PECES


Los peces conforman el grupo de animales más diverso entre los vertebrados, y han logrado colonizar gran parte de los ambientes acuáticos del planeta (océanos, mares, ríos, quebradas y lagunas). Entre estos animales se encuentran una gran diversidad de características morfológicas, colores y hábitos ecológicos, incluyendo el comportamiento de los peces, que varía ampliamente entre las especies y grupos morfológicos.


El comportamiento de los peces a nivel social, es una característica desarrollada particularmente en peces que forman cardúmenes como las sardinas y anchoas. Los cardúmenes les confieren muchas ventajas a estos peces contra los depredadores, y además aumenta la cantidad de alimento consumido por cada individuo en una estrategia de alimentación más efectiva. Otras especies de peces muestran gran territorialidad, por lo que constantemente exhiben comportamientos agresivos contra sus congéneres y con individuos de otras especies. Tienen un sistema complejo de comunicación que se basa en señales visuales, señales químicas y emisión de señales acústicas cuyo medio de transmisión es el agua.


La alimentación y la búsqueda de alimentos son las actividades que consumen más tiempo en el comportamiento de los peces en su día a día. La evolución de estos animales les ha conferido una serie de adaptaciones y herramientas que les permite entrar en un concurso constante de “comer o ser comidos”. Además, los hábitos alimenticios de los peces, han ido moldeando las diversas formas y comportamientos de los mismos. La gran mayoría de peces si están bien alimentados no tienen que competir por la comida, pero si tienen hambre el pez más agresivo terminará alimentándose del pez más tranquilo. Los peces carnívoros, son peces muy agresivos y algunos de ellos hay que tenerlos prácticamente solos o con miembros de su misma especie, como es el caso de las pirañas o del Oscar. Los escalares de río son peces que no pueden estar con bailarinas o telescopios pues los muerden y muchas veces terminan matándolos.


El comportamiento de los peces a lo largo del día, varía de acuerdo a los hábitos de cada especie. Existen especies con hábitos diurnos y otras con hábitos nocturnos. Cuando estos animales se encuentran activos, su comportamiento consiste básicamente en alimentarse y esconderse de los depredadores, en contraste, cuando se encuentran en reposo, buscan algún refugio o se mantienen en estado de alerta. Algunos peces bentónicos construyen refugios en las barreras de coral, mientras que otras especies pelágicas se refugian en diversos niveles de la columna de agua, de manera que pasan desapercibidos ante sus depredadores. Los cíclidos Africanos son peces, que en términos generales, sólo pueden convivir con otros cíclidos Africanos, ya que son muy agresivos, y hay algunas especies más agresivas que otras, por lo tanto nos tenemos que informar cuales son las especies que pueden convivir antes de meterlos en un acuario comunitario.


Podemos mezclar peces que pertenezcan a una misma familia o subfamilia, siempre y cuando tengan tamaños parecidos; sin olvidarnos que dentro de una misma familia o subfamilia podemos encontrar especies muy agresivas que no pueden estar en acuarios comunitarios, como por ejemplo el pez piraña (pygocentrus cariba), mientras otros miembros de la misma subfamilia como el pez moneda (Metynnis hypsauchen) pueden convivir sin problemas con otros peces. Si tenemos peces que viven en grupos (gregarios) es importante que tengamos no menos de 6 pececitos. Es recomendable no tener peces muy tranquilos, como por ejemplo discos con peces que permanentemente están nadando rápido como las cebras, por dos motivos especialmente: uno el acuario es un espacio limitado y los peces más veloces estresan a los más tranquilos, y segundo a la hora de la comida los peces más tranquilos no pueden competir con los más veloces por el alimento.


BÚSQUEDA DEL ALIMENTO.- Las estrategias de comportamiento para los buscadores de alimento contrastan con la morfología de la presa, donde el tamaño de la misma, guarda relación con la forma de la boca y del cuerpo, los órganos para captura, así como con la posición del pez. El comportamiento en la búsqueda, permite al pez refinando su selección en respuesta a las características que cambian día a día; un depredador debe modificar constantemente su comportamiento para permanecer vivo. Someterse a reglas invariables no le permitirá sobrevivir debido al cambio de alimento según la estación, los ciclos de vida, el tipo y la jerarquía de los demás grupos de peces. Para poder adaptarse, el pez depredador debe aprender acerca de su presa y cómo atacarla (esta estrategia de evolución ha sido usada y aplicada para investigar la capacidad de aprendizaje de los animales), la cual se incrementa con el entrenamiento. Sin embargo, no todos los individuos mejoran en igual escala, el nivel de aprendizaje es directamente proporcional al grado de hambre, pero en algunos casos, muchos organismos son muy pequeños o con ciclos de vida muy cortos para lograr los beneficios del aprendizaje. Las diferencias en las dietas de algunos peces, pueden ir ligadas a la ganancia de peso por unidad de esfuerzo invertido y al tamaño de la presa. No hay interdependencia entre hambre y experiencia, la modificación en la eficiencia, podría con el tiempo alterar el aprovechamiento de los diferentes alimentos. Si el pez debe recurrir a animales menos perseguidos y con un costo de manipulación mayor, la presa podría cambiar su puesto en la dieta


Los modelos de simulación de búsqueda asumen que los encuentros con la presa son secuenciales y que los intervalos entre encuentros presentan una distribución normal, así mismo que la energía y la media de localización de la presa por unidad de tiempo invertido para la alimentación son fijos y no se modifican al cambiar de presa. El efecto de incrementar la densidad de la presa, significa reducir el tiempo de búsqueda y aumentar el promedio de encuentros. La ecuación de BPM (modelo básico de presa) no siempre predice en teoría los resulta-dos prácticos, porque la conducta de los peces se modifica según condiciones particulares, estado de saciedad, tamaño del pez y condiciones ambientales como el de si la corriente le permitirá o no llegar a la presa. Igualmente, la progresión estática del modelo ignora la naturaleza no simétrica y dinámica que tienen los peces en su decisión de búsqueda. Respecto a estos factores referidos a la respuesta de los peces, Stradmeyer cuestiona la aplicación de técnicas ecologísticas que usan un modelo estático de búsqueda y no permiten cambios en los esta-dos de motivación del pez, en la capacidad de aprendizaje y la experiencia, lo que modificaría considerablemente su resultado. La energía neta ganada, es decir, la que posee la presa capturada, menos la gastada en su búsqueda y captura, debería ser el criterio a tener en cuenta para elegir la estrategia de búsqueda apropiada. El tiempo de ronda probablemente esté relacionado con diferencias genéticas que hacen variar la eficiencia en la búsqueda, con la localización a campo abierto o con vegetación, así como una alta intensidad de luz, que afecta negativamente la energía neta ganada

