La carpa común, carpa europea o simplemente carpa (del latín tardío carpa, y este a su vez del gótico karpa) (Cyprinus carpio) es un pez de agua dulce, emparentado con la carpa dorada, con la cual puede incluso tener descendencia híbrida. Ha sido introducida en todos los continentes a excepción de la Antártida. Está incluida en la lista 100 de las especies exóticas invasoras más dañinas del mundo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Existen variedades xantocrómicas desarrolladas en China como ornamentales, llamadas lĭ yú (鯉魚), y luego difundidas en Japón como koi (鯉?), que poseen un notable colorido. En varias partes de Europa, la carpa común es muy popular en la pesca y existen cebos específicos para su captura. En la República Checa, Eslovaquia, Polonia y Croacia, la carpa es un plato tradicional del día de Nochebuena.
Historia.- El ancestro salvaje de la carpa común se originó a finales del Plioceno en los desagües del mar Negro, Caspio y Aral y se dispersó al este en Siberia y China y al oeste hasta el Río Danubio. Pese a ser la carpa una de las especies más modificadas genéticamente por el hombre, llegando a haber, gracias a la selección de rasgos que se ha producido desde tiempos inmemoriales, unos 25 linajes diferentes o cepas domesticadas, las glaciaciones del Plioceno permitieron distinguir dos subespecies originales bien diferenciadas: la carpa común europea (Cyprinus carpio carpio) y la carpa común asiática (Cyprinus carpio haematopterus). Se sabe que los romanos fueron los primeros en cultivar la carpa recolectada del Danubio, y que la consideraban un alimento de lujo. Mantenían a esta especie de pez en estanques de almacenamiento ("piscinae"), una tradición que continuó en los monasterios cristianos a lo largo de la Edad Media.
En esta práctica europea, las carpas se mantenían en monocultivo y los individuos más grandes eran seleccionados como reproductores, por lo que desde el siglo Xll hasta la mitad del siglo XlV, hubo una selección artificial accidental, que fue el primer paso hacia la domesticación. El cultivo de carpas se practica desde hace unos 2000 años en Europa y Asia. Actualmente, el 90% de la producción mundial de esta especie de pez proviene de Asia, aunque en Europa también existen instalaciones modernas para su cría. La carpa común es un pez procedente de Asia que se introdujo en casi todos los lugares del mundo. Se sabe que la carpa común se encontraba en los ríos Tigris, Éufrates y Danubio hace unos 2000 años. Era un espécimen con forma de torpedo, y de color dorado y amarillo. Tenía dos pares de barbillas y una piel escamada que recordaba a la malla. Vivían en grandes piscinas romanas en el centro y sur de Europa (se demostró este hecho al encontrar restos de carpa en excavaciones en el Danubio).
Descripción.- La carpa común puede llegar a medir 1,2 m de largo y pesar hasta 40 kg, aunque normalmente, en estado adulto, mide de 60 a 90 cm, y su peso ronda los 9 kg. Nada formando cardúmenes; es omnívora, y resistente a una gran variedad de condiciones climáticas. Se han dado casos de especímenes que han llegado a vivir 65 años. Los ejemplares salvajes son más pequeños y achatados que los domésticos. Presenta una espina dorsal cerrada característica y sus escamas son largas y finas. Los machos tienen la aleta ventral más larga que las hembras. El color y el tamaño es muy variable, especialmente en los ejemplares domésticos. Se han descrito tres subespecies basándose en los patrones que siguen las escamas
Reproducción.- Las carpas normalmente se mueven en grupos reducidos, de alrededor de cinco individuos. La época de cría empieza en primavera y acaba a principios de verano. Prefieren aguas poco profundas, con una densa cubierta vegetal. Las hembras depositan los huevos entre la maleza, y el macho los fecunda externamente. Los huevos quedan fijados al sustrato hasta que eclosionan. Se estima que una hembra puede poner hasta 1 000 000 de huevos, aunque la media para una hembra adulta está en 300 000. El tiempo que los huevos tardan en eclosionar está relacionado con la temperatura del agua. Con una buena incubación (agua a 30 °C), eclosionan a los tres días. Los neonatos no miden más de 6 mm, y a los 8 mm ya ha desaparecido completamente la yema. Los machos normalmente alcanzan la madurez sexual antes que las hembras, aunque para ambos sexos ronda por los cuatro años.
