EL TIBURÓN BLANCO
Familia Lamnidae.- Son una familia elasmobranquios del orden Lamniformes que incluye cinco especies de tiburones, entre las que destaca el tiburón blanco.
CARACTERÍSTICAS DE LA FAMILIA.- Se caracterizan por su cuerpo ahusado y muy hidrodinámico, hocico cónico, dientes separados a la misma distancia unos de otros, aberturas branquiales largas, misma forma característica de la primera aleta dorsal, segunda aleta dorsal pequeña y de un tamaño aproximado al de la anal. Los dientes son triangulares y afilados, semejantes a una daga y los ojos circulares, de color negro uniforme y sin membrana nictitante. La cola presenta una especie de "quilla" en los laterales y el lóbulo inferior de la aleta caudal es más de la mitad de largo que el lóbulo superior. El metabolismo interno está bastante desarrollado y mantiene la temperatura corporal entre 10 y 18 grados centígrados, lo que permite que el tiburón se adentre en aguas templado-frías (aunque no en zonas realmente frías como los polos). Son ovovivíparos.
Los lámnidos incluyen cinco especies vivientes, englobadas en tres géneros :
En el género Isurus tenemos dos especies: el marrajo o tiburón mako (Isurus oxyrinchus) y el marrajo negro, marrajo carite o mako de aletas largas (Isurus paucus). En Lamna otras dos: el cailón o marrajo de Cornualles (Lamna nasus) y el cailón del Pacífico o marrajo-salmón (Lamna ditropis). Y Carcharodon es el único que cuenta con una sola especie, el famoso tiburón blanco (Carcharodon carcharias).
Los lámnidos aparecen representados en el registro fósil ya en el Cretácico y siempre han sido superdepredadores de otros vertebrados marinos, alcanzando en algunos casos dimensiones realmente gigantescas como Cretoxyrhina (Cretácico, 8 metros) y sobre todo Carcharodon megalodon (o Carcharocles megalodon) (Neógeno, hasta 24 metros). En la actualidad, el tiburón blanco es su mayor representante, con casi 8 metros de longitud máxima reconocida científicamente, sólo superado entre los tiburones actuales por animales filtradores como el tiburón ballena o el peregrino.
Género Carcharodon.- Es un género de tiburones lamniformes de la familia Lamnidae que incluye una sola especie actual, el gran tiburón blanco (Carcharodon carcharias). Aunque este animal puede llegar a superar los 7 metros de longitud, resulta bastante pequeño si se le compara con su pariente cercano Carcharodon megalodon, un gigantesco devorador de ballenas que pudo alcanzar los 20 metros de longitud o más, y se extinguió en tiempos relativamente recientes, a finales del Plioceno o quizá a principios del Pleistoceno.
Como la mayoría del registro fósil de tiburones, los de Carcharodon se reduce a miles de mandíbulas y dientes desperdigados por todo el mundo, ya que el esqueleto cartilaginoso de los peces condrictios normalmente es destruido antes de que pueda fosilizar. Los dientes, en cambio, son excepcionalmente duros y se conservan a la perfección. Gracias a ellos se ha podido datar la aparición de este género en el Eoceno Inferior la forma de especies primitivas como Carcharodon sokolowi y que podrían haber evolucionado de formas cretácicas como Cretolamna.
Algunos autores han considerado el género Carcharodon como parafilético en algunas ocasiones, especialmente en lo que atañe a las relaciones entre C. carcharias y C. megalodon. Según esta corriente, el género Carcharodon debería reservarse para la única especie viviente, mientras que las fósiles deberían ser incluidas en otro género diferente, Carcharocles. En algunas publicaciones se listan estas especies bajo el género Procarcharodon, pero esto no es correcto ya que la aplicación de este nombre infringe el principio de antigüedad de las leyes de nomenclatura zoológica, ya que fue acuñado 37 años después de Carcharocles (si se acepta la parafilia) y casi 120 después de Carcharodon.
ESPECIES
C. carcharias
† C. angustidens
† C. auriculatus
† C. hubbelli
† C. megalodon
† C. orientalis
† C. sokolowi
† C. subauriculatus
† C. turgidus
Carcharodon carcharias (Tiburón Blanco).- Es una especie de pez cartilaginoso lamniforme de la familia Lamnidae que se encuentra en las aguas cálidas y templadas de casi todos los océanos. Esta especie es la única que sobrevive en la actualidad del género Carcharodon.
Esta especie recibe multitud de nombres a lo largo de su área de distribución. En español, las denominaciones más comunes son tiburón blanco y gran tiburón blanco (esta última influida por el nombre en inglés, great white shark). El nombre de «blanco» se debe a que en algunos ejemplares viejos, con el paso de los años, han ido aclarando el tono negruzco de su dorso hasta un gris claro, y junto al blanquecino del vientre, les dan el aspecto de ser blancos. Y como escualos que son, siguen creciendo a lo largo de su vida y cuanto más viejos más grandes, de ahí lo de «gran blanco».