  
EL PAPEL DE LAS FEROMONAS.- La producción de feromonas puede ser del tipo incitador que induce a la modificación inmediata del comportamiento del receptor y del tipo modificador que provoca modificación del estado fisiológico del individuo que las capta. Los órganos implicados en la producción de feromonas sociales originan mediadores presentes en las secreciones de las células mucosas superficiales emitidas al medio externo. La percepción de las hormonas tiene un efecto ambiguo de acuerdo a la jerarquía social. Si las percibe un animal subordinado, tiende a la huida, pero si es un pez dominante quien percibe al subordinado, iniciará el ataque y su nivel de agresividad variará dependiendo de si las feromonas provienen de un individuo conocido o no, agrupado o aislado, dominante o dominado

Comportamiento de los peces en la alimentación.-Entre los peces se encuentran animales carnívoros, donde se incluyen carroñeros y parásitos; herbívoros; omnívoros; suspensívoros y detritívoros. Aunque en general, estos animales requieren de un conjunto de nutrientes como proteínas y lípidos, que deben conseguir mediante una variación de sus recursos alimenticios, se consideran como herbívoros o carnívoros si la mayor proporción la componen recursos de origen vegetal o animal, respectivamente. Algunos grupos de peces, como los mixinos (clase Myxini), tienen un comportamiento alimenticio carroñero, ya que suelen alimentarse de animales muertos o moribundos, al sujetarse a estos a partir de una placa con dientes queratinizados ubicada en sus bocas. Una vez sujetos de sus presas, los mixinos arrancan pequeños trozos con sus lenguas dentadas. Por otro lado, las lampreas se alimentan de los fluidos corporales de otros peces, por lo que se consideran parásitos. Entre los peces, también se encuentran algunos de los depredadores más conocidos, que pertenecen a la clase Chondrichthyes, donde se incluyen los tiburones, mantarrayas y quimeras. Estos animales son carnívoros depredadores y emplean diversas estrategias y comportamientos para cazar su alimento, ya que se encuentran dotados con órganos sensoriales bien desarrollados, fuertes mandíbulas y musculatura que les permite nadar eficaz y velozmente. Este conjunto de características han permitido que los condrictios, sobre todo los tiburones, ejerzan un lugar muy importante como depredadores y controladores poblacionales en las comunidades acuáticas.

  
El comportamiento de los peces condrictios consiste principalmente en acechar a sus presas, que generalmente se encuentran en la superficie, nadando en las profundidades, donde no pueden ser detectados gracias a su coloración dorsal. Una vez ubicada la presa embiste hacia arriba con gran impulso y rapidez hasta lograr capturarla. Dentro de los peces se encuentran, además, las clases Actinopterygii y Sarcopterygii. La clase Actinopterygii es la más diversa y en ella se incluye a los teleósteos, el grupo de peces más variado, con más de 27.000 especies descritas. El comportamiento de los peces teleósteos en la alimentación es muy variado. Algunos se encuentran adaptados para conseguir cierto tipo de algas, como los peces loro, de la familia Scaridae, que se alimentan de algas extraídas de los corales. Estos peces arrancan trozos de coral y los pulverizan con sus dientes, para finalmente llegar a los pólipos que se encuentran repletos de algas. Suelen excretar el coral pulverizado en forma de arena. Por otro lado, algunos peces de la familia Pomacentridae, se alimentan preferentemente de determinadas algas que son capaces de cultivar, al remover otras especies de algas e invertebrados para promover el crecimiento de la especie de la cual se alimentan. La diversificación de los arcos branquiales en poderosas mandíbulas faríngeas les permite masticar, moler y triturar a sus alimentos con gran facilidad. Los teleósteos carnívoros presentan una mandíbula superior prominente que puede deslizarse hacia adelante y les confiere a estos animales una velocidad de ataque elevada, por lo que son depredadores muy eficaces.


ESTÍMULO.- El aumento propio del apetito conduce a la excitación, a incrementar la actividad y el comportamiento alimentario. Los sistemas mecánicos de alimentación por demanda pueden llegar a estimular tanto al pez, que lo condicionan y aprende a alimentarse cuando lo desee, sin embargo, su principal desventaja es que principalmente son los dominantes, los que aprenden a impeler el alimentador y una gran mayoría no son capaces de obtener el alimento suficiente, por lo que incrementar la cantidad de alimento liberado por contacto, podría ayudar a superar este inconveniente; sin embargo, se aumentaría la posibilidad de desperdicio, hiperfagia y conversión ineficiente para el resto de los animales, por no poder consumir totalmente el volumen expulsado. El pez puede aprender a anticipar su momento de alimentación como producto de diferentes estímulos, entre ellos la aglomeración del cardumen cerca de la zona de alimentación, al ver u oír al operario trabajando cerca al área de suministro. 


Las guías visuales determinan la selección de la presa: el tamaño, la forma, la motilidad y la visibilidad son los estímulos más importantes que usan los depredadores visuales. En un estudio realizado con rodaballo (Scophthalmius maximus), los resultados respecto a movimiento y orientación mostraron que los peces responden más a presas vivas y con movimiento libre, a simulaciones de movimientos de tipo vertical y de movimiento de la presa entre la arena, independiente del movimiento de los apéndices. Además reaccionan más a longitud que a grosor, en menor porcentaje a formas esféricas, y responden a simulaciones de presas más reales, pero nunca tanto como a la presa viva, ya que los organismos vivos, son aceptados más fácilmente que las dietas compuestas empleadas en cultivos de peces, donde además ayudan a mantener la calidad del agua, por no presentar niveles de descomposición altos como las dietas inertes y aportan bioenzimas y ácidos grasos poliinsaturados necesarios para peces marinos y de aguas frías especialmente


La forma, por lo tanto, no es un estímulo importante; lo es el movimiento, lo cual coincide con lo encontrado para otros peces. Remover el sustrato puede ser un estímulo importante, además podría pensarse en el efecto de la velocidad y la calidad del movimiento que son significativos en tantas especies. Stradmeyer et al encontraron en diferentes peces que el movimiento y el tamaño fueron los mayores estímulos para la selección de la presa y que la forma y el color fueron de secundaria importancia. El movimiento sirve para otros propósitos como diferenciar lo animado e inanimado, lo que inclina la atención del depredador hacia una posible presa e incrementa la visibilidad de la misma. Adicionalmente se ha demostrado que cuando el depredador y la presa, tienen tallas similares, la distancia mínima para reaccionar entre sí, es más del doble, aunque no se describe cuán importantes son para el pez los movimientos propios de las especies y los movimientos de los apéndices. 


En especies como el caracol Gasteropodus aculeatus, se encontró que para la selección de sus presas, busca una o más características visuales, como movimientos distintivos, color o incremento del movimiento antes de emerger, a diferencia de los organismos bentónicos que son menos notorios, pudiendo comprometerse en la captura de aquellos que hay en menor abundancia pero que revelan más su presencia, respuestas similares se observan en peces. Respecto a la forma, se ha encontrado que las pirañas reaccionan únicamente con una relación de ancho: largo menor de 1:4, diferente a la forma de sus congéneres, posiblemente para evitar el canibalismo, en oposición al S. maximus donde el pez ataca las formas largas, más semejantes a la suya; los detalles mínimos del cuerpo de la presa no son particularmente importantes, lo que puede ser reflejo de la amplia dieta del pez. A pesar de que en algunas especies la forma incide en la selección de la presa y en otras no, posiblemente hay una relación entre los eurífagos y la forma del pez, donde la principal característica es el movimiento y las demás tienen un efecto aditivo constituyéndose en una sumatoria de estímulos heterogéneos, entre los que se suman los de tipo físico y químico (luminosidad, olor, color, etc.).