Alimentación.- Las carpas comunes son peces omnívoros. Se alimentan de plantas acuáticas, pero también prefieren buscar en el fondo de los lagos o ríos insectos, crustáceos o zooplancton. Su alimentación consiste principalmente en plantas acuáticas, aunque también puede comer artrópodos, zooplancton o incluso peces muertos si se presenta la ocasión.
Hábitat y distribución.- Es nativa de cuerpos de aguas estancadas o lentas de las regiones templadas de Europa y Asia. Es un animal ubicuo, de fácil cultivo y posee la característica de ser ectotermo y euritermal. Es un animal muy resistente, capaz de vivir en aguas salobres con una temperatura entre 17 y 24 °C. En muchos lugares donde ha sido introducida se considera una amenaza para el ecosistema debido a su predilección por el sustrato vegetal de los fondos poco profundos, que sirve de alimento a numerosas especies animales. Debido a su potencial invasor o la susceptibilidad de convertirse en una amenaza grave por competir con las especies silvestres autóctonas, alterar su pureza genética o los equilibrios ecológicos, en España esta especie ha sido incluida por sentencia judicial del Tribunal Supremo en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, regulado por el Real Decreto 630/2013, de 2 de agosto, estando prohibida en España su introducción en el medio natural, posesión, transporte, tráfico y comercio.
La pesca de las carpas a mosca es hoy practicada por casi todos nosotros, aunque solo sea de vez en cuando, bien por encontrarnos alguna de buen tamaño mientras vamos detrás de los basses, o bien por decantarnos por su pesca viendo que ‘otros’ no quieren entrar. De todas formas… ¿Hay alguien capaz de resistirse a esos morritos cuando se las oye chupetear? Anda mira, primera lección de hoy: «Si la oyes chupetear, probablemente esté dispuesta a tomar tu mosca». En primer lugar me gustaría comentar que la información que aquí ofrezco, recopilación de libros, revistas, otras webs y mi propia experiencia, se refiere siempre en términos generales, estoy seguro que las carpas de países como pueden ser las de China, Argentina o USA se comportarán de forma muy parecida, pero no siempre igual y los factores que inclinen a unas y a otras a adoptar diferentes comportamientos y hábitos alimenticios pueden variar incluso de un embalse a otro aunque solo se distancien unos kilómetros. Por lo tanto tomad estas líneas como lo que son, una guía de pesca y no la formula secreta, que no lo es.
Comportamientos y posturas de las carpas a mosca.- Como ocurre con cada especie, para la pescar carpas a mosca es necesario conocerlas a fondo, sus costumbres, su alimentación y saber interpretar correctamente y en cada momento en que situación se encuentra el pez. Es importante aprender a leer el agua, y eso no es solo saber descubrir a los peces. Aquí os dejo algunos de los comportamientos más comunes que nos podemos encontrar:
Comportamientos negativos de las carpas.- Una de las peores situaciones en las que nos podemos ver es cuando las carpas están inmóviles muy cerca de la superficie en grupos más o menos numerosos. Normalmente ocurre en verano, cuando el sol te pega con fuerza en la nuca y por mucho que intentemos ofrecer nuestra mosca, lo más que pescaremos será una insolación. Ojo, eso no quiere decir que no piquen, pero tendremos que pasar absolutamente desapercibidos, al minimo error nos descubrirán y por más que lancemos, no las incitaremos a entrar.
