Este pequeño lábrido pertenece a un grupo de especies que conjuntamente se conocen como Tordos, Porredanas o Viejos. Son todos peces de zonas de roca y alga, y viven en zonas costeras y litorales, apareciendo incluso en pozas de la bajamar. Estos peces son tremendamente variables en su coloración que puede cambiar con la edad, sexo, habitat, etc,…por lo que para su clasificación es más significativa la presencia de manchas oscuras en zonas determinadas del cuerpo y también la forma general del mismo.
La especie que nos ocupa es frecuente en el Atlántico y no tanto en el Mediterráneo. Es más bien de forma ovalada y rechoncha. El color es muy variable, aunque más claro en hembras y jóvenes, con fondo pardo claro o verdoso sobre el cual hay manchas más oscuras. A veces también existe un reticulado azulado bajo la mejilla. En los machos la tonalidad se hace más llamativa, sobre todo en la época de celo, con rojos y azules más marcados, especialmente en la zona cefálica. La papila urogenital (como un saliente en el agujero anal) se desarrolla especialmente en la época de celo, siendo oscura en las hembras (foto superior) y clara en los machos.
En esta especie las manchas oscuras características se disponen tras el ojo, con forma de media luna, y en la base de la cola (pedúnculo caudal) un poco por debajo de la linea lateral del cuerpo. Se pueden presentar también en ocasiones 5 manchas oscuras en la aleta dorsal y 3 en la anal, aunque generalmente poco marcadas.
Existe un comportamiento reproductivo peculiar en el cual el macho construye un “nido” con restos de algas que va transportando con su boca. Luego atrae con su colorido a alguna hembra a la que invita a desovar en él.
A continuación recubre con más material los huevos y hace de vigilante en las inmediaciones. Puede enfrentarse a quien se acerque o fingir la huida, si el visitante es poderoso, volviendo de nuevo de forma sigilosa a él para continuar con el cuidado de su prole.
COMO RECONOCERLO.- Cuerpo de forma oval y rechoncho, con grandes escamas redondeadas y un marcado hocico puntiagudo, en el cual presenta una boca pequeña, provista de una hilera de dientes y labios gruesos y carnosos formados por 5 - 7 pliegues.Papila urogenital pequeña, incolora.En algunas zonas, esta especie es conocida también como Tordo roquero.La aleta dorsal lleva de 14 - 17 radios espinosos y de 8 - 10 radios blandos.La aleta anal, 3 radios espinosos y 8 - 11 radios blandos.Sobre la linea lateral tiene 31 - 37 escamas.
Es una especie muy común y de colores muy llamativos, ya que lleva unas manchas oscuras características por detrás del ojo y, generalmente, también una pequeña mancha negra sobre el pedúnculo caudal, inmediatamente por debajo de la linea lateral.Algunas veces, es común apreciar cinco manchas oscuras sobre la dorsal y tres en la anal.El tono general de su cuerpo es marrón o verde oscuro, y la talla máxima es de 25 cm. Su carne es de mediana calidad y se recomienda consumirla frita.
QUE COME.- Se alimenta de pequeños animales que arranca de las algas y rocas con fuertes golpes de su boca.Gusanos, pulga, pequeños moluscos y pequeños crustáceos.Soportan bien el acuario. Es característico escuchar los fuertes golpes contra rocas y cristales.
CEBO RECOMENDADO.- Xorra, gamba, moluscos pequeños (duros y blandos), anélidos y llámpares.Podemos incluir pulga, cebo este muy interesante para estos pequeños peces.
DONDE VIVE.- Fondos rocosos con abundante vegetación. Litoral.De 1 a 30 m de profundidad.No se aventura en aguas libres.Tímido, se esconde entre las algas ante cualquier señal de peligro.
A veces presenta comportamiento proteroginicos; el macho hace un nido de algas y desde él atrae a la hembras
Área de distribución: Atlántico, desde Marruecos a Noruega y las Azores, Mediterráneo oeste (común).
INDICACIONES PARA LA PESCA.- A fondo y a boya. Se pesca con facilidad.
Hoy lo pescaremos a boya con buldo.- El lance con boya o buldo es una variante del lance en el mar. La diferencia consiste en la introducción en el sedal de una boya de pasta, rellena de agua, que permite efectuar lanzamientos. La boya está constituida por una esfera circular, la cual permite, mediante un pequeño tapón, la introducción de agua. De esta forma toma un cuerpo y peso suficiente para efectuar grandes lanzamientos y por otro lado, según la cantidad de agua introducida y el aire que dejemos dentro, se mantendrá a diferentes niveles de profundidad según se desee.
Existen en mercado una nueva gama de buldos. Estos son de materiales flexibles, (los antiguos eran de pasta), permitiendo que si se pesca en lugares rocosos (pesca de robalos en rompeolas), no se partan como ocurría antes y reboten como una pelota de goma. Los colores también son variados y fluorescentes, sin embargo particularmente creo que los incoloros, aun no viéndose (en laces alejados no se verá de todas formas) son menos visibles e intranquilizarán menos a los peces.