  
La facilitación social es también importante, el estímulo y el entusiasmo de unos pocos, conduce a la excita-ción en masa de los otros, lo cual puede ayudar a que el pez acepte nuevas dietas y su ausencia podría causar dificultades en peces silvestres recién capturados así como en la alimentación de larvas y postlarvas de cultivo, que requieren una química muy específica, buena visualización y otros estímulos innatos de activación. La alimentación no selectiva es la primera experiencia con que se encuentran los peces jóvenes cuando el apetito es alto, antes de poseer la capacidad sensorial, deben diferenciar entre partículas potenciales de alimento, para evitar un gasto excesivo en localización, captura de partículas muy pequeñas o un largo tiempo de manejo para partículas grandes. Con el desarrollo sensorial apropiado, la disminución del apetito y bajo condiciones apropiadas de luz en el medio, la discriminación sensorial es posible y son los reflejos de búsqueda químicos o visuales quienes ayudan al pez a ser más selectivo. 


La aplicación práctica de esto para peces de cultivo, trata de maximizar el número de encuentros frente a la concentración de alimento disponible en tiempo y espacio; la fuente de alimento debe ser comparable al apetito, las características físicas y químicas, especialmente tamaño, necesitan estar relacionadas con el tamaño de los peces y deben diseñarse para minimizar el tiempo de captura y desperdicio. El tamaño y las habilidades sensoriales ayudan a la localización, identificación y captura. En salmones y anguilas se observan cambios en las habilidades sensitivas y de aprendizaje, las cuáles se van adquiriendo con la edad, además, hay que tener en cuenta que el zooplancton emite débiles campos eléctricos producto de su actividad muscular al nadar y al comer y estas señales pueden ser detectadas por algunos peces que disponen de electro-receptores; sin embargo, para estimular estos receptores, se requiere que haya una suficiente cantidad de plancton para activarse, como sucede con la Daphnia, que presenta un espectro de ruido con una densidad adecuada, que unido a la señal, permiten inclusive predecir un patrón de ataque específico.


RIESGO DE DEPREDACIÓN.- La variación en el comportamiento ante el depredador obedece al riesgo, tipo de alimento, talla del pez y posibilidad de refugio. Cuando la amenaza de depredación es mayor que la de morir de hambre, el pez no se alimenta porque intenta defenderse a expensas de sus oportunidades de alimentación. Cuando el depredador está cerca de la zona de alimentación, el pez debe conciliar entre vigilar al depredador y tratar de alimentarse, pero no estar tan cerca como para correr demasiados riesgos por ese alimento. Los peces que se alimentan más lejos de la zona del depredador lo hacen de manera más lenta. Es necesario determinar cualitativamente si cuando escasea el alimento en zonas seguras, el animal estaría más dispuesto a arriesgarse; si al aumentar este riesgo se alimenta de manera más lenta para vigilar mejor y escapar a mayor velocidad o si por el contrario, simplemente evita el alimento arriesgado; además, si al aumentar el hambre, el animal estaría más dispuesto a aceptar alimento arriesgado. 


Cuando el déficit de alimento es mínimo, el pez cambia de conducta y evita el riesgo, cuando las reservas son altas, se inclina por pocos riesgos y evita una variada fuente de alimentos a diferencia de lo que sucede cuando sus reservas son bajas. En el ciprínido Rhinichthys atratulus se ha encontrado que dichos peces prefieren correr el riesgo de depredación en aquellos lugares donde el alimento es de mayor valor, que buscar en zonas donde hay alimento de menor valor; incluso sin presencia de depredadores; sin embargo, se sugiere que la respuesta al riesgo de depredación es constante e independiente del tipo o calidad del alimento. El pez responde al tipo de alimento y al depredador, al tomar más alimento de tamaño grande en presencia de depredadores que cuando no los hay, es decir, minimiza el riesgo de muerte por unidad de energía consumida, donde según la regla de Gilliam y Frase, el individuo reduce la proporción entre la muerte y la búsqueda. Cuando hay diferentes tallas de peces sin presencia de depredadores, todos los peces buscan el alimento más valioso y abundante, pero en presencia de depredadores, los peces más pequeños buscan alimento en sitios de menor calidad, se alejan por ser presas fáciles, tratando de equilibrar su situación, de ser menos perseguidos y capturados, pero a su vez crecen más lento.


En depredadores, el indicativo de tamaño tiene efecto en la latencia (período que transcurre entre ofrecer la dieta y el ataque inicial del pez), es una medida de la atención en función de una señal, más que otras características de la presa. La latencia es más corta con alimento vivo, por ello, la presa se aprovecha de este fenómeno, ya que si disminuye su actividad, aumenta el tiempo de reconocimiento por parte del depredador, obligándolo a reducir la distancia de ataque y así mismo el factor sorpresa sobre su presa. La presa móvil induce a respuestas táctiles y visuales y la inmóvil escapa más fácil a la atención de los depredadores, con lo cual los peces jóvenes viven bajo alto riesgo de depredación, por estar en continuo movimiento. Crecer rápido no sólo sirve para escapar de los depredadores sino también para aumentar el éxito en la reproducción y la supervivencia. Los depredadores al encontrarse con presas de diferente actividad, prefieren tomar la más activa, tanto a nivel de campo como en laboratorio. 


El período de latencia es mayor con las larvas muertas, independientemente del tipo de presa y de la experiencia, sin embargo, al aumentar el número de sesiones, el tiempo de ataque a la presa se abrevia y el número de lances aumenta, siendo mayor la latencia y el número de lances para las presas inmóviles. Algunos peces ciprínidos que se alimentan de bentos además de la motilidad buscan familiaridad con la presa, lo que puede influenciar su comportamiento de búsqueda. En peces que han sido manipulados genéticamente, se plantea si existe la correlación entre las tasas de crecimiento relativamente más altas y la predisposición al riesgo por exposición al depredador. En salmón del Atlántico (Salmo salar) se encontró que los transgénicos tienen promedios de consumo cinco veces mayores que los no manipulados genéticamente y hacen aproximadamente el doble de movimientos que los del grupo control. Los transgénicos también gastan más tiempo alimentándose en presencia del depredador que los no transgénicos, quienes evitan al máximo visitar la zona de peligro, mientras que los transgénicos continúan alimentándose en ese lugar pero a menor velocidad, lo que demuestra que el peso asociado a la manipulación genética, incrementa la exposición al riesgo


JERARQUIZACIÓN Y TAMAÑO DEL CARDUMEN.- Cuando el alimento es escaso, la competencia jerárquica se aumenta. En peces que compiten por alimento, el individuo dominante consume una cantidad exagerada del alimento y crece más rápido. Así haya abundante alimento y pueda minimizarse la competencia, el comportamiento puede ejercer una fuerte influencia en la toma del alimento y en el crecimiento. Los individuos muy agresivos, emplean mucho tiempo y energía en encuentros agónicos que reducen el tiempo efectivo dedicado a búsqueda y a alimentación, lo que incide en un mayor estrés, menor resistencia a enfermedades y su capacidad para ganar peso se ve disminuida, como se observa en el bagre de canal (Ictalurus punctatus), el resto de los peces son excluidos hasta que los dominantes finalizan su consumo y dejan el sitio. 


