de los más valiosos tesoros de Jeju. El gobierno coreano ha subsidiado la adquisición de equipo para las buceadoras y les ha otorgado derechos exclusivos para la venta de marisco fresco. Además, en marzo de 2014, el gobierno coreano solicitó a la Unesco que las Haenyeo fueran inscritas en su lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, siendo inscrito en 2016 bajo la denominación La cultura de las haenyeo (buceadoras) de la isla de Jeju.


Características. -
Tradicionalmente, las chicas comenzaban a entrenarse cuando tenían once años. Comenzaban buceando en aguas poco profundas, trabajando a su manera hasta alcanzar profundidades más profundas. Después de unos siete años de entrenamiento, una chica ya era considerada un Haenyeo de pleno derecho.


Desde sus inicios las buceadoras Haenyeo han usado atuendos de algodón en sus inmersiones, pero desde la década de 1970 empezaron a utilizar de forma genérica trajes acuáticos. Desde 1900 también se adoptó el uso de gafas de buceo, hecho relevante dado que hasta entonces la búsqueda subacuática se realizaba mediante la visión natural, sin instrumentos y/o protección. El uso de los modernos trajes acuáticos también ha facilitado considerablemente a las Haenyeo el sumergirse en aguas frías.


La introducción de los trajes de neopreno implicó que las buceadoras podían permanecer en el agua de cinco a seis horas en una sola inmersión, incluso durante el invierno. Sus capturas consisten en abulones, conchas, pulpos, erizos de mar, ascidias o algas pardas, así como distintos tipos de sargazos, ostras, limosnas marinas, etc.

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