Existe una variacion geografica: Es la única especie perteneciente a su género y se han descrito dos subespecies: C. caretta caretta en el Atlántico y C. caretta gigas Deraniyagala, 1933 en el Índico y el Pacífico pero esta división no es considerada válida en la actualidad.
Aunque morfológicamente todas las metapoblaciones de tortuga boba son muy similares se detectan diferencias genéticas leves pero consistentes comparando tortugas de diferentes zonas geográficas. Esta variabilidad genética indica aislamiento reproductor y muy reducido flujo genético entre poblaciones. La principal diferencia se encuentra entre tortugas atlánticas e indo-pacíficas. Dentro de la cuenca atlántica, también se han detectado diferencias significativas entre ambos hemisferios, así como entre el Atlántico Norte y el Mediterráneo oriental tanto con ADN mitocondrial como con ADN nuclear aunque se da un reducido nivel de flujo genético entre ambas zonas.
La tortuga boba (Caretta caretta), también conocida como tortugua caguama, cayume, o cabezona, es una especie de tortuga marina que pertenece a la familia Cheloniidae. Habita en el océano Atlantico, Pacífico y Índico, así como el Mediterráneo. Pasa la mayor parte de su vida en hábitats marinos y estuarinos, y la hembra solo sube brevemente a la playa para desovar. Tiene una baja tasa de reproducción; hembras tienen un promedio de cuatro puestas de huevos y luego pasan por un periodo de quiescencia en el cual no producen huevos durante dos o tres años. Llega a la madurez sexual dentro de 17–33 años y tiene una longevidad de 47–67 años.
Especies adultas miden en promedio unos 90 cm de largo y tienen un peso promedio de 135 kg, aunque también se registraron ejemplares más grandes con una longitud de hasta 213 cm y un peso de hasta 545 kg. El color de la piel varía desde amarillo a marrón, y el caparazón es típicamente marrón–rojizo. La diferencia más obvia entre machos y hembras adultos es que los machos tienen colas más gruesas y plastrones más cortas que las hembras. No hay dimorfismo sexual entre hembras y machos juveniles.
Es omnívoro, alimentándose principalmente de invertebrados que viven en el lecho marino. Sus mandíbulas son grandes y poderosas y sirven como una herramienta eficaz para el desmantelamiento de sus presas. Las tortugas neonatas tienen numerosos depredadores y los huevos son especialmente vulnerables a depredadores y organismos terrestres. Una vez que alcancen la edad adulta, su gran tamaño limita la depredación a los grandes animales marinos, como los tiburones.
Es considerada una especies en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Aparejos de pesca no-atendidos son responsables de muchas muertes entre las tortugas marinas, incluyendo C. caretta. También pueden asfixiarse cuando son atrapados en redes de arrastre. Para reducir la mortalidad, se implementaron dispositivos excluidores de tortugas marinas, proporcionando una vía de escape para las tortugas. La pérdida de playas de desove adecuadas y la introducción de depredadores exóticos también afectan las poblaciones de C. caretta. Los esfuerzos de conservación requieren la cooperación internacional, ya que estas tortugas vagan por vastas áreas y porque las playas de desove críticas para su reproducción se encuentran dispersos en varios países.
REPRODUCCIÓN.- Los patrones reproductivos de las tortugas marinas están fuertemente condicionados y relacionados con las migraciones a las playas de puesta. La tortuga boba no se suele reproducir todos los años y suele dejar 1 ó 2, raramente 3 temporadas de reposo y alimentación en sus áreas de migración normalmente alejadas miles de kilómetros de las zonas de anidación. Aunque no se conocen en detalle sus ciclos gonadales es probable que la vitelogénesis se inicie pronto durante esta migración reproductora.
La reproducción de la tortuga boba es estacional y en el Atlántico norte y el Mediterráneo se produce la puesta a final de primavera y verano mientras que las eclosiones se inician en verano y se prolongan durante el otoño. Los apareamientos se inician temprano en la primavera durante la migración reproductora y son muy frecuentes cerca de las playas de anidación y especialmente al principio de la temporada de puesta, aunque continúan durante toda la época de puesta.
La época de puesta es estival y suele durar unos 3 meses iniciándose en Abril (Florida), Mayo (Mediterráneo) o fin de Junio (Cabo Verde). Durante este periodo cada hembra realizará entre 1 y 7 nidos con una media de 3 a 5 según zonas. En Chipre, las hembras más grandes ponen más huevos pero no tienen más nidos por temporada. En el Mediterráneo parece que la frecuencia de puestas es menor que en Cabo Verde o Florida . Tras cada puesta se produce una nueva ovulación y fertilización de los huevos que pasan del ovario al oviducto donde adquirirán el albumen y formaran la cáscara durante los días que separan una puesta de la siguiente.
El éxito de anidación en playas de Cabo Verde puede variar entre el 20% y el 70 % en función de la calidad de la playa y las condiciones ambientales. En el Mediterráneo se han descrito éxitos de anidación mucho menores. Todo el proceso de anidación suele durar algo más de 1 h distribuyendo de forma más o menos equitativa entre la excavación del nido, la ovoposición y el tapado y camuflado del nido (Díaz-Merry y López-Jurado, 2004). La excavación del nido se inicia con movimientos laterales de todo el cuerpo que entierran a la tortuga entre 10 y 25 cm , superando la zona de arena seca. Posteriormente inician un excavado con las patas traseras de un huevo en forma de bombilla de unos 25 a 30 cm donde depositarán los huevos. La profundidad total media del fondo del nido respecto a la superficie de la arena suele ser entre
35 y 60 cm mientras que la parte superior del nido suele estar entre 20 y 35 cm de la superficie.
Los huevos son esféricos, blancos, levemente cremosos y apergaminados, con poca elasticidad. Tienen un diámetro medio de unos 40 mm (entre 35 y 55 mm ) y un peso inicial medio de entre 25 y 50 g, dimensiones que variarán levemente durante la incubación. Es rara la formación y deposición de falsos huevos sin yema ni embrión como ocurre con la tortuga laúd. Al inicio se suele dar una cierta deshidratación de los huevos que se puede compensar posteriormente. La tasa de fertilización de los huevos suele ser muy alta en esta especie, superando con frecuencia el 90 % . Tras las primeras horas en el nido, los embriones emigran hacia la parte superior del huevo donde se fijarán e iniciarán la formación de las membranas perivitelinas. Este proceso va acompañado de la formación en esa zona apical de una mancha blanca en la cáscara con un diámetro que irá aumentando durante los primeros días de incubación hasta cubrir todo el huevo hacia el día 10. Si el huevo muere esta coloración blanca muy contrastada con el tono más cremoso de huevos recién puestos o muertos se difumina y desaparece.
La incubación dura en término medio unos 52-56 días a unos 29,5 ºC de temperatura en los que se da una razón de sexos equilibrada aunque puede oscilar entre 46 y 70 días en función, sobre todo, de la temperatura de incubación. Temperaturas superiores aceleran el desarrollo y si son durante el segundo tercio de la incubación producen más hembras mientras que condiciones más frías retrasan el proceso y producen más machos. Por encima de 32 grados C o por debajo de 27 ºC se producirían individuos de un sólo sexo.
La eclosión es un proceso lento que se inicia con el picado y rasgado de la cáscara con el diente córneo provisional del rostro. El neonato irá saliendo poco a poco del huevo con movimientos separados con periodos de reposo que pueden sumar hasta la salida total del huevo más de dos días.