En estudios realizados en salmón del Atlántico (Salmo salar), se ha encontrado que una pequeña proporción (25%) de los peces obtiene dos tercios del alimento provisto y los peces subordinados no prueban el alimento si los dominantes están cerca aún sin comer, ya que se intimidan ante su presencia, por lo tanto, para garantizar buena respuesta al alimento, al crecimiento y al consumo, la distribución del alimento deberá ser amplia en toda la superficie y no en un solo sitio. Para el salmón del pacífico (Oncorhynchus kisutch) se ha encontrado que presas más grandes son atacadas desde mayor distancia que peces más pequeños, por lo tanto, nadar a más distancia lleva a que el pez sea más visible y más vulnerable frente al depredador. El depredador debe entonces nadar a más corta distancia cuando la presa ha percibido que el riesgo es alto y no emplear mucho tiempo en conseguir el alimento y para no reducir la energía ganada.

  
En salmónidos criados en pequeños grupos, se da establecimiento de territorios claramente definidos, donde los patrones de comportamiento incluyen rondas, defensa de territorio y ataque a intrusos. En grupos grandes, la defensa territorial se incrementa en tiempo y en energía invertida, el costo de esta defensa puede ser igual o mayor que los beneficios obtenidos, tanto que el pez puede abandonar el lugar, ya que el costo de defensa es alto frente a la calidad del territorio y a los recursos defendidos (alimento, escondites y sitios de reproducción o cría). Cuando el tamaño de un grupo aumenta, se pueden establecer subgrupos (rangos amplios de talla y peso), con efectos sobre la alimentación y el crecimiento (desuniformidad, mala conversión), como sucede bajo condiciones de cultivos de peces. Cuando se emplean densidades bajas se desarrolla territorialismo; el costo energético de defensa territorial se puede reducir en ocasiones, con altas densidades. 


En peces de tallas semejantes, la dominancia inicial puede ser determinada por diferencias genéticas individuales, sexo o experiencia social anterior. Incrementar las frecuencias de suministro de alimento, hacer pesajes periódicos y mantener una población homogénea ayuda a destruir jerarquías y a reducir el estrés. En anguilas, se ha observado respuesta al estrés con atrofia de la mucosa gástrica, lo que puede deberse a una isquemia hormonal inducida u ocasionada por el nervio vago. También se ha mostrado en peces sometidos a estrés, degeneración intestinal, aumento en la vejiga y/o en la vesícula biliar, al igual que evidencia de efectos renales en salmónidos. La aleta dorsal especialmente y la caudal, son el primer sitio de agresión y ataque entre los juveniles de O. mykiss, particularmente cuando la dieta es baja en calidad y cantidad, debido a que se observa una alta competencia por el alimento y mayor dominancia jerárquica. Esta baja condición en aletas, puede ser producto de la agresión directa o del estrés generado por la calidad de la dieta, que hace disminuir la respuesta inmune y la restauración de tejidos asociada con el incremento en los niveles de cortisol en plasma.

  
El tamaño del cardumen incide sobre la respuesta al depredador, ya que cambia el monitoreo entre observar la cercanía del depredador y alimentarse, lo que también se ve afectado por el estado de ayuno en que estén los peces. Mientras más hambre tenga el pez y si está en un cardumen grande, busca más alimento aún en presencia de depredadores; así mismo, su búsqueda será menor cuando no hay depredadores. Debe existir un tamaño óptimo de cardumen que reduzca la relación costo beneficio causada por la competencia y el riesgo de depredación. Los grandes cardúmenes localizan más rápidamente fuentes de alimento porque hay una mayor densidad de buscadores, pero también se presentan situaciones opuestas, porque individualmente los peces compiten por localizar a mayor velocidad el alimento y los que no lo encuentran se benefician al ver a los demás dirigirse a éste. La rápida localización de alimento por unos pocos, aumenta la presión para seleccionarlo, ya que el hallazgo revela a los otros lo que se ha encontrado. 


El costo de la competencia se reduce si la densidad de la presa es alta o si la distancia entre los miembros del grupo es grande. La velocidad de crecimiento en un grupo de peces estándar con iguales oportunidades de alimentación, es semejante cuando el cardumen tiene hasta seis peces, pero si el tamaño aumenta hasta doce, no será igual. En especies con instinto gregario fuerte, un número pequeño de individuos puede guiar al cardumen hacia el alimento, aprovechando la corriente creada por los movimientos de un pez foráneo o por comportamiento seguidista. Por otro lado, se ha observado que los peces con escasa jerarquía, son menos activos, menos prestos a alimentarse y toman menos alimento que los dominantes. Sin embargo, al aislarlos y trasladarlos a un nuevo medio, se tornan inicialmente más activos, lo que tiende a disminuir con el tiempo, retomando la condición jerárquica que tenían en su antiguo grupo, debido a que la experiencia social previa, tiene una marcada influencia en su comportamiento, y a largo plazo muestra los efectos de la interacción social vivida previamente.


HORARIO Y LUGAR DE ALIMENTACIÓN.- En la alimentación se observan amplias categorías del comportamiento, los peces silvestres invierten la mayor parte del tiempo en la búsqueda de alimento y en evitar depredadores, muchos peces parecen diferenciar una fase diurna en búsqueda de alimento y una fase de descanso, de relativa inactividad que equivale a escapar de sus depredadores. La mayoría de los peces tropicales se alimentan principalmente de día o de noche, pocos durante el crepúsculo o el amanecer. La elección del momento puede variar, muchos peces nocturnos se alimentan de día si el alimento sólo está disponible en esas horas. Los patrones de actividad en peces pueden estar fuertemente determinados por los patrones de actividad de sus presas. El porcentaje de especies activas durante el día oscila entre el 33 y 66%, de 25 a 30% son nocturnas y el 10% restante son crepusculares; estas proporciones son probablemente el resultado de una relación entre la posición filogenética, hábitos temporales y patrones alimentarios entre los teleósteos. 