Es ideal, por tanto, para peces que no son propiamente de fondo. Me explico: si pretendemos pescar salmonetes, lenguados, rodaballos o anguilas mediante este sistema, fracasaremos estrepitosamente. Si, por el contrario, hemos detectado la presencia de un bálamo de jureles o chicharros, por ejemplo, accesibles para nuestro aparejo, sería un error lanzar el cebo al fondo, pues no es allí donde viven y se alimentan estos peces. En consecuencia, lo mejor será utilizar un aparejo que trabaje a media agua, ya sea a pulso o a flotador.
La pesca a flotador suele llevarse a cabo en aguas de escasa profundidad, aunque también se emplea a veces en aguas profundas buscando a peces que se alimentan en la superficie o cerca de ella. Pero si lo que pretendemos es pescar en aguas profundas dejando el cebo cerca del fondo, nos encontraremos con un problema, pues tendremos que ajustar nuestro flotador a varios metros por encima del cebo y, de este modo, superando la longitud de la caña, nos veremos imposibilitados a lanzar el aparejo.
Este problema, por fortuna, tiene fácil solución con el truco de la bolita. Esta es una cuenta de plástico de collar o similar, consistente en una pequeña esfera agujereada en el centro. La colocaremos encima del flotador, al que previamente habremos despojado del palito o veleta que sirve de pasador para fijarlo en la línea y así determinar la profundidad. Ahora, lo que marque la profundidad del aparejo será un pequeño nudo, que haremos con un trocito de sedal -nunca valiéndose de la línea del carrete- en la misma línea madre.
Este nudo podrá ser dado a cualquier altura de la línea que deseemos, de forma que el aparejo irá discurriendo libremente hacia el fondo, hasta que el nudo se encuentre con la cuenta de plástico que se sitúa encima del flotador y hace de tope. De esta manera podremos lanzar con suma facilidad y marcar la profundidad, tantos metros como sea necesario, que creamos oportuna.
Además, conviene saber que la mayoría de los peces comen más confiados cuando están cerca del fondo, o, por lo menos, a cierta profundidad, lo que les da seguridad y ayuda a vencer sus recelos ante la carnada.
Una versión de la pesca con flotador la encontramos en la que se realiza con burbuja o buldó, que es un flotador de plástico o de goma transparente de forma más o menos esférica u oval, y que lleva incorporados dos taponcitos para poder introducir agua y darle el peso y la flotabilidad adecuada. La burbuja de río suele ser menor que la que se emplea en la mar, pero el sistema es el mismo. Consiste en tener un flotador pesado e invisible al pez, que puede ser lanzado merced a su peso y que está indicado para pescar en superficie sin ningún tipo de lastrado adicional al margen de su propio peso, que determina el agua que hayamos introducido dentro.Es muy empleado para pescar truchas con mosca ahogada, pero va muy bien para pescar también algunos peces de mar, como son los mugílidos (corcones, lisas, mujoles, etc.) encarnando el anzuelo con un trozo de pan, que, con ayuda de la burbuja, podrá ser lanzado todo lo lejos que se quiera y, una vez el aparejo en el agua, permanecerá flotando en la superficie de la forma más natural.
En el mercado se encuentran muchos y muy diversos tipos de flotadores, algunos de ellos con forma de uso, especialmente sensibles para pescar tímidos peces en aguas quietas. También encontraremos flotadores con un apéndice fluorescente para pescar de noche, etc. El flotador tradicional, al contrario que la burbuja, puede ser visto por algunas especies que desconfiarán del artilugio.
Por eso es recomendable que éste sea pequeño y de colores neutros (algunos flotadores son preciosos conjuntos cromáticos pero en ocasiones, despertarán la desconfianza del pez) y que la pata de sedal de la que cuelga el anzuelo tenga por lo menos medio metro de longitud (aunque recomiendo un metro o más).
En caso de que batamos aguas poco profundas –de menos de un metro o metro y medio de profundidad- recomiendo el empleo de la burbuja.
En caso de que batamos aguas poco profundas –de menos de un metro o metro y medio de profundidad- recomiendo el empleo de la burbuja.
Un error común cuando se pesca con flotador es lastrar el aparejo con perdigones muy cerca del anzuelo. Aunque algunos pescadores experimentados (sobre todo de agua dulce) lo emplean con acierto para ciertos tipos de ciprínidos, como norma general y para los aficionados que están comenzando, es más recomendable situar el lastre lejos del anzuelo.
De esta forma, el cebo se moverá de forma más natural, especialmente si la línea es de poco grosor, y el aparejo será más efectivo. Además, el pez que ataca el cebo, debe poder llevárselo y engullirlo como si éste no tuviese ninguna sujeción.
Cuanto más natural resulte todo el proceso, más picadas y más capturas obtendremos.
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