Cuando les llega la freza casi entrando en el verano se vuelven locas y confiadas, las veremos corretear unas detrás de otras y podremos casi cogerlas con la mano, pero no harán ni caso a nuestras imitaciones, busca en este caso a los ejemplares solitarios que estén algo más tranquilos.
«Posturas» de las carpas a mosca o comportamientos positivos
En superficie.- Para mi particularmente, como más me gusta pescar carpas a mosca es cuando están chupando en la superficie y produciendo el característico «chup chup» al sorber. No siempre oiremos el chupeteo y las encontraremos en diferentes situaciones que debemos aprender a reconocer:
Nadando lentamente por la superficie sacando los morros, mientras engullen pequeños dípteros (aunque se tragan casi todo lo que pillan). Esta situación la tendremos pescando «al sereno», al orto y al ocaso, cuando aun la luz apenas nos permite distinguirlas. La mejor solución será colocar una mosquita pequeña del color que intuyamos que puedan ser los insectos reales y hacer una posada lo más suave posible. El mayor inconveniente en estos casos es encontrar una mosca pequeña y lo suficientemente fuerte para que aguante las embestidas de estas formidables peleonas. Imaginaos que lo que están comiendo son Caenis… Nos abrirán el anzuelo.
Otras veces, observaremos que buscan ávidamente «algo» en la superficie, se mueven más rápido y sacan y esconden los morros, si esto ocurre al anochecer a veces solo las veremos cuando corten la linea del agua para cebarse (por la poca claridad, poneros mirando al atardecer haciendo que el reflejo del cielo se situé donde están saliendo las carpas, conseguiréis ver mejor la picada), la solución será la misma que en el caso anterior, aunque probablemente estén cebándose a algo concreto, si hacemos una buena posada saldrán casi a cualquier mosca de pequeño tamaño, afinad la puntería e intentad colocar la mosca en la trayectoria de la carpa, a unos 40 ó 50 cm de su boca.
A lo largo de una jornada de pesca de carpas a veces nos sucederá que escuchamos de lejos el chupetear de las carpas, haciendo gala de nuestras dotes de pescadores a mosca (o más bien recechadores con mosca) nos acercaremos a los chupeteos con cautela y sigilo pero al llegar al punto de encuentro… Donde está la carpa? Aquí tendremos que buscarla bajo la espuma, la porquería acumulada en rincones, recodos, reculas, obstáculos, presas o incluso en la orilla, la carpa estará justo debajo chupeteando restos orgánicos o bichos atrapados en el amasijo de ramitas y hojas. Entonces… ¿ Como las pescamos en superficie? No lo intentes arriba, La mejor solución es darle un buen bocado, un suculenta Wolly Bugger tonos oscuros u olivas será perfecta, su peso hará que penetre en la espuma y caiga justo delante de la carpa, que la tomará sin remilgos (siempre y cuando la presentación sea correcta, nunca lances una mosca grande encima de su cabeza). Otra opción es lanzar ninfas justo donde termina la espuma, dejar que caiga y con paciencia recoger a lo largo del borde de la balsa de restos acumulados. A veces podremos acercarnos lo suficiente como para meter directamente la ninfa en su boca cuando la descubramos chupeteando.
Si probamos a echar pan en el agua quizás tengamos la oportunidad de ver salir a estas glotonas. En algunos lugares donde están acostumbradas a este tipo de alimento y más en concreto donde la gente se lo ofrezca de forma habitual (por ejemplo al dar de comer a los patos) podremos ver auténticas avalanchas de carpas apelotonándose para comérselo antes que sus vecinos con pico, estas situaciones son bastante frecuentes en parques y carpódromos y será suficiente con echar nuestra imitación de miga de pan en medio de la confusión (hay que tener cuidado con los patos, que tomarán nuestra mosca sin dudarlo). Si por el contrario observamos que salen como un relámpago de una en una a morder el pan la cosa cambia y necesitaremos una buena imitación y algo de paciencia, en este caso es muy importante no mover la mosca del agua, también funciona bien una imitación de pan que se hunda lentamente, ya que permite a las carpas tomar la imitación sin asomarse fuera del agua (a veces las carpas están habituadas a ser pescadas mientras comen pan y pueden mostrarse recelosas).
