Las encañizadas son un arte de pesca artesanal prácticamente extinto que remonta a los árabes en la Edad Media, perdurando únicamente en San Pedro del Pinatar y la manga del mar menor. Son un modo de pesca artesanal utilizado en las lagunas litorales. La Encañizada de la Torre en los límites del espacio natural de Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar es la única que se mantiene instalada en España. En el Mar Mediterráneo existen otras en la laguna de Bardawil, en la costa de Egipto. Su nombre proviene de las cañas que se utilizan como elemento estático (de donde proviene su nombre), combinadas con redes como elementos móviles para formar auténticos laberintos en los canales que comunican con el Mar Mediterráneo con el Mar Menor. Una encañizada se compone de tres estructuras principales:
* La travesía, una barrera que atraviesa el canal que comunica ambos mares de orilla a orilla.
* Las paranzas, estructuras en el interior de la travesía que permiten el paso del agua, pero no el de los peces, de tal manera que redirigen a los peces hacia un departamento central para su captura.
* Los corrales, estructuras con redes situadas al final de las paranzas y evitan que aquellos peces que regresan para evitar la trampa.
Suele utilizarse para la captura de especies como la dorada, el mújol, magre, etc…
Historia.- Es una forma o arte de pescar bastante antigua, ya se tiene constancia de su uso por los árabes en la Edad Media. A lo largo de la historia la pesca en el Mar Menor se puede considerar uno de los recursos tradicionales de pesca en la zona, siendo las encañizadas junto al empleo de barcos con vela latina dos de sus señas características. En 1933 existían cuatro industrias dedicadas a su explotación. La única que permanece instalada en la parte occidental del Mar Mediterráneo se llama la encañizada de la torre, estando situada en una de las golas (entradas/salidas de agua) del Mar Menor, perteneciendo al municipio de San Javier, que se puso de nuevo en funcionamiento en 1995. Desde el siglo XV hasta comienzos del siglo XX existieron otras encañizadas a lo largo de La Manga del Mar Menor entre ellas se puede destacar la de Marchamalo que se situó en el canal o gola abierta de modo artificial para la explotación pesquera de la misma siendo la excepción al empleo de las golas naturales para la pesca. También existieron instalaciones similares en el Albufera de Elche, la Albufera de Valencia y el Delta del Ebro.
Se centró este tipo de pesca denominado “encañizadas “en las costas levantinas por abundar en ellas los esteros y lagunas, aplicándose diversos tipos de artes según las características de cada caso, siendo las más importantes las del Mar Menor, Albufera de Valencia y Delta del Ebro. La encañizada puede ser catalogada, al igual que la almadraba, como un arte de pesca pasivo, que guarda cierta similitud con los corrales de pesca utilizados en el litoral noroccidental gaditano, Sanlúcar de Barrameda, Chipiona y Rota, en cuanto al conocimiento y aprovechamiento del medio físico así como por la ejecución de trampas para peces, que aunque realizadas con distinto material, cañas en las primeras y rocas en los segundos, buscan el mismo fin: mantener al pez vivo.
Se trata de una arte de pesca antiquísimo. Fueron los árabes instalados en el litoral, durante los siglos VIII-XIII, los que advirtieron que las golas, -canales naturales de agua-, entre el Mar Menor y el Mediterráneo eran paso obligado para los peces. Estos peces, sobre todo mújoles, doradas, lubinas y magres, entraban en el Mar Menor especialmente en época estival, cuando más alta está la cota de agua, para desovar. Las crías marmeronenses se alimentaban y crecían con mayor seguridad en la laguna retornando al Mediterráneo cuando alcanzaban la madurez. El ciclo se repite todos los años desde el origen de los tiempos. De este modo, los árabes inventaron una serie de pasillos laberínticos construidos con cañas que clavaban en el suelo fangoso de la albufera para dirigir a los peces a unas grandes jaulas ( paranzas) donde eran capturados sin esfuerzo. Probablemente, en esta época, las encañizadas constituyeron durante muchos siglos el rasgo más característico del lugar, contando con una en cada gola de La Manga. La encañizada era y es un modo de pesca sostenible: por un lado es un sistema selectivo, las pequeñas crías pueden escapar entre la separación existente entre las cañas, por otro, mantiene el pescado totalmente vivo hasta su venta, aumentando así la calidad del producto y su precio en el mercado.
Descripción.- El fundamento se encuentra en las costumbres migratorias de algunos peces entre el Mediterráneo y sus albuferas. Es un sistema de pesca, originado en época árabe, cuyos elementos esenciales están formados por cañas o estacas de madera, en las que se pueden distinguir diversas partes como travesías, paranzas y embustes.
* La travesía es una barrera que atraviesa el canal de orilla a orilla formada por cañas de unos dos metros de altura, siendo frecuentemente apuntalada por estacas de madera para evitar que el oleaje las derribe.
* Las paranzas son una especie de cajas cuadradas y sin tapa, hechas igualmente de cañas, cuya misión es permitir el paso del agua, pero no el de los peces que quedan retenidos en ellas.
* Los embustes son parecidos a las paranzas, diferenciándose tan sólo en la forma rectangular y en que tienen un mayor tamaño.
* Los corrales se sitúan en los extremos de la encañizada, se trata de redes sujetas al suelo por estacas, verticalmente.
Las condiciones del Mar Menor siempre han sido favorables para la reproducción de especies como mújol, dorada y magre, que acudían en gran número a desovar en estas ideales aguas, manteniéndose allí hasta época adulta. Después nadan hacia las aguas más frías del Mediterráneo, es entonces cuando tropiezan con las paranzas, quedando atrapados los de mayor tamaño.
En la década de los años 60 del pasado siglo funcionaban las cinco encañizadas, pero fueron desapareciendo sucesivamente, así y según se recoge en el Decreto 91/1984 de 2 de agosto de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Comunidad Autónoma de Murcia, existían en el Mar Menor tres encañizadas: El Ventorrillo, La Torre y La Constancia o de Marchamalo. Ya no aparece ni la encañizada del Charco (o Harco) ni la del Estacio, probablemente esta última por el dragado que se realiza en la Gola del Estacio en la década de los años 70. La Manga del Mar Menor pertenece al municipio de San Javier. Allí se encuentran las antiguas construcciones de la Encañizada.
La única que está instalada en todo el Mar Mediterráneo se llama la encañizada de la torre, estando situada en una de las golas (entradas/salidas de agua) del Mar Menor, perteneciendo al municipio de San Javier, y se puso de nuevo en funcionamiento en 1995. Hasta comienzos del siglo XX existieron otras encañizadas a lo largo de La Manga del Mar Menor entre ellas se puede destacar la de Marchamalo que se situó en el canal o gola abierta de modo artificial para la explotación pesquera de la misma siendo la excepción al empleo de las golas naturales para la pesca. Se trata de un sistema que es muy selectivo con las especies y localizado en el tiempo de trabajo, proporcionando gran cantidad de ejemplares.
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