Sus mandíbulas son grandes y poderosas y sirven como una herramienta eficaz para el desmantelamiento de sus presas. Puntos de las escamas que sobresalen del margen anterior de las extremidades anteriores, permiten la manipulación de los alimentos. Estos puntos pueden ser utilizados como "pseudo-garras" para arrancar grandes pedazos de comida en la boca de la tortuga. Para consumir el alimento desgarrado en los puntos de la escala, tornará su cuello de lado. En la región delantera del esófago se encuentran papilas cubiertas de moco que apuntan hacia el interior y que filtran cuerpos extraños, tales como anzuelos. La siguiente región del esófago no tiene papilas, sino numerosos pliegues mucosos. La velocidad de la digestión depende de la temperatura; aumenta a medida que aumenta la temperatura.
DONDE VIVE.- C. carreta pasa la mayor parte de su vida en el mar y en aguas costeras poco profundas. Rara vez sube a la costa, con excepción de breves visitas de las hembras para escavar nidos y depositar sus huevos. Neonatos viven en capas flotantes de algas Sargassum. Adultos y juveniles viven a lo largo de la plataforma continental, así como en los estuarios costeros poco profundos. En el océano Atlántico noroccidental, la edad influye la preferencia para el tipo de hábitat. Los juveniles se encuentran más frecuentemente en los estuarios poco profundos y tienen menos acceso al mar abierto en comparación con los adultos que no anidan. Fuera de la temporada de desove, viven en aguas marinas con temperaturas superficiales que oscilan entre 13,3°C y 28,0°C. Para hembras anidadoras las temperaturas apropiadas oscilan entre 27°C y 28°C.
Los juveniles comparten su hábitat del Sargassum con una variedad de otros organismos. Las capas de Sargassum también son el hábitat de hasta 100 especies de animales diferentes que forman presas para la alimentación de las tortugas juveniles. Algunas de las presas, como hormigas, moscas, pulgones, saltamontes, y escarabajos, son transportadas por el viento a estas zonas. Presas endémicas de las capas de Sargassum incluyen percebes, pequeñas larvas de cangrejo, huevos de peces y colonias de hidrozoos. Mamíferos marinos y peces comerciales, como atún, lampuga y medregal, también habitan en las capas de Sargassum.
Las tortugas bobas observadas en cautividad como en la naturaleza son más activos durante el día. En cautiverio, las actividades cotidianas están divididas entre nadar y descansar en el fondo del acuario. Durante el descanso, tiende sus patas delanteras hasta la posición de natación mediana. Permanecen inmóviles, con los ojos abiertos o medio cerrados y son fácilmente alertados mientras se encuentran en este estado. De noche, los cautivos duermen en la misma posición, pero con los ojos bien cerrados, y son lentos para reaccionar. Pasan hasta el 85% del día sumergidos, los machos siendo buceadores más activos que las hembras. La duración promedio de las inmersiones es de 15–30 minutos, pero pueden permanecer sumergidos durante hasta cuatro horas. Juveniles y adultos tienen diferentes métodos de natación.
Aunque la agresión entre hembras es muy raro entre los vertebrados marinos, es bastante común entre las tortugas bobas. La agresión ritualizada escala de una postura de amenaza pasiva hasta el combate. El conflicto entre hembras se produce principalmente por el acceso a las zonas de alimentación. La escalación del conflicto típicamente sigue cuatro etapas. En primera instancia, el contacto inicial es estimulado por señales visuales o táctiles. En segunda instancia, se produce la confrontación, empezando con confrontaciones pasivas caracterizadas por movimientos circulares amplios. La confrontación agresiva comienza cuando una de las tortugas deja de circular y enfrenta directamente a su adversario. En tercera instancia, se inicia el combate cuando las tortugas muerden las mandíbulas del adversario.
C. carreta tiene una distribución cosmopolita, reproduciéndose en el más amplio rango geográfico de toda las tortugas marinas. Habita en el océano Atlántico, Índico y Pacífico y el mar Mediterráneo.
En el océano Atlántico, la mayor concentración se produce a lo largo de la costa sudeste de América del Norte y en el golfo de México. Son muy pocos que viven a lo largo de las costas atlánticas europeas y africanas. El sitio de desove más frecuentado es Florida, con más de 67.000 nidos anualmente. Las zonas de desove se extienden hasta el norte de Virginia, hasta el sur de Brasil, y tan al este como Cabo Verde. Las islas de Cabo Verde son el único sitio de desove significativo en el lado oriental del Atlántico. En el Atlántico la zona para buscar alimentos se extiende de Canadá hasta Brasil.
En el océano Índico, busca alimentos a lo largo de las costas de África, de la península Arábiga y del mar Arábigo. A lo largo de la costa africana, anida desde el archipiélago de Bazaruto en Mozambique hasta el estuario de Santa Lucia en Sudáfrica. El mayor sitio de desove en el océano Índico es Omán en la península Arábiga, que alberga alrededor de 15.000 nidos, y representa la segunda zona de desove de tortugas bobas en el mundo. La costa de Australia Occidental es otra área de desove notable, con 1.000–2.000 nidos por año. En el océano Pacífico viven en zonas templadas y tropicales. Se alimentan en el mar de China Oriental, el Pacífico suroccidental, y a lo largo de la península de Baja California. Las principales zonas de desove se encuentran en el este de Australia y en Japón; la Gran Barrera de Coral es considerado una importante zona de desove. Ocasionalmente anidan en Vanuatu y Tokelau. La isla de Yakushima es el sitio más importante, con tres zonas de desove visitadas por 40% de todas las tortugas bobas del área.
DEPREDADORES.- La tortuga boba tiene numerosos depredadores, especialmente temprano en su vida. Depredadores de huevos y neonatos incluyen gusanos oligoquetos, escarabajos, larvas de moscas, hormigas, larvas de la avispa parasitaria, moscas de la carne, cangrejos, serpientes, gaviotas, córvidos, zarigüeyas, osos, ratas, armadillos, mustélidos, zorrillos, cánidos, procionidos, gatos, cerdos, y seres humanos. Durante la migración desde sus nidos hasta el mar, las crías son depredados por larvas de dípteros, cangrejos, sapos, lagartos, serpientes, aves como fregatas y otros aves, y mamíferos. En el océano, los depredadores de los nenonatos incluyen peces, por ejemplo, peces loro y morenas, y cangrejos portúnidos. Es más raro que los adultos sean atacados debido a su gran tamaño, pero pueden ser presa de tiburones, retenes, y orcas. Hasta 40% de las hembras anidadoras tienen heridas que fueron probablemente causadas por ataques de tiburones. Las hembras que desovan son atacadas por moscas de la carne, perros salvajes y seres humanos. Mosquitos de los pantanos salados también pueden molestar a las hembras durante el desove.
En Australia, la introducción del zorro rojo por los colonos ingleses en el siglo XIX, dio lugar a una reducción significativa de las poblaciones de C. caretta. Durante la década de 1970, la depredación de huevos de tortuga destruyó hasta el 95% de todos las puestas establecidas en una sección costera en el este de Australia. Se ha logrado reducir ese impacto mediante una campaña agresiva para eliminar los zorros en los años 1980 y 1990. Sin embargo, se estima que durará hasta el año 2020 antes de que las poblaciones alcanzaran una recuperación completa de pérdidas tan dramáticas.
A lo largo de la costa sureste de los Estados Unidos, el mapache (Procyon lotor) es el depredador más destructivo de los sitios de anidación. En algunas playas de Florida se registraron tasas de mortalidad de casi el 100% de todas las puestas establecidas en una temporada. Esto se atribuyó a un aumento de las poblaciones del mapache, que florecieron en entornos urbanos.