Muchos de los peces primitivos y de los peces que en general poseen una boca larga, son depredadores nocturnos o crepusculares, mientras más avanzada es la especie, tienen a menudo más especialización hacia actividades diurnas y se alimentan de pequeños animales o de plantas, basados en la pirámide alimentaria, por lo que se espera que los peces herbívoros sean más numerosos que los carnívoros. Jorgensen y Jobling determinaron la importancia de la alimentación en el fondo del estanque para el Salvelinus alpinus, los peces mostraron ganancias de peso significativas cuando pudieron alimentarse en el fondo a diferencia de cuando se les restringió su desplazamiento por la columna de agua, siendo mejor su ganancia para condiciones de oscuridad que de luz. Podría especularse que si se suministran cantidades elevadas de alimento se pudiese alcanzar el peso aún si se diese la restricción de tomar el alimento sólo en la columna de agua, pero sería un desperdicio y además un deterioro de la calidad del agua.


Comportamiento social y comunicación de los peces.- El comportamiento social de los peces no solo se ha registrado entre individuos de la misma especie, donde suelen existir interacciones positivas, como comportamientos antidepredatorios y de búsqueda de alimento, e interacciones negativas como el desplazamiento por competencia de recursos. Además de esto, se ha registrado un comportamiento de distintas especies que denota cooperación en algunas actividades como la caza de presas. El comportamiento entre especies incluye también el engaño, consuelo y castigo. Se ha registrado por ejemplo, que algunas especies mutualistas que se alimentan de los ectoparásitos de otras especies, pueden “engañar” a estas últimas al hacerles creer que se están deshaciendo de los parásitos, cuando en realidad se alimentan del moco protector secretado por la piel de sus hospederos. Cuando los hospederos se dan cuenta de este engaño, dan sacudidas para desplazar a sus invitados. Este comportamiento sirve también como una forma de comunicar a los demás peces sobre el mal comportamiento de su invitado, de forma que otros individuos comienzan a rechazarlo en una especie de “boicot”.

El comportamiento de los peces en la comunicación ocurre principalmente mediante señales visuales, por ejemplo, algunos patrones específicos de nado que utilizan como forma de cortejo hacia las hembras y demostraciones de territorialidad y dominancia, en cuyo caso los peces se enfrentan nadando frente a frente o de forma paralela a sus congéneres. En otras especies, emplean señales químicas para distintas actividades como la alimentación, orientación y comunicación. Las señales químicas sirven para identificar individuos y establecer jerarquías, además la producción de feromonas puede estimular la reproducción en algunas especies. Por otro lado, las señales acústicas son utilizadas en la comunicación de los peces, como un comportamiento de cortejo y selección de parejas, donde los machos producen sonidos de baja frecuencia cuando se acercan a las hembras. Dichas señales envían información sobre el estado de salud, tamaño y condiciones generales del macho. El comportamiento de los peces cartilaginosos, principalmente el de los tiburones, suele describirse como solitario y territorial, y aunque en general estos peces se muestran bastante tranquilos mientras no se encuentran cazando, su comportamiento puede variar de acuerdo a las condiciones ambientales de su hábitat. Por ejemplo, se ha registrado que el cambio climático y la elevación de la temperatura en algunas regiones oceánicas han provocado un aumento en la frecuencia de ataques de tiburones a diversas presas e incluso a seres humanos.


Comportamiento en los desplazamientos.- Muchas especies de peces suelen migrar durante la temporada reproductiva, con el fin de buscar lugares con las condiciones ideales para el desarrollo y supervivencia de sus crías. Un comportamiento que resulta muy peculiar, es el de las especies anádromas, como en mixinos, salmones y algunos tiburones. Esto peces viven tanto en agua dulce como salada, en distintas etapas de su vida. De forma que al nacer y desarrollarse viven en agua dulce, y al llegar a la adultez se desplazan hacia aguas saladas, donde se alimentan hasta llegar a la madurez sexual. Una vez llegada la temporada reproductiva, estos peces realizan un viaje de regreso al lugar exacto donde nacieron, para reproducirse y dejar su descendencia en dicho lugar. Algunas especies de tiburones, como los tiburones martillo, que suelen ser solitarios la mayor parte de sus vidas, muestran un comportamiento gregario masivo durante las temporadas de migración, cuando se dirigen hacia aguas más cálidas para reproducirse. Luego de tener a sus crías y esperar que las mismas se desarrollen, estos animales regresan a aguas profundas, donde los jóvenes se independizan.


Los cambios de comportamiento en los peces provocados por el cambio climático.- El cambio climático está obligando a las especies de peces a cambiar sus hábitats más rápido que lo considerado por el sistema mundial de distribución de poblaciones de peces, lo que agrava los conflictos pesqueros internacionales: según un estudio dirigido por un investigador de la Universidad Rutgers-New Brunswick. El estudio, que acaba de publicarse en línea en la revista Science, mostró por primera vez que es probable que aparezcan nuevas pesquerías en más de 70 países de todo el mundo como resultado del cambio climático. “La mayoría de la gente puede no entender que el derecho de capturar especies de peces particulares a menudo es decidido por los organismos nacionales y regionales de gestión pesquera”, dijo Malin Pinsky, profesora asistente de ecología, evolución y recursos naturales en la Escuela de Medio Ambiente de Rutgers-New Brunswick. Ciencias Biológicas. “Esos cuerpos han establecido reglas basadas en la idea de que determinadas especies de peces viven en aguas particulares y no se mueven mucho. Bueno, ahora se están moviendo porque el cambio climático está calentando las temperaturas oceánicas”. En un estudio reciente, el asociado postdoctoral de Pinsky y Rutgers, James Morley, informó que muchas especies de peces comercialmente importantes podrían mover sus sitios de alimentación, cientos de millas hacia el norte en busca de agua más fría. Este movimiento ya ha comenzado y los resultados han sido muy perjudiciales para las pesquerías, destacaron.

  
“Consideremos la platija, que ya ha cambiado su área de alimentación en un rango de 250 millas más al norte”, dijo Pinsky. “Las regulaciones federales de pesca han asignado muchos de esos peces a los pescadores en Carolina del Norte, y ahora tienen que viajar cientos de millas adicionales para atrapar su platija”. Pinsky y sus coautores citan otros ejemplos de la irrupción de las pesquerías que causan disputas internacionales, incluida la “guerra de la caballa” entre Islandia y la UE, las poblaciones se desplazan hacia el norte. Los pescadores de langosta de los Estados Unidos y Canadá también han entrado en conflicto por la pesquería de langosta, que se traslada hacia el norte desde Nueva Inglaterra hasta las provincias marítimas canadienses. Dado el cambio climático, el movimiento de peces a nuevos hábitats es inevitable, pero los conflictos de pescadores sobre las poblaciones de peces son evitables, dice el estudio. 


Órganos de gobernanza como el que supervisa las pesquerías de la UE podrían negociar con las organizaciones pesqueras vecinas para tener en cuenta que las antiguas pesquerías se mudan, pero hay nuevas que están llegando. Pinsky y sus coautores sugieren, por ejemplo, que los gobiernos podrían permitir la comercialización de permisos de pesca o cuotas a través de fronteras internacionales. “Necesitamos acuerdos internacionales para el monitoreo colaborativo y el intercambio de pesquerías a medida que se mueven, de forma muy similar a como comenzó el acuerdo de conservación antártica”, dijo. La alternativa a tales acuerdos es desalentadora, incluida la sobrepesca y los conflictos por la pesca que pueden extenderse a las tensiones internacionales sobre el comercio, las fronteras y la soberanía, según el estudio.


