Los Reyes Magos de Oriente (o simplemente Reyes Magos) es el nombre por el que la tradición cristiana denomina a los «magos», denominación que recibían los sacerdotes eruditos en el Antiguo Oriente, que, según el Evangelio de Mateo, tras el nacimiento de Jesús de Nazaret, acudieron desde Oriente para rendirle homenaje y entregarle regalos de gran riqueza simbólica: oro, incienso y mirra.
La tradición de los Reyes Magos en España se celebra cada año el 6 de enero. Según la tradición, los Reyes Magos fueron a ver al Niño Jesús en el portal de Belén siguiendo una estrella. Al llegar, le ofrecieron tres regalos: oro, incienso y mirra. En España, la tradición dice que los regalos de Navidad a los niños los traen los Reyes Magos la noche del 5 al 6 de enero.
Los nombres actuales de los tres reyes magos, Melchor, Gaspar y Baltasar, aparecen por primera vez en el conocido mosaico de San Apolinar el Nuevo (Rávena) que data del siglo vi d. C., en el que se distingue a los tres magos ataviados al modo persa con sus nombres escritos encima y representando distintas edades. Aún tendrían que pasar varios siglos, hasta finales del siglo xv d. C., para que el rey Baltasar aparezca con la tez negra y los tres reyes, además de representar las edades, representen las tres razas conocidas hasta la Edad Media. Melchor encarnará a los europeos, Gaspar a los asiáticos y Baltasar a los africanos.
En España a partir del siglo xix se inició la tradición de convertir la noche de Reyes (noche anterior a la Epifanía) en una fiesta infantil con regalos para los niños, a imitación de lo que se hacía en otros países el día de Navidad, en homenaje al santo oriental San Nicolás. Fue en 1866 cuando se celebró la primera cabalgata de Reyes Magos en Alcoy, tradición que se extendió al resto del país y posteriormente a otros países, especialmente a países de cultura hispana.
La palabra «mago», proviene del persa ma-gu-u-sha, que significa sacerdote. Llegó al griego como μάγος (magos, plural: μάγοι, magoi), refiriéndose a una casta de sacerdotes persas o babilonios, que estudiaban las estrellas en su deseo de buscar a Dios. Del griego pasó al latín como magus, plural magi, /mágui/, de donde llegó al español mago.
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