Aunque se trata de la más abundante de las tortugas marinas que aparecen en nuestras costas, está considerada en peligro de extinción La amenaza más importante es la muerte directa en anzuelos dedicados al palangre de superficie para captura de atunes, que supone la muerte de más de 10.000 tortugas al año, lo que podría evitarse con anzuelos que presenten diseños novedosos, en 'G', o hechos con materiales diferentes. También influyen negativamente el arrastre de fondo, la ingestión de plásticos, la contaminación marina, los impacto contra embarcaciones, y la pérdida de los hábitats de puesta, las playas vírgenes, por la ocupación turística.
Cada año una importante cantidad de individuos subadultos de Caretta caretta son capturados por la flota palangrera de las costas mediterráneas españoles. Esta es la principal causa de descenso de las poblaciones, pero hay otras que también afectan negativamente a la tortuga boba, como la contaminación marina, los enmallamientos accidentales en redes de pesca, la impregnación en restos de petróleo, el comercio ilegal, etc.
Las tortugas bobas fueron intensamente cazadas por su carne y sus huevos. Aunque la caza ha disminuido debido a la legislación internacional que las protege, todavía se consume carne y huevos de tortuga en los países donde no se hacen cumplir estrictamente las leyes. En México por ejemplo, los huevos de tortuga son un plato común, y los lugareños afirman que los huevos son un afrodisíaco. El consumo de huevos o carne de tortuga puede causar enfermedades graves debido a las bacterias dañinas que contiene, como Pseudomonas aeruginosa y Serratia marcescens, y por los altos niveles de metales tóxicos que se forman como resultado de la bioacumulación.
La costa occidental de los Estados Unidos forma parte de un corredor migratorio crítico para las tortugas bobas del Pacífico, en el cual cruzan el Pacífico desde las zonas de anidación en Japón hasta la costa de California. Mediante estudios de telemetría se descubrieron importantes hábitats de alimentación para los juveniles situados en el centro del Pacífico Norte. Estos hábitats se superponen con los caladeros para la pesca a gran escala con redes de deriva en el pasado, y las pesquerías de palangre en el presente lo que resulta en altos niveles de captura accidental de tortugas bobas. Muchas tortugas bobas juveniles se concentran en las costas de Baja California Sur, México, donde la pesca costera a pequeña escala aumenta el riesgo de mortalidad de las tortugas; los pescadores confirmaron la captura accidental de decenas de tortugas bobas por día por barco con aparejos de pesca de fondo. La forma de pesquería comercial más responsable de la captura accidental de tortugas bobas son las redes de arrastre utilizadas por los barcos camaroneros en el golfo de California. Se estima que en el año 2000, entre 2.600 y 6.000 tortugas bobas murieron por el uso de palangre pelágico en el Pacífico.
En el océano abierto, los aparejos de pesca forman la mayor amenaza para las tortugas bobas. A menudo se enredan en palangres o redes de enmalle. Según un informe del año 2009 del Servicio de Pesca de los Estados Unidos, la principal amenaza para las tortugas en el Pacífico Norte es el ahogamiento por enredo en equipo de pesca como palangre y redes de enmalle. También se enredan en trampas, nasas, redes de arrastre y son víctimas de dragas. Atrapadas en este equipo no vigilado, pueden sufrir lesiones graves o ahogamiento. La implementación de dispositivos excluidores de tortugas en las redes y en otras trampas puede reducir el número de tortugas atrapadas accidentalmente.
Cada año se vierten cerca de 24.000 toneladas métricas de plástico en el océano. Las tortugas ingieren una amplia gama de estos restos flotantes, incluyendo bolsas, láminas, gránulos, globos y líneas de pesca abandonadas. Las tortugas pueden confundir el plástico con medusas flotantes, un alimento común. El plástico ingerido provoca numerosos problemas de salud, incluyendo la obstrucción intestinal, una reducción de la capacidad de absorción de nutrientes y malnutrición, asfixia, ulceraciones, o hambruna. Además, los plásticos ingeridos liberan compuestos tóxicos, incluyendo bifenilos policlorados, que pueden acumularse en los tejidos internos y afectar los huevos. Estas toxinas pueden conducir al adelgazamiento de las cáscaras de los huevos, daño tisular, o desviación de la conducta natural.
La iluminación artificial desalienta la anidación e interfiere con la habilidad de los neonatos de navegar hacia el mar. Las hembras prefieren anidar en playas que no tienen iluminación artificial. En las playas explotadas, a menudo los nidos son agrupados en torno a edificios altos, posiblemente porque bloquean las fuentes de luz artificial. En condiciones normales las crías son atraídas por la reflexión de las estrellas y de la luna sobre la superficie del agua del mar. Confundidas por la luz artificial, navegan tierra adentro, lejos de la protección del agua, lo que las expone a la deshidratación y la depredación cuando sale el sol. Cada año la iluminación artificial causa decenas de miles de muertes entre los neonatos.
La invasión y destrucción de hábitat por los humanos es otra amenaza para las tortugas marinas. En condiciones naturales optimales, las playas de anidación son playas de arena abiertas que se extienden por encima de la línea de marea alta. Sin embargo, las playas explotadas suelen tener construcciones encima de la linea de marea alta y priva las tortugas de sitios de anidación adecuados, obligándolas de anidar más cerca de las olas. La urbanización a menudo conduce a la sedimentación de las playas de arena, disminuyendo su viabilidad como zona de anidación. La construcción de muelles y puertos deportivos puede destruir los hábitats cercanos a la costa. El tráfico marítimo y el dragado pueden degradar el hábitat y lesionar o matar las tortugas si los barcos chocan con ellas.
Las variaciones anuales de las temperaturas climáticas pueden afectar la proporción de machos y hembras entre los neonatos, ya que la temperatura del nido determina el sexo de las crías. Temperaturas elevadas pueden sesgar los coeficientes de género a favor de las hembras. Sitios de anidación que fueron expuestos a temperaturas inusualmente cálidas en un período de tres años, produjeron una proporción de hembras de 87–99%. Esto suscita preocupación por la relación entre los rápidos cambios de la temperatura global y el riesgo de extinción de la población de tortugas bobas. Un efecto más localizado proviene de la construcción de edificios altos cerca de las playas, que reducen la exposición al sol y conducen a una reducción de la temperatura media de la arena, lo que resulta en un cambio en las proporciones de género, favoreciendo la proporción de tortugas machos entre los neonatos.
LA CONSERVACIÓN.- Dado que la tortuga boba tiene un área de distribución muy extenso, su conservación requiere un esfuerzo de cooperación internacional.La tortuga boba está clasificada como una especie en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y está incluida en el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES), por lo cual el comercio internacional en esta especie es considerado ilícito. En los Estados Unidos, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre y el Servicio Nacional de Pesca Marina la clasifica como una especie amenazada en el marco del Tratado de especies amenazadas. En Australia es considerada una especie en peligro de extinción en virtud del Tratado de Protección del Medio Ambiente y Conservación de la Biodiversidad de 1999 y del Tratado de Conservación de la Naturaleza de 1992 de Queensland.
Durante la temporada de anidación, trabajadores y voluntarios de organizaciones de conservación vigilan la costa para identificar nidos de tortugas, y los investigadores científicos también salen durante la noche en busca de hembras anidadoras para marcarlas, así como para recoger percebes y muestras de tejidos. Los voluntarios pueden, en ciertas condiciones, reubicar los nidos para proteger los huevos contra amenazas, como las mareas altas de la primavera y depredadores, y vigilan los nidos diariamente para señalar disturbios. Después de la eclosión de los huevos, los voluntarios abren el nido para contar los huevos no-eclosionados, y las crías muertas. Las crías vivas restantes son liberadas o llevadas a instalaciones de investigación. Por lo general, mueren las crías que carecen de suficiente vitalidad para salir del cascarón y subir a la superficie. Los neonatos utilizan el trayecto del nido al mar para desarrollar fuerzas para la natación que sigue y este trayecto es un ejercicio físico importante para aumentar sus posibilidades de supervivencia.