Por último la más habitual de todas las situaciones, las carpas pululando por las orillas o a menos de un metro de profundidad y en grupos de varios ejemplares. Aquí lo mejor es lanzar una hormiguita de ala o un bicho de foam o pelo de ciervo. La imitación de pan hundiéndose lentamente también es muy efectiva.
No obstante, por regla general una carpa nos tomará casi cualquier imitación en superficie siempre que esté «subiendo» de forma continua, al contrario que un barbo, no saldrá desde metro y medio de profundidad, eso si, debes hacer una posada lo más suave posible. Las mejores moscas de superficie, sin duda, los bichos de foam y las hormigas de ala en tamaños pequeños. Hociqueando.- Si tuviera que elegir la situación perfecta para la pesca de las carpas a mosca sin duda sería esta, y me refiero a cuando están con la cabeza metida en una nube de lodo y solo vemos su enorme cola fuera del agua, entonces deberemos coger una ninfa (no demasiado pequeña) y hacer que caiga con suavidad por delante del pez, esperaremos que llegue al fondo y recogeremos muy suavemente. Un desplazamiento hacia delante de la carpa nos hará saber que a tomado nuestra imitación, pega el cachete y a disfrutar.
Otras veces las veremos en aguas someras, rebuscando por las orillas levantando piedras y filtrando la tierra en busca de quironómidos y otras ninfas. Aquí la forma de proceder varía un poco, la carpa estará en movimiento y tenemos que atinar a la primera, pues están muy cerca de la superficie y nos pueden ver con facilidad. Procura también lanzar con cuidado y conseguir una posada suave, muchas veces utilizaremos ninfas grandes que podrían asustarlas al caer al agua.
Pescando carpas a mosca «al agua».- Yo particularmente solo pesco «a pez visto» y rara es la ocasión que pesco «al agua», exceptuando quizá cuando vamos de lucios o en el mar, en la mayoría de las demás ocasiones (a menos que la situación lo requiera) y como buenos mosqueros seremos nosotros los que buscaremos a las carpas y no ellas a nosotros. Entonces, ¿ Como pescar las carpas a mosca cuando no las vemos?
Una de las situaciones más comunes en las que deberemos pescar al agua será en los días de tormenta, con aire o con el agua muy picada o turbia. Busquemos entonces lugares donde el agua golpee la orilla y enturbie de sobremanera el agua, en especial donde provoque pequeños derrumbamientos de tierra, en estas zonas el agua desentierra lombrices y ninfas, las carpas lo saben y no andarán lejos. Bate bien esas zonas con Wolly Buggers, ninfas de marabou, imitaciones de lombriz, el fantástico gusano de San Juan… Prueba también con grandes ninfas de colores llamativos, el agua está turbia y no ven «tres en un burro».
Nos trasladamos ahora a una situación de río, corriente moderada y menos del metro de profundidad. Para sacar carpitas (las carpas realmente gordas solo las encontraremos en los tramos bajos de los grandes ríos y en embalses) en río no tendremos que hacer nada del otro mundo, mientras las buscamos por las orillas o en las pozas podemos tentarlas con una buena ninfa y un señalizador de picada colocado de manera que nos quede la ninfa a unos pocos centímetros del fondo. Lanza a contra corriente como si de pesca a la pasada se tratase y presta atención al indicador. Este es un método de pesca que solo utilizo cuando no hay otra manera de pescar una vez estás en el río, y es que para pescar con cola de rata y flotador a la pasada, cojo una caña de lance y una veleta a tal efecto y me monto un buen aparejo que me de ciertas garantías. Hay cientos de situaciones en las que la pesca al agua puede dar alguna captura y será siempre bien recibida ya que viene «de sorpresa», pero para las carpas a mosca, hacedme caso, siempre «a pez visto».
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