La pesca modifica el comportamiento y las características.- No todos los ejemplares de una misma especie son idénticos: a menudo existe una variabilidad muy marcada dentro de una misma población e incluso esas diferencias morfológicas se traducen en un comportamiento distinto. Un nuevo estudio de la UB demuestra que la pesca altera el reparto de recursos y, por lo tanto, la conducta de dos tipologías de una misma especie de pez, el Labrus bergylta. Estos resultados, publicados en la revista Marine Ecology Progress Series, ponen de manifiesto que la pesca dificulta la comprensión de cómo han evolucionado las características de las especies en los ecosistemas explotados, ya que influye en cómo actúan y se alimentan los animales. Además, los resultados ratifican la importancia de las reservas marinas para poder entender el comportamiento originario de estos ecosistemas antes de la intervención humana.

  
El artículo está firmado por los investigadores del Departamento de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la UB Lluís Cardona, Àlex Aguilar y Fabiana Saporiti. En el trabajo también participan expertos del Instituto Español de Oceanografía y de la Universidad de Essex (Inglaterra). La existencia de formas distintas de una misma especie, llamadas morfotipos, es frecuente en los animales vertebrados y depende en gran medida de la abundancia de las presas disponibles durante los primeros años de vida, así como de la competencia con otros congéneres. Para averiguar si dos morfotipos de una misma especie difieren en el uso de los recursos y si esta diversidad está afectada por la pesca, el equipo de la UB puso en marcha un estudio sobre el Labrus bergylta, pez del orden de los Perciformes y la familia de los lábridos, muy común en las costas del norte de la península ibérica y en las costas atlánticas de Europa. Los investigadores compararon los patrones de uso del medio y la alimentación de dos morfotipos de este pez, uno liso y otro con manchas, en dos hábitats diferentes: en las islas Cíes (Vigo), un área marina protegida donde no se permite la pesca recreativa, y en zonas contiguas abiertas a la pesca. Con ese objetivo, primero estudiaron visualmente la cantidad de ejemplares de cada morfotipo en las dos áreas y después usaron técnicas de análisis de isótopos estables de carbono y nitrógeno para averiguar las diferencias en el tipo de alimentación.


La explotación pesquera dificulta la comprensión de los nichos tróficos originales.- Los resultados muestran que los dos morfotipos difieren de forma consistente en su uso del hábitat tanto dentro como fuera de la reserva marina, pero que solo en la reserva marina difieren también en su alimentación. Según los investigadores, esto se debería a que la pesca, al reducir el tamaño de la población, reduce la competencia intraespecífica. «El reparto de los recursos entre estas dos variedades depende de la densidad, por lo que el comportamiento actual en zonas abiertas a la pesca no es informativo sobre sus nichos tróficos originales. Ello pone de manifiesto que muchos de los rasgos que vemos en especies salvajes explotadas pueden tener más que ver con esa explotación y no con adaptaciones al medio natural, pues este ha sido transformado por los humanos», explica Lluís Cardona. Estas conclusiones demuestran la importancia de los espacios protegidos para llegar a entender el comportamiento de las especies marinas. «La comparación de la biología de las especies en el interior y el exterior de las reservas marinas y otros espacios protegidos permite entender los cambios en la biología de las especies explotadas, que de otro modo no serían evidentes», destaca Lluís Cardona. Ante esta situación, los autores señalan la importancia de analizar cómo estos cambios se trasladan al resto de la red trófica y ver si pasa lo mismo con otras especies en otras regiones. «Esto es particularmente relevante para el océano Atlántico norte, donde un siglo de intensa explotación humana ha diezmado las poblaciones de la mayoría de las especies marinas de vida larga», concluye el investigador.


Comportamiento de los peces en acuarios.- Los peces son animales muy usados como mascotas en todo el mundo, ya que representan en general, animales con un comportamiento tranquilo y que no requieren de atenciones constantes. Además, la variedad de colores y formas de estos animales, les confiere gran atractivo como animales de exhibición en distintos lugares como casas, oficinas, restaurantes, entre otros. El comportamiento de los peces cuando son introducidos en un nuevo hábitat o acuario consiste principalmente en esconderse. Este comportamiento resulta muy natural, tanto en su hábitat natural como en acuarios, ya que estos animales suelen evitar a sus depredadores constantemente. Una vez que se han adaptado a su nuevo acuario, siempre y cuando las condiciones sean ideales y proporcionen bienestar al animal, el comportamiento de esconderse ira disminuyendo gradualmente. Otro comportamiento de los peces que resulta común en los acuarios es la territorialidad, que en algunos casos puede llevar a enfrentamientos y peleas entre los mismos. Si las peleas son muy constantes, significa que las especies de peces que conviven en el acuario no son compatibles. Se sugiere que el acuario sea limpiado y sus accesorios se cambien de lugar de forma regular, para evitar de esta forma que los peces establezcan territorios muy marcados.


El nado es el comportamiento más común y natural en los peces, ya que en sus hábitats naturales, estos animales se mueven constantemente en busca de alimento o para evitar a sus predadores. En algunos casos, estos animales pueden nadar incluso como una forma de juego o ejercicio. Sin embargo, si en un acuario los peces nadan de forma errática y consistente, puede significar que el medio en el que se encuentran no posee las condiciones físicas adecuadas para estos animales. Otra causa de este comportamiento de los peces puede ser la presencia de parásitos externos o internos, en cuyo caso se debe proveer un tratamiento adecuado y oportuno. Algunas especies, como los bagres, prefieren nadar y alimentarse en el fondo del acuario, ya que son comportamientos naturales de estas especies. Por otro lado, otras especies prefieren nadar en el nivel medio o bajo la superficie del agua, de manera que si estos permanecen en el fondo mucho tiempo, podría indicar que presentan un problema de salud, como infección en la vejiga natatoria o problemas digestivos. Otro comportamiento de los peces en acuarios que puede indicar un problema de salud, es subir hasta la superficie y tomar bocanadas de aire. Esto generalmente indica que el agua en el que se encuentran tiene bajos niveles de oxígeno, o que posee una baja calidad. Es necesario monitorear las variables fisicoquímicas del acuario para mantener correctamente a los peces dentro del mismo.


Los peces de acuario encuentran en los acuarios plantados un hábitat cómodo y seguro donde vivir, ya que las plantas naturales les proveen de refugio, buenas superficies donde colocar sus puestas y un ambiente natural en el que desplegar su comportamiento tal como lo harían en sus ríos o estanques de origen. Los peces de acuario de agua dulce suelen provenir de hábitats en los que el espacio es naturalmente reducido, como pequeños lagos, estanques o cursos de agua de río donde el cauce no es demasiado fuerte y hay abundante vegetación. Reproducir las condiciones naturales de los peces de acuario de agua dulce (tanto tropicales como de aguas templadas) es relativamente sencillo, y se adaptan bien a la vida del acuario si les damos una buena filtración y oxigenación. La territorialidad es uno de los comportamientos más característicos de muchos peces de acuario de agua dulce. 