En los estados unidos, la tortuga boba ha sido declarado el reptil oficial del estado de Carolina del Sur y también el reptil oficial de agua salada del estado de Florida.
La metapoblacion del Mediterráneo oriental se habría originado hace unos 12.000 años a partir de tortugas del atlántico de Florida. Recientemente, se han encontrado diferencias menores pero relevantes entre poblaciones de Brasil, Caribe, Estados Unidos y Cabo Verde. Las diferencias usando ADN mitocondrial son en general mayores que las encontradas usando ADN nuclear lo que indica una alta fidelidad natal de las madres y un mayor flujo genético mediado por machos. Por ejemplo, usando ADN mitocondrial se detectan diferencias entre hembras de zonas cercanas como Grecia y Turquía, o entre Carolina y Sur de Florida. La principal razón para explicar esta variabilidad genética sería la gran fidelidad natal de las madres a anidar donde nacieron, fenómeno que les lleva a aparearse en la proximidad de las playas de anidación.
La única diferencia morfológica clara entre metapoblaciones es el tamaño corporal. Las tortugas del Mediterráneo y Cabo verde y en menor medida de Japón y Sudáfrica son menores que las del resto del mundo. Parece que la latitud y la temperatura del agua en sus zonas de anidación y alimentación podrían tener un efecto en esa diferenciación. Esta variabilidad podría ser exclusivamente fenotípica por diferentes tasas de crecimiento o diferente tasa de mortalidad y longevidad aunque no se puede descartar un componente genético de esta variabilidad asociado a diferentes presiones selectivas en distintas áreas geográficas y reflejadas en las diferencias genéticas encontradas.
La tortuga boba (Caretta caretta), también conocida como tortugua caguama, cayume, o cabezona, es una especie de tortuga marina que pertenece a la familia Cheloniidae. Habita en el océano Atlantico, Pacífico y Índico, así como el Mediterráneo. Pasa la mayor parte de su vida en hábitats marinos y estuarinos, y la hembra solo sube brevemente a la playa para desovar. Tiene una baja tasa de reproducción; hembras tienen un promedio de cuatro puestas de huevos y luego pasan por un periodo de quiescencia en el cual no producen huevos durante dos o tres años. Llega a la madurez sexual dentro de 17–33 años y tiene una longevidad de 47–67 años.
Especies adultas miden en promedio unos 90 cm de largo y tienen un peso promedio de 135 kg, aunque también se registraron ejemplares más grandes con una longitud de hasta 213 cm y un peso de hasta 545 kg. El color de la piel varía desde amarillo a marrón, y el caparazón es típicamente marrón–rojizo. La diferencia más obvia entre machos y hembras adultos es que los machos tienen colas más gruesas y plastrones más cortas que las hembras. No hay dimorfismo sexual entre hembras y machos juveniles.
Es omnívoro, alimentándose principalmente de invertebrados que viven en el lecho marino. Sus mandíbulas son grandes y poderosas y sirven como una herramienta eficaz para el desmantelamiento de sus presas. Las tortugas neonatas tienen numerosos depredadores y los huevos son especialmente vulnerables a depredadores y organismos terrestres. Una vez que alcancen la edad adulta, su gran tamaño limita la depredación a los grandes animales marinos, como los tiburones.
Es considerada una especies en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Aparejos de pesca no-atendidos son responsables de muchas muertes entre las tortugas marinas, incluyendo C. caretta. También pueden asfixiarse cuando son atrapados en redes de arrastre. Para reducir la mortalidad, se implementaron dispositivos excluidores de tortugas marinas, proporcionando una vía de escape para las tortugas. La pérdida de playas de desove adecuadas y la introducción de depredadores exóticos también afectan las poblaciones de C. caretta. Los esfuerzos de conservación requieren la cooperación internacional, ya que estas tortugas vagan por vastas áreas y porque las playas de desove críticas para su reproducción se encuentran dispersos en varios países.
COMO RECONOCERLA.- Su caparazón puede llegar a medir 100 cm de longitud e incluso 120, suelen tener el caparazón dorsal cubierto con diferentes tipos de organismos vivos como algas, gusanos tubícolas, balanos u otros crustáceos sésiles que convierten a estas tortugas en pequeños arrecifes móviles que actúan como agentes dispersantes de multitud de especies marinas; y se han encontrado ejemplares de hasta 150 kg de peso alcanzando un máximo de 200 kg. La cabeza es grande en relación al caparazón, con cuello muy robusto y tiene una boca con forma de pico y unas fuertes mandíbulas que usa para romper el alimento; tiene dos pares de escamas pre-frontales que envuelven una central más pequeña. Su duro y grueso caparazón formado por placas oseas, protege el cuerpo; en el son características las cinco placas dorsales, cinco costales ( la primera en contacto con la placa nucal ) y 12 - 13 marginales.
Es frecuente la aparición de anomalías asimétricas en la disposición de las escamas que puede inducir a errores en la determinación específica La parte inferior del caparazón o plastrón tiene tres pares de placas inframarginales no porosas. Los juveniles tienen 3 crestas en el caparazón que corresponden a las prominencias de las placas dorsales y costales, pero que se pierden a medida que el ejemplar va creciendo. Los machos tienen la cola más larga y uñas en las `patas delanteras en forma de gancho. El color es pardo rojizo en la zona dorsal y blanquecino o cremoso en la ventral.
Las principales peculiaridades que permiten distinguirla de otras especies marinas es la existencia de 5 escudos costales y 3 escudos inframarginales.
Se ha estimado una frecuencia media de anidación de alrededor de dos años, aunque parece que esta frecuencia varía con el tiempo tanto a nivel poblacional como individual en función de condiciones ambientales como la temperatura del mar o la abundancia de alimento. Sin embargo, es probable que los machos se apareen todos los años. Es frecuente observar a los machos en el mar cerca de las playas durante la anidación esperando a las hembras que vuelven a ovular pocas horas después de cada puesta.
La reproducción de la tortuga boba es estacional y en el Atlántico norte y el Mediterráneo se produce la puesta a final de primavera y verano mientras que las eclosiones se inician en verano y se prolongan durante el otoño. Los apareamientos se inician temprano en la primavera durante la migración reproductora y son muy frecuentes cerca de las playas de anidación y especialmente al principio de la temporada de puesta, aunque continúan durante toda la época de puesta.
El cortejo y las interacciones sexuales son poco conocidos pero mediante estudios de multipaternidad se sabe que muchas hembras se aparean con varios machos. Además, se ha constatado la existencia de almacenamiento de esperma pues sucesivos nidos de la misma hembra pueden compartir los mismos padres (Sanz et al., 2007). Muy probablemente tenga lugar competición espermática para fecundar los huevos dado que suele haber una clara dominancia en número de huevos fecundados por el esperma de uno de los padres de cada nido, dominancia que se suele mantener en los nidos sucesivos de una hembra dada.
La época de puesta es estival y suele durar unos 3 meses iniciándose en Abril (Florida), Mayo (Mediterráneo) o fin de Junio (Cabo Verde). Durante este periodo cada hembra realizará entre 1 y 7 nidos con una media de 3 a 5 según zonas. En Chipre, las hembras más grandes ponen más huevos pero no tienen más nidos por temporada. En el Mediterráneo parece que la frecuencia de puestas es menor que en Cabo Verde o Florida . Tras cada puesta se produce una nueva ovulación y fertilización de los huevos que pasan del ovario al oviducto donde adquirirán el albumen y formaran la cáscara durante los días que separan una puesta de la siguiente.
El intervalo de tiempo entre anidaciones consecutivas puede variar entre 10 y 18 días. Temperaturas altas del agua pueden reducir sensiblemente el tiempo que transcurre entre dos puestas sucesivas La anidación es nocturna y se puede ver afectada por las mareas, la luna o la iluminación artificial de la playa. Las hembras salen de forma aislada a la playa y ascienden lentamente seleccionando su lugar de puesta. Pueden realizar varios intentos de anidación antes de realizar el nido y también pueden retornar al agua sin anidar.
El éxito de anidación en playas de Cabo Verde puede variar entre el 20% y el 70 % en función de la calidad de la playa y las condiciones ambientales. En el Mediterráneo se han descrito éxitos de anidación mucho menores. Todo el proceso de anidación suele durar algo más de 1 h distribuyendo de forma más o menos equitativa entre la excavación del nido, la ovoposición y el tapado y camuflado del nido (Díaz-Merry y López-Jurado, 2004). La excavación del nido se inicia con movimientos laterales de todo el cuerpo que entierran a la tortuga entre 10 y 25 cm , superando la zona de arena seca. Posteriormente inician un excavado con las patas traseras de un huevo en forma de bombilla de unos 25 a 30 cm donde depositarán los huevos. La profundidad total media del fondo del nido respecto a la superficie de la arena suele ser entre
35 y 60 cm mientras que la parte superior del nido suele estar entre 20 y 35 cm de la superficie.
La liberación de los huevos suele ser de forma individual o en grupos de 2, 3 o incluso 4 huevos de golpe y suele durar unos 30 minutos. La liberación de cada grupo de huevos suele ir acompañada de contracciones abdominales de la hembra y de un fluido oviductal transparente que parece dar cierta protección inicial a los huevos. Tras la puesta tapan rápidamente los huevos con arena usando las patas traseras, compactan la arena con el peso de su cuerpo y el empuje de sus extremidades y camuflan el lugar del nido removiendo arena con las aletas delanteras durante un periodo medio de 20-25 min. Tras este proceso retornan al mar dejando sus rastros particulares en la arena caracterizados por su tamaño y el movimiento alterno de
las extremidades de cada lado.
las extremidades de cada lado.
El número de huevos de cada puesta es variable geográficamente de forma que en Florida suelen poner entre 100 y 125 huevos por nido mientras que en Cabo Verde o Grecia suelen
poner entre 65 y 95 huevos. Las hembras americanas son también sensiblemente más grandes que las africanas o europeas. De forma excepcional hay hembras que pueden hacer nidos muy pequeños de hasta 30 huevos o muy grandes de hasta 180. Se ha observado en diferentes zonas una variabilidad importante entre años en el tamaño medio de puesta que probablemente se deba a factores ambientales que influyen en la adquisición de alimento de las madres.
poner entre 65 y 95 huevos. Las hembras americanas son también sensiblemente más grandes que las africanas o europeas. De forma excepcional hay hembras que pueden hacer nidos muy pequeños de hasta 30 huevos o muy grandes de hasta 180. Se ha observado en diferentes zonas una variabilidad importante entre años en el tamaño medio de puesta que probablemente se deba a factores ambientales que influyen en la adquisición de alimento de las madres.
Los huevos son esféricos, blancos, levemente cremosos y apergaminados, con poca elasticidad. Tienen un diámetro medio de unos 40 mm (entre 35 y 55 mm ) y un peso inicial medio de entre 25 y 50 g, dimensiones que variarán levemente durante la incubación. Es rara la formación y deposición de falsos huevos sin yema ni embrión como ocurre con la tortuga laúd. Al inicio se suele dar una cierta deshidratación de los huevos que se puede compensar posteriormente. La tasa de fertilización de los huevos suele ser muy alta en esta especie, superando con frecuencia el 90 % . Tras las primeras horas en el nido, los embriones emigran hacia la parte superior del huevo donde se fijarán e iniciarán la formación de las membranas perivitelinas. Este proceso va acompañado de la formación en esa zona apical de una mancha blanca en la cáscara con un diámetro que irá aumentando durante los primeros días de incubación hasta cubrir todo el huevo hacia el día 10. Si el huevo muere esta coloración blanca muy contrastada con el tono más cremoso de huevos recién puestos o muertos se difumina y desaparece.
La incubación dura en término medio unos 52-56 días a unos 29,5 ºC de temperatura en los que se da una razón de sexos equilibrada aunque puede oscilar entre 46 y 70 días en función, sobre todo, de la temperatura de incubación. Temperaturas superiores aceleran el desarrollo y si son durante el segundo tercio de la incubación producen más hembras mientras que condiciones más frías retrasan el proceso y producen más machos. Por encima de 32 grados C o por debajo de 27 ºC se producirían individuos de un sólo sexo.
La eclosión es un proceso lento que se inicia con el picado y rasgado de la cáscara con el diente córneo provisional del rostro. El neonato irá saliendo poco a poco del huevo con movimientos separados con periodos de reposo que pueden sumar hasta la salida total del huevo más de dos días.
Este proceso, junto con la emergencia vertical en grupo del nido hasta la superficie puede durar en media 4 días. Algunos neonatos emiten pitidos dentro del nido que podrían tener algún papel en la sincronización de la eclosión o la emergencia. La emergencia suele ser masiva y nocturna aunque algunas tortugas tardías pueden demorar su emergencia hasta varios días. Los neonatos tienen una longitud media del espaldar de entre 35 y 45 mm y un peso medio de entre 15 y 20 gr. El tamaño del huevo determina, en gran medida, la longitud y el peso de las crías que nacen, de forma que huevos más grandes producen crías más pesadas y más largas. Tras emerger se desplazan con sus patas sobre las dunas y la playa, sin pausa hasta el mar, al que pueden llegar en pocos minutos. Nidos alejados de la orilla o la presencia de basura, estructuras o iluminación artificial en la playa pueden alterar e impedir el acceso al agua y la provocar la muerte de las tortuguitas.
QUE COME.- Se alimenta básicamente de materia animal, almejas, ostras, caracoles, cangrejos y otros crustáceos esponjas, medusas, anélidos, equinodermos, peces, cefalópodos y también se alimenta ocasionalmente de algas.
La tortuga boba es omnívora, alimentándose principalmente de invertebrados del lecho marino, como gasterópodos, bivalvos y decápodos. Tiene el mayor número de presas conocidas de todas las tortugas marinas. Otros alimentos incluyen esponjas, corales, pennatuláceos, gusanos poliquetos, anémonas de mar, cefalópodos, percebes, braquiópodos, isópodos, insectos, briozoos, erizos, Clypeasteroida, pepinos de mar, estrellas de mar, peces (huevos, juveniles y adultos), tortugas recién nacidas (incluso miembros de su propia especie), algas, y plantas vasculares. Durante la migración a través del mar abierto, se alimenta de medusas, moluscos flotantes, huevos flotantes, calamar y pez volador.
La tortuga boba es omnívora, alimentándose principalmente de invertebrados del lecho marino, como gasterópodos, bivalvos y decápodos. Tiene el mayor número de presas conocidas de todas las tortugas marinas. Otros alimentos incluyen esponjas, corales, pennatuláceos, gusanos poliquetos, anémonas de mar, cefalópodos, percebes, braquiópodos, isópodos, insectos, briozoos, erizos, Clypeasteroida, pepinos de mar, estrellas de mar, peces (huevos, juveniles y adultos), tortugas recién nacidas (incluso miembros de su propia especie), algas, y plantas vasculares. Durante la migración a través del mar abierto, se alimenta de medusas, moluscos flotantes, huevos flotantes, calamar y pez volador.