En un acuario plantado les ofrecemos a los peces la oportunidad de desplegar este comportamiento natural, al facilitarles plantas, rocas y troncos donde delimitar sus “territorios”. Esto es sumamente beneficioso, ya que reduce los niveles de estrés de los peces de acuario, y proporciona un ambiente saludable para ellos. Las distintas especies de peces de acuario de agua dulce tienen hábitos muy diferentes, y hay que tenerlos en cuenta a la hora de escogerlos e introducirlos en el acuario plantado. También se ha de tener en cuenta el tipo de plantas de acuario que hemos introducido previamente en el tanque. Los peces de acuario y las plantas acuáticas que compartan la misma pecera deben tener el mismo rango de parámetros óptimos, es decir, deben poder vivir en unas condiciones de temperatura, iluminación, dureza o alcalinidad del agua, etc.). Por ello, conocer las características fisiológicas de los peces de agua dulce para acuario es esencial para montar con éxito tu proyecto.

Mejores peces de acuario para pecera con plantas naturales.- Los mejores peces para un acuario plantado son aquellos que tienen los mismos requerimientos fisiológicos que las plantas naturales de la pecera y no son perjudiciales para ellas, los que se adaptan al espacio disponible y son compatibles con las demás especies de peces de acuario de agua dulce. Los peces de acuario más compatibles entre sí (en cuanto a comportamiento) son aquellos que no son agresivos debido a su territorialidad, y también los que ocupan distintos “roles” o espacios dentro del acuario. Por ejemplo, hay peces de acuario de agua dulce que nadan principalmente por el fondo del tanque, removiendo la grava (como los del género Corydoras), u otros que gustan mantenerse pegados a la superficie de las hojas de plantas grandes y se comen las algas epífitas. 


Ciertas especies prefieren permanecer cerca de la superficie (como los peces betta, o los guppys y mollies), y son muy compatibles con plantas flotantes. Es interesante diversificar en cuanto a especies y mantener los distintos roles cubiertos, permitiendo más libertad de movimiento a los distintos tipos de peces en un acuario plantado. Pero en ciertos estilos de paisajismo acuático, como en el acuario Iwagumi, los peces no tienen un papel protagonista. En estos casos se suelen introducir pocas especies de peces de acuario, preferiblemente de comportamiento gregario (que naden en bancos) para acentuar el efecto del paisaje subacuático, y no suele haber problema de incompatibilidad entre especies. Dependiendo del estilo de acuario que queremos mantener, introduciremos un tipo de peces u otro.

  
Peces tropicales de agua dulce.- Los peces tropicales de agua dulce para acuario provienen de regiones en las que la temperatura del agua es relativamente elevada, sin oscilaciones bruscas a lo largo del año. Por ello, para el cuidado y mantenimiento de los peces de acuario tropicales se utilizan calentadores y termostatos, que regulan la temperatura del acuario e impiden situaciones de estrés fisiológico perjudiciales para los animales. Los peces tropicales de agua dulce sorprenden por su belleza, colorido y forma, su precio económico y su fácil mantenimiento en relación con los peces de acuario marino. Todas estas características los han convertido en los peces de acuario más demandados por acuaristas de todo el mundo. Entre los peces tropicales para acuario, hay especies sumamente resistentes como los peces Paraíso o los Luchadores de Siam (pez Betta), que aguantan mejor las oscilaciones de temperatura y bajos niveles de oxigenación. Por el contrario, también hay especies muy sensibles y difíciles de mantener, como los peces Disco: solo aptos para acuaristas experimentados. Al adquirir un nuevo ejemplar de pez para acuario, debemos mirar más allá del colorido o el aspecto del animal, y no debemos perder de vista consideraciones como la compatibilidad, el espacio disponible o las necesidades fisiológicas de cada especie.


Mejores peces de acuario tropicales.- ¿Cuáles son los mejores peces de acuario tropicales?.- Por ejemplo, son muy útiles los peces que comen algas, limpiando las hojas de las plantas acuáticas y mejorando su fotosíntesis. Algunas especies son Crossocheilus siamensis, epalzeorhynchos bicolor, epalzeorhynchos frenatus, Otocinclus affinis, Poecilia reticulata (guppy), Poecilia sphenops (molly) o Farlowella acus. Los peces limpiafondos también tienen un gran papel en los acuarios plantados tropicales, ya que oxigenan el sustrato y evitan que se acumule materia orgánica en descomposición o retiran partículas de las plantas tapizantes y mejoran su fotosíntesis. No se introducen cuando el acuario está recién plantado, ya que pueden llegar a desenterrar las raíces de algunas plantas acuáticas. Algunos peces limpiafondos son los del género Botia, Corydoras, Pangio o Acanthopsis.


Los peces tropicales de acuario que nadan generalmente en la superficie son, por ejemplo, el Betta splendens (Luchador de Siam, altamente territorial), Carnegiella strigata, Kryptopterus bicirrhis, Xiphophorus maculatus (platys) y los peces del género Poecilia (guppys y mollies) o Colisa (gouramis), entre otros muchos. Los peces Betta son increíblemente apreciados por los acuaristas, debido a sus largas aletas y a su colorido llamativo (desplegando combinaciones de rojos, azules, verdes, blancos, amarillos, naranjas…). Los peces Betta de acuario son muy territoriales, y no se puede mantener a dos especímenes juntos en un acuario pequeño, a no ser que sea de forma puntual para reproducción. En la sección “Peces de acuario” discutimos todos los temas relacionados con la alimentación, reproducción y mantenimiento del pez Betta de acuario.


Mejores peces de acuario plantado.- Por su parte, los peces favoritos en el paisajismo acuático (especialmente en los estilos japoneses más minimalistas como el Iwagumi o el Paisajismo naturalista) son los peces tetra. Los tetra son pequeños e increíblemente coloridos, tienen un comportamiento gregario y nadan en grupos más o menos numerosos, por lo que producen un efecto impresionante en los paisajes subacuáticos de nuestra pecera. Algunos ejemplos de peces tetra son el tetra cardenal, el tetra fantasma negro, el tetra emperador, el tetra neón, etc. También son muy apreciados en el paisajismo acuático el pez arlequín o el barbo cereza. Por su parte, hay peces grandes para acuario que son compatibles con las plantas acuáticas, ya que no las dañan, y también pueden mantenerse en el mismo tanque que los peces más pequeños (aunque en ocasiones puedan depredar sobre, por ejemplo, los tetra cardenal o peces arlequín jóvenes). Las especies de peces grandes para acuario más populares en la acuariofilia y los acuarios plantados son el Escalar o Pez Ángel (Pterophyllum scalare), el Cíclido Bandera (Mesonauta festivus), el Pez Disco (Symphysodon discus), el Gourami Perla (Trichogaster leeri), el Gourami Plata (Trichogaster microlepis) o el Gourami Azul (Trichogaster trichopterus), entre otros muchos.