Sus mandíbulas son grandes y poderosas y sirven como una herramienta eficaz para el desmantelamiento de sus presas. Puntos de las escamas que sobresalen del margen anterior de las extremidades anteriores, permiten la manipulación de los alimentos. Estos puntos pueden ser utilizados como "pseudo-garras" para arrancar grandes pedazos de comida en la boca de la tortuga. Para consumir el alimento desgarrado en los puntos de la escala, tornará su cuello de lado. En la región delantera del esófago se encuentran papilas cubiertas de moco que apuntan hacia el interior y que filtran cuerpos extraños, tales como anzuelos. La siguiente región del esófago no tiene papilas, sino numerosos pliegues mucosos. La velocidad de la digestión depende de la temperatura; aumenta a medida que aumenta la temperatura.
Los juveniles comparten su hábitat del Sargassum con una variedad de otros organismos. Las capas de Sargassum también son el hábitat de hasta 100 especies de animales diferentes que forman presas para la alimentación de las tortugas juveniles. Algunas de las presas, como hormigas, moscas, pulgones, saltamontes, y escarabajos, son transportadas por el viento a estas zonas. Presas endémicas de las capas de Sargassum incluyen percebes, pequeñas larvas de cangrejo, huevos de peces y colonias de hidrozoos. Mamíferos marinos y peces comerciales, como atún, lampuga y medregal, también habitan en las capas de Sargassum.
Las tortugas bobas observadas en cautividad como en la naturaleza son más activos durante el día. En cautiverio, las actividades cotidianas están divididas entre nadar y descansar en el fondo del acuario. Durante el descanso, tiende sus patas delanteras hasta la posición de natación mediana. Permanecen inmóviles, con los ojos abiertos o medio cerrados y son fácilmente alertados mientras se encuentran en este estado. De noche, los cautivos duermen en la misma posición, pero con los ojos bien cerrados, y son lentos para reaccionar. Pasan hasta el 85% del día sumergidos, los machos siendo buceadores más activos que las hembras. La duración promedio de las inmersiones es de 15–30 minutos, pero pueden permanecer sumergidos durante hasta cuatro horas. Juveniles y adultos tienen diferentes métodos de natación.
Los juveniles mantienen sus extremidades anteriores presionadas hacia los lados del caparazón, y se propulsan por patadas con sus miembros traseros. A medida que los juveniles maduran, este método de natación es progresivamente reemplazado con el método de alternancia de las extremidades practicado por los adultos, y dependen completamente de este método de natación al alcanzar la edad de un año.
La temperatura del agua afecta el metabolismo de las tortugas marinas. Temperaturas entre 13 y 15°C inducen Letargía. Cuando la temperatura baja hasta aproximadamente 10°C, adquiere una postura flotante, aturdido por el frío. Sin embargo, los juveniles son más resistentes al frío y no quedan aturdidos hasta que las temperaturas caen por debajo de 9°C. La migración permite evitar la exposición al frío. Temperaturas de agua más altas causan un aumento en el metabolismo y ritmo cardíaco. La temperatura del cuerpo aumenta con mayor rapidez en aguas más cálidas que se reduce en aguas más frías; su máximo térmico crítico es actualmente desconocido.
La temperatura del agua afecta el metabolismo de las tortugas marinas. Temperaturas entre 13 y 15°C inducen Letargía. Cuando la temperatura baja hasta aproximadamente 10°C, adquiere una postura flotante, aturdido por el frío. Sin embargo, los juveniles son más resistentes al frío y no quedan aturdidos hasta que las temperaturas caen por debajo de 9°C. La migración permite evitar la exposición al frío. Temperaturas de agua más altas causan un aumento en el metabolismo y ritmo cardíaco. La temperatura del cuerpo aumenta con mayor rapidez en aguas más cálidas que se reduce en aguas más frías; su máximo térmico crítico es actualmente desconocido.
Aunque la agresión entre hembras es muy raro entre los vertebrados marinos, es bastante común entre las tortugas bobas. La agresión ritualizada escala de una postura de amenaza pasiva hasta el combate. El conflicto entre hembras se produce principalmente por el acceso a las zonas de alimentación. La escalación del conflicto típicamente sigue cuatro etapas. En primera instancia, el contacto inicial es estimulado por señales visuales o táctiles. En segunda instancia, se produce la confrontación, empezando con confrontaciones pasivas caracterizadas por movimientos circulares amplios. La confrontación agresiva comienza cuando una de las tortugas deja de circular y enfrenta directamente a su adversario. En tercera instancia, se inicia el combate cuando las tortugas muerden las mandíbulas del adversario.
La etapa final involucra la separación, sea mutua, con ambas tortugas nadando en direcciones opuestas, sea cuando una de las tortugas esta siendo perseguida hasta fuera de la zona disputada. La escalación es determinada por varios factores, como niveles hormonales, el desgaste de energía, los resultados esperados, y la importancia del sitio. En todas las etapas, una cola vertical muestra la voluntad de escalar, mientras que una cola enroscada muestra la voluntad de someterse. Como mayor agresión es metabólicamente costosos y potencialmente debilitante, es mucho más probable que el conflicto solo se intensifique si involucra acceso a buenas zonas de alimentación. También se ha observado agresión en cautiverio. Aparentemente las tortugas son animales territoriales, y muestran un comportamiento agresivo frente a otras tortugas bobas, e incluso frente a otras especies de tortugas marinas.
C. carreta tiene una distribución cosmopolita, reproduciéndose en el más amplio rango geográfico de toda las tortugas marinas. Habita en el océano Atlántico, Índico y Pacífico y el mar Mediterráneo.
En el océano Atlántico, la mayor concentración se produce a lo largo de la costa sudeste de América del Norte y en el golfo de México. Son muy pocos que viven a lo largo de las costas atlánticas europeas y africanas. El sitio de desove más frecuentado es Florida, con más de 67.000 nidos anualmente. Las zonas de desove se extienden hasta el norte de Virginia, hasta el sur de Brasil, y tan al este como Cabo Verde. Las islas de Cabo Verde son el único sitio de desove significativo en el lado oriental del Atlántico. En el Atlántico la zona para buscar alimentos se extiende de Canadá hasta Brasil.
En el océano Índico, busca alimentos a lo largo de las costas de África, de la península Arábiga y del mar Arábigo. A lo largo de la costa africana, anida desde el archipiélago de Bazaruto en Mozambique hasta el estuario de Santa Lucia en Sudáfrica. El mayor sitio de desove en el océano Índico es Omán en la península Arábiga, que alberga alrededor de 15.000 nidos, y representa la segunda zona de desove de tortugas bobas en el mundo. La costa de Australia Occidental es otra área de desove notable, con 1.000–2.000 nidos por año. En el océano Pacífico viven en zonas templadas y tropicales. Se alimentan en el mar de China Oriental, el Pacífico suroccidental, y a lo largo de la península de Baja California. Las principales zonas de desove se encuentran en el este de Australia y en Japón; la Gran Barrera de Coral es considerado una importante zona de desove. Ocasionalmente anidan en Vanuatu y Tokelau. La isla de Yakushima es el sitio más importante, con tres zonas de desove visitadas por 40% de todas las tortugas bobas del área.
Después de anidar, las hembras suelen buscar alimentos en el mar de China Oriental, mientras que la zona de bifurcación de la extensión del corriente de Kuroshio ofrece importantes zonas de alimentación para los neonatos y juveniles. Las poblaciones del Pacífico oriental se concentran en la costa de Baja California, donde el afloramiento oceánico crea zonas de alimentación para las tortugas juveniles y subadultas. A lo largo de la cuenca del Pacífico oriental los sitios de desove son raros. El análisis de polimorfismo de secuencia de ADNmt y los estudios de seguimiento sugieren que el 95% de la población a lo largo de la costa del Pacífico de América nacen en las islas japonesas en el Pacífico occidental. Las tortugas son transportadas por las corrientes predominantes en toda la longitud del Pacífico norte, una de las rutas de migración más largas entre los animales marinos.
Se ha sospechado durante mucho tiempo la existencia del viaje de regreso a las playas natales en Japón, a pesar de que cruza agua clara con pocas oportunidades de alimentación. La primera prueba de la existencia del viaje de retorno provenía de una hembra adulta llamada Adelita, equipada con un dispositivo de seguimiento por satélite, que hizo el viaje de 14.500 km a través del Pacífico desde México en 1996. Adelita fue el primer animal que fue seguido cruzando una cuenca oceánica.
El mar Mediterráneo es una guardería para los juveniles, así como un lugar común para los adultos en la primavera y los meses de verano. Casi el 45% de la población juvenil del Mediterráneo es originario del océano Atlántico. Las zonas de alimentación se encuentran principalmente en el mar de Alborán y el mar Adriático. La principal zona de desove del Mediterráneo es Grecia, con más de 3.000 nidos por año. Las costas de Chipre y Turquía son también sitios de desove comunes.
El mar Mediterráneo es una guardería para los juveniles, así como un lugar común para los adultos en la primavera y los meses de verano. Casi el 45% de la población juvenil del Mediterráneo es originario del océano Atlántico. Las zonas de alimentación se encuentran principalmente en el mar de Alborán y el mar Adriático. La principal zona de desove del Mediterráneo es Grecia, con más de 3.000 nidos por año. Las costas de Chipre y Turquía son también sitios de desove comunes.
ENFERMEDADES Y PARÁSITOS.- Bacterias infecciosas como Pseudomonas y Salmonella afectan a las crías y los huevos. Hongos como Penicillium infectan los nidos y la cloaca de las tortugas bobas.
La enfermedad fibropapilomatosis, causada por un tipo de virus herpes, puede resultar en tumores internos y externos. Estos tumores afectan comportamientos esenciales y pueden causar ceguera permanente cuando ocurren en los ojos. Trematodos de la familia Spirorchiidae habitan en los tejidos del cuerpo de la tortuga boba, incluyendo en los órganos vitales como el corazón y el cerebro.
La enfermedad fibropapilomatosis, causada por un tipo de virus herpes, puede resultar en tumores internos y externos. Estos tumores afectan comportamientos esenciales y pueden causar ceguera permanente cuando ocurren en los ojos. Trematodos de la familia Spirorchiidae habitan en los tejidos del cuerpo de la tortuga boba, incluyendo en los órganos vitales como el corazón y el cerebro.
Infección por trematodos puede ser muy debilitante y puede causar, y lesiones inflamatorias de trematodo pueden por ejemplo causar endocarditis y enfermedades neurológicas. Un nematodo, Angiostoma carettae, también infecta la tortuga boba, y causa lesiones histológicas en el tracto respiratorio.
Más de 100 especies de animales de 13 phyla, así como 37 tipos de algas, viven en la espalda de la tortuga boba. Estos organismos parasitarios aumentan la fricción en el agua, y no ofrecen ningún beneficio conocido para la tortuga, aunque es posible que pueden mejorar su camuflaje.
Más de 100 especies de animales de 13 phyla, así como 37 tipos de algas, viven en la espalda de la tortuga boba. Estos organismos parasitarios aumentan la fricción en el agua, y no ofrecen ningún beneficio conocido para la tortuga, aunque es posible que pueden mejorar su camuflaje.
En Australia, la introducción del zorro rojo por los colonos ingleses en el siglo XIX, dio lugar a una reducción significativa de las poblaciones de C. caretta. Durante la década de 1970, la depredación de huevos de tortuga destruyó hasta el 95% de todos las puestas establecidas en una sección costera en el este de Australia. Se ha logrado reducir ese impacto mediante una campaña agresiva para eliminar los zorros en los años 1980 y 1990. Sin embargo, se estima que durará hasta el año 2020 antes de que las poblaciones alcanzaran una recuperación completa de pérdidas tan dramáticas.
A lo largo de la costa sureste de los Estados Unidos, el mapache (Procyon lotor) es el depredador más destructivo de los sitios de anidación. En algunas playas de Florida se registraron tasas de mortalidad de casi el 100% de todas las puestas establecidas en una temporada. Esto se atribuyó a un aumento de las poblaciones del mapache, que florecieron en entornos urbanos.
Esfuerzos para proteger los sitios de anidación cubriéndolas con una malla metálica redujo significativamente el impacto de la depredación de huevos de tortugas marinas por los mapaches. En Bald Head Island en Carolina del Norte, se utilizaron cajas de malla de alambre para cubrir los nidos confirmados para evitar que sean excavados por zorros rojos y otros depredadores. Una nueva preocupación asociada con la protección con materiales de acero es la interferencia con el desarrollo normal del sentido magnético de los neonatos debido a la utilización de alambre ferroso, que puede perturbar la capacidad de las tortugas de navegar correctamente. Se están realizando esfuerzos para encontrar un material no magnético que permite evitar que los depredadores roen a través de la barrera.
INDICACIONES PARA LA PESCA.- La carne y también los huevos son comestibles y de muy buen sabor. Actualmente hay muchas entidades y acuerdos internacionales que protegen a estas especies, tanto en sus zonas de desove, como en el resto de distribución. Por ejemplo, la Convención del Comercio Internacional de Especies de Flora y Fauna Silvestre (CITES), en su Apéndice I, la Convención para la Conservación de Especies Migratorias y Animales Silvestres (Convención de Bonn o CMS, apéndices I y II), la Convención sobre la Conservación de la Vida Silvestre Europea y sus Hábitats Naturales (Convención de Berna, apéndice II sobre fauna estrictamente protegida), la Convención para la Protección del Mar Mediterráneo contra la Contaminación (Convención de Barcelona, anexo II) y la Directiva Hábitats de la Unión Europea (apéndices II y IV). Aparece como especie de interés especial en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas y como en peligro en el Libro Rojo de los Vertebrados de las Baleares.
Aunque se trata de la más abundante de las tortugas marinas que aparecen en nuestras costas, está considerada en peligro de extinción La amenaza más importante es la muerte directa en anzuelos dedicados al palangre de superficie para captura de atunes, que supone la muerte de más de 10.000 tortugas al año, lo que podría evitarse con anzuelos que presenten diseños novedosos, en 'G', o hechos con materiales diferentes. También influyen negativamente el arrastre de fondo, la ingestión de plásticos, la contaminación marina, los impacto contra embarcaciones, y la pérdida de los hábitats de puesta, las playas vírgenes, por la ocupación turística.
Cada año una importante cantidad de individuos subadultos de Caretta caretta son capturados por la flota palangrera de las costas mediterráneas españoles. Esta es la principal causa de descenso de las poblaciones, pero hay otras que también afectan negativamente a la tortuga boba, como la contaminación marina, los enmallamientos accidentales en redes de pesca, la impregnación en restos de petróleo, el comercio ilegal, etc.