Peces de pecera no compatibles con acuarios plantados.- También hay una serie de especies de peces de acuario de agua dulce que no pueden mantenerse en acuarios plantados, bien porque son herbívoros y tienden a alimentarse de las plantas naturales del acuario (como algunos de los grandes Carácidos), o bien porque su comportamiento agresivo (ciertos Cíclidos) o simplemente torpe (como el Barbo Papel de Estaño o el Barbo Llave) acaba destrozando las plantas.


Peces de agua fría para acuario.- Los peces de agua fría provienen de regiones en las que existen oscilaciones de temperatura estacionales, por lo que viven bien en aguas a temperatura ambiente (18 – 20ºC) y pueden soportar bajadas y subidas en la temperatura bastante amplias. Los peces de acuario tropicales, por contra, necesitan una temperatura mayor y estrictamente estable (porque las oscilaciones de temperatura les causa gran estrés fisiológico, y puede derivar en enfermedades). Uno de los peces de agua fría para acuario más populares (aunque no el único disponible) es el Goldfish. También conocido como pez Dorado o Carpa Dorada (Carassius auratus), fue uno de los primeros peces en ser mantenido dentro de un acuario por el hombre, debido a su gran resistencia. Se puede decir que participó en los inicios de la acuariofilia. Es una de las especies más extendidas actualmente, y la que más ha sufrido las incompetencias de un hobby todavía en desarrollo (ya que se trata de la típica especie que muchos meten en una simple bola de cristal, o en acuarios mal acondicionados sin tener en cuenta sus necesidades de espacio, temperatura, alimentación y calidad del agua). En realidad se trata de peces que necesitan acuarios más o menos grandes, y preferiblemente vivir con otro miembro de su especie. El Goldfish no es el único pez de agua fría para acuario que podemos encontrar en el mercado. De hecho, hay todo un surtido de peces exóticos de agua fría, tanto grandes como pequeños, que convertirán tu acuario en un escaparate de vida y color.

  
Alimentación y reproducción de los peces para pecera.-La comida para peces ha evolucionado a la par que la acuariofilia. Aunque lo más común es el alimento en escamas para peces, poco a poco los acuaristas se van concienciando sobre la necesidad de otros tipos de alimentación más completas para los peces de acuario. Una opción muy barata, que gana cada vez más adeptos, es el cultivo casero de comida para peces. Hay pequeños animales como larvas rojas de mosquito, artemias o gusanos, que complementan muy bien la alimentación con escamas y mejoran notablemente la salud y el aspecto de nuestros peces de acuario. Otro tipo de comida para peces muy utilizada actualmente (siempre dependiendo de la especie de pez y sus necesidades) son la carne de pescado blanco no graso, los huevos de peces como el bacalao o de crustáceos, la parte naranja del mejillón o la espinaca y la lechuga (para peces comedores de algas).


Comprar peces de acuario de agua dulce.- Comprar peces de acuario es una tarea que debe realizarse solo cuando el acuarista esté bien informado sobre las características y necesidades fisiológicas de las especies que quiere adquirir. Una vez conocidas las especies aptas para el proyecto de acuario que queremos montar, y el número óptimo de ejemplares, es recomendable buscar una tienda de acuarios física u online que nos permita comprar peces de acuario en buen estado.


Peces para principiantes, ¿ cómo debe ser tu primer acuario?.- Si te estás planteando tener peces en casa, pero te afloran las dudas, no te preocupes. Te enseñamos cómo debe ser tu primer acuario para que tus peces vivan sanos y felices. ¿Preparado para saber todo lo que necesitas? ¡Apunta! Cuidar de peces puede ser una experiencia muy positiva para los más pequeños de la casa, puesto que empiezan a aprender a tener responsabilidades, además de otros beneficios que tiene la acuariofilia. ¿Cómo debe ser tu primer acuario? Antes de tener comprar peces simplemente por su aspecto, deberás plantearte las siguientes cuestiones para poder cuidarlos en las mejores condiciones:


Cómo elegir la pecera.- Ante la pregunta de cómo debe ser tu primer acuario, deberemos tener en cuenta:
* Tamaño del que disponemos para poner el acuario. En función de esto, sabremos qué tamaño tendrá y cuántos peces podremos tener en su interior.
* Tipo de agua. Podrá ser dulce o salada, siendo la primera la que requiere menor mantenimiento e inversión.
* Temperatura del agua. ¿Caliente o fría? El agua fría tiene un sencillo mantenimiento, pero es recomendable para acuarios de mayor tamaño que el agua caliente.
* Tipos de peces. Una vez hayas determinado todo esto, podrás elegir entre las distintas variedades de peces y las que se adapten a tu nuevo acuario.


Elementos necesarios dentro de un acuario.- A pesar de que este tipo de mascotas no requieren de unos cuidados muy especiales y minuciosos, sí es cierto que habrá que adecuar el lugar donde van a vivir de la mejor manera.
* Iluminación. Es un elemento de gran importancia, ya que es fundamental para el desarrollo de los peces. La iluminación variará según el tamaño del acuario, las especies que tengas o si hay plantas.
* Limpieza. Para una correcta limpieza de tu acuario, es esencial que controles el crecimiento de las algas. Te recomendamos evitar la luz solar directa, cambiar parte del agua cada dos semanas, tener un filtro de mantenimiento y alguna especie que se alimente de algas.
* Control de temperatura. Si se trata de agua caliente, deberás controlar la temperatura en la que viven tus pequeños.
* Sustrato del acuario. El sustrato que más se recomienda para los acuario es la grava y arena ya que no perjudica al agua y esto le ofrece a los peces mejor orientación y hará que el desarrollo de bacterias se equilibre.
* Plantas. Si decides poner plantas dentro de tu acuario, deberás cerciorarte de que no sean tóxicas para tus peces y que les permitan nadar sin dificultades.


Los peces más sencillos de cuidar.- Para que nuestra primera experiencia con peces no sea negativa, debemos seguir una serie de pautas y consejos. Entre estas, la primera decisión que habrá que tomar será la de qué tipo de pez voy a elegir para mi pecera. Los barbos son peces muy sencillos de cuidar y mantener, puesto que son omnívoros y sus acuarios no requieren grandes esfuerzos. Los más comunes son:
* Los danios son peces muy activos y pacíficos, ideales para que los más pequeños se interesen por el comportamiento de estos animales.
* Los neones chinos se caracterizan por sus vivos colores y ser muy pacíficos, por lo que la convivencia con otras especies será estupenda.
* Los corydoras son peces que se alimentan de la comida que cae al fondo, lo cual te ayudará a mantener tu acuario limpio.
Los peces son uno de los animales más recomendados para aquellas personas que se adentran por primera vez dentro de este mundo y hasta los más pequeños podrán participar en el cuidado y preservación del acuario. ¿Conoces ya los primeros pasos para saber cómo debe ser tu primer acuario?

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