Las tortugas bobas fueron intensamente cazadas por su carne y sus huevos. Aunque la caza ha disminuido debido a la legislación internacional que las protege, todavía se consume carne y huevos de tortuga en los países donde no se hacen cumplir estrictamente las leyes. En México por ejemplo, los huevos de tortuga son un plato común, y los lugareños afirman que los huevos son un afrodisíaco. El consumo de huevos o carne de tortuga puede causar enfermedades graves debido a las bacterias dañinas que contiene, como Pseudomonas aeruginosa y Serratia marcescens, y por los altos niveles de metales tóxicos que se forman como resultado de la bioacumulación.
La costa occidental de los Estados Unidos forma parte de un corredor migratorio crítico para las tortugas bobas del Pacífico, en el cual cruzan el Pacífico desde las zonas de anidación en Japón hasta la costa de California. Mediante estudios de telemetría se descubrieron importantes hábitats de alimentación para los juveniles situados en el centro del Pacífico Norte. Estos hábitats se superponen con los caladeros para la pesca a gran escala con redes de deriva en el pasado, y las pesquerías de palangre en el presente lo que resulta en altos niveles de captura accidental de tortugas bobas. Muchas tortugas bobas juveniles se concentran en las costas de Baja California Sur, México, donde la pesca costera a pequeña escala aumenta el riesgo de mortalidad de las tortugas; los pescadores confirmaron la captura accidental de decenas de tortugas bobas por día por barco con aparejos de pesca de fondo. La forma de pesquería comercial más responsable de la captura accidental de tortugas bobas son las redes de arrastre utilizadas por los barcos camaroneros en el golfo de California. Se estima que en el año 2000, entre 2.600 y 6.000 tortugas bobas murieron por el uso de palangre pelágico en el Pacífico.
En el océano abierto, los aparejos de pesca forman la mayor amenaza para las tortugas bobas. A menudo se enredan en palangres o redes de enmalle. Según un informe del año 2009 del Servicio de Pesca de los Estados Unidos, la principal amenaza para las tortugas en el Pacífico Norte es el ahogamiento por enredo en equipo de pesca como palangre y redes de enmalle. También se enredan en trampas, nasas, redes de arrastre y son víctimas de dragas. Atrapadas en este equipo no vigilado, pueden sufrir lesiones graves o ahogamiento. La implementación de dispositivos excluidores de tortugas en las redes y en otras trampas puede reducir el número de tortugas atrapadas accidentalmente.
Cada año se vierten cerca de 24.000 toneladas métricas de plástico en el océano. Las tortugas ingieren una amplia gama de estos restos flotantes, incluyendo bolsas, láminas, gránulos, globos y líneas de pesca abandonadas. Las tortugas pueden confundir el plástico con medusas flotantes, un alimento común. El plástico ingerido provoca numerosos problemas de salud, incluyendo la obstrucción intestinal, una reducción de la capacidad de absorción de nutrientes y malnutrición, asfixia, ulceraciones, o hambruna. Además, los plásticos ingeridos liberan compuestos tóxicos, incluyendo bifenilos policlorados, que pueden acumularse en los tejidos internos y afectar los huevos. Estas toxinas pueden conducir al adelgazamiento de las cáscaras de los huevos, daño tisular, o desviación de la conducta natural.
La iluminación artificial desalienta la anidación e interfiere con la habilidad de los neonatos de navegar hacia el mar. Las hembras prefieren anidar en playas que no tienen iluminación artificial. En las playas explotadas, a menudo los nidos son agrupados en torno a edificios altos, posiblemente porque bloquean las fuentes de luz artificial. En condiciones normales las crías son atraídas por la reflexión de las estrellas y de la luna sobre la superficie del agua del mar. Confundidas por la luz artificial, navegan tierra adentro, lejos de la protección del agua, lo que las expone a la deshidratación y la depredación cuando sale el sol. Cada año la iluminación artificial causa decenas de miles de muertes entre los neonatos.
La invasión y destrucción de hábitat por los humanos es otra amenaza para las tortugas marinas. En condiciones naturales optimales, las playas de anidación son playas de arena abiertas que se extienden por encima de la línea de marea alta. Sin embargo, las playas explotadas suelen tener construcciones encima de la linea de marea alta y priva las tortugas de sitios de anidación adecuados, obligándolas de anidar más cerca de las olas. La urbanización a menudo conduce a la sedimentación de las playas de arena, disminuyendo su viabilidad como zona de anidación. La construcción de muelles y puertos deportivos puede destruir los hábitats cercanos a la costa. El tráfico marítimo y el dragado pueden degradar el hábitat y lesionar o matar las tortugas si los barcos chocan con ellas.
Las variaciones anuales de las temperaturas climáticas pueden afectar la proporción de machos y hembras entre los neonatos, ya que la temperatura del nido determina el sexo de las crías. Temperaturas elevadas pueden sesgar los coeficientes de género a favor de las hembras. Sitios de anidación que fueron expuestos a temperaturas inusualmente cálidas en un período de tres años, produjeron una proporción de hembras de 87–99%. Esto suscita preocupación por la relación entre los rápidos cambios de la temperatura global y el riesgo de extinción de la población de tortugas bobas. Un efecto más localizado proviene de la construcción de edificios altos cerca de las playas, que reducen la exposición al sol y conducen a una reducción de la temperatura media de la arena, lo que resulta en un cambio en las proporciones de género, favoreciendo la proporción de tortugas machos entre los neonatos.
La convención sobre la conservación de las especies migratorias de animales silvestres se aplica también a la conservación de la tortuga boba en la costa atlántica de África, así como en el océano Índico y el sudeste asiático. A lo largo de Japón, la Asociación de Tortugas Marinas de Japón trabaja para la conservación de las tortugas bobas, y en Grecia lo hace la Sociedad para la Protección de la Tortuga Marina (ARCHELON). En la isla de Zakynthos, las autoridades griegas no permiten que los aviones despegan o aterrizan durante la noche para proteger a las tortugas anidadoras. La Fundación de Investigación Marina trabaja para su conservación en Omán. Es también protegida por el Anexo 2 del Protocolo relativo a las Áreas y Vida Silvestre Especialmente Protegidas del Convenio de Cartagena, que trata sobre la contaminación que puede perjudicar a los ecosistemas marinos. Organizaciones de conservación en el mundo entero trabajaron junto con la industria de la pesca de arrastre para desarrollar dispositivos de exclusión de tortugas (DET) para evitar la captura accidental de tortugas marinas, incluso las más largas. Estos dispositivos son obligatorios para todos los camaroneros
Durante la temporada de anidación, trabajadores y voluntarios de organizaciones de conservación vigilan la costa para identificar nidos de tortugas, y los investigadores científicos también salen durante la noche en busca de hembras anidadoras para marcarlas, así como para recoger percebes y muestras de tejidos. Los voluntarios pueden, en ciertas condiciones, reubicar los nidos para proteger los huevos contra amenazas, como las mareas altas de la primavera y depredadores, y vigilan los nidos diariamente para señalar disturbios. Después de la eclosión de los huevos, los voluntarios abren el nido para contar los huevos no-eclosionados, y las crías muertas. Las crías vivas restantes son liberadas o llevadas a instalaciones de investigación. Por lo general, mueren las crías que carecen de suficiente vitalidad para salir del cascarón y subir a la superficie. Los neonatos utilizan el trayecto del nido al mar para desarrollar fuerzas para la natación que sigue y este trayecto es un ejercicio físico importante para aumentar sus posibilidades de supervivencia.
En los estados unidos, la tortuga boba ha sido declarado el reptil oficial del estado de Carolina del Sur y también el reptil oficial de agua salada del estado de Florida.
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