En España, la denominación tradicional de origen medieval (recuérdese que la propia palabra tiburón procede de las lenguas caribe, y por tanto no se incorpora al español hasta el siglo XVI) lo identifica como jaquetón (aumentativo de jaque, amenaza), nombre que junto con distintos adjetivos se aplica también a muchas otras especies de la familia Carcharhinidae. Existe también el nombre jaquetón blanco, derivado de la fusión entre el nombre anterior y el de tiburón blanco, más popular en la actualidad. El nombre de marrajo, como se le menciona a veces, puede llevar a confusiones con otras especies de tiburones.
En Uruguay se da también el nombre de africano a esta especie, mientras que en otros países optan por denominaciones más truculentas como «devorador de hombres». En Cuba también se le conoce como jaquetón de ley, nombre que en España queda reservado a la especie Carcharhinus longimanus.
COMO RECONOCERLO.- Los tiburones blancos se caracterizan por su cuerpo fusiforme y gran robustez, en contraste con las formas aplastadas que suelen lucir otros tiburones. El morro es cónico, corto y grueso. La boca, muy grande y redondeada, tiene forma de arco. Permanece siempre entreabierta, dejando ver al menos una hilera de dientes de la quijada superior y una o dos de la inferior, mientras el agua penetra en ella y sale continuamente por las branquias. Si este flujo se detuviese, el tiburón se ahogaría por carecer de opérculos para regular el paso correcto del agua, y se hundiría en la misma, ya que al no poseer tampoco vejiga natatoria se ve condenado a estar en continuo movimiento para evitarlo.
Durante el ataque, las fauces se abren hasta tal punto que la forma de la cabeza se deforma pues la mandíbula se desprende de su cabeza, y se cierran luego con una fuerza 300 veces superior a la de una mandíbula humana (12-24 toneladas).
Los dientes son grandes, aserrados, de forma triangular y muy anchos. Al contrario que otros tiburones, no poseen diastema ni reducción de diente alguno, sino que tienen toda la quijada provista de dientes alineados e igualmente capaces de aferrar, cortar y desgarrar. Detrás de las dos hileras de dientes principales, los tiburones blancos tienen dos o tres más en continuo crecimiento que suplen la frecuente caída de dientes con otros nuevos y se van reemplazando por nuevas hileras a lo largo de los años. La base del diente carece de raíz y se encuentra bifurcada, dándole una apariencia inconfundible en forma de punta de flecha.
Los orificios nasales (narinas) son muy estrechos, mientras que los ojos son pequeños, circulares y completamente negros. En los costados se sitúan cinco hendiduras branquiales, dos aletas pectorales bien desarrolladas y de forma triangular y otras dos, cerca de la aleta caudal, mucho más pequeñas. La caudal está muy desarrollada, al igual que la gran aleta dorsal de su lomo, de forma inconfundible para cualquiera. Otras dos aletas pequeñas (segunda dorsal y anal) cerca de la cola, completan el aspecto de este animal.
A pesar de su nombre, el jaquetón sólo es blanco en su parte ventral, mientras que la dorsal es gris o azulada. Este patrón, común en muchos animales acuáticos, sirve para confundirse con la luz solar (en caso de mirarse desde abajo) o con las oscuras aguas marinas (en caso de hacerlo desde arriba), constituyendo un camuflaje tan simple como efectivo. El extremo de la parte ventral de las aletas escapulares y la zona de las axilas aparecen teñidos de negro. La piel, muy áspera, se compone de duras escamas llamadas dentículos dérmicos por su forma afilada.
No obstante, la denominación de "tiburón blanco" podría tener su lógica en el caso de avistarse ejemplares albinos de esta especie que, aunque son muy raros existen. En 1996 se pescó en las costas de El Cabo Oriental (Sudáfrica) una hembra joven de apenas 145 cm que exhibía esta rara característica.
Las terminaciones nerviosas del extremo frontal, antes mencionadas, recogen la menor vibración ocurrida en el agua y guían al animal hasta la posible presa que esté causando esa perturbación. Otros receptores (conocidos como ampollas de Lorenzini, unas células especializadas con una forma similar a la de minúsculas "botellas") situados en torno a los orificios nasales, le permiten captar también campos eléctricos de frecuencia variable que probablemente use para orientarse en sus migraciones a través de largas distancias. Por si esto fuera poco, su olfato es tan potente que la presencia de un par de moléculas de sangre las detecta entre un millón de moléculas de agua a kilómetros de distancia sirve para atraerlo, al tiempo que se vuelve mucho más agresivo. La vista tiene menos importancia, pero también está bien desarrollada y tiene un papel muy importante en la aproximación final a la presa y su peculiar modelo de acecho y ataque desde debajo de la misma.
La longitud más frecuente entre los tiburones blancos adultos es de 4 a 5,5 m (siendo los machos menores que las hembras), aunque se han citado casos de individuos excepcionales que rebasaban ampliamente esas medidas. En la actualidad no se puede asegurar cuál es realmente el tamaño máximo en esta especie, hecho que se ve reforzado por la existencia de notas antiguas y poco fiables sobre animales realmente gigantescos. Varios de estos casos se analizan en el libro The Great White Shark (1991) de Richard Ellis y John E. McCosker, ambos expertos en tiburones.
Durante décadas, muchos libros de referencia en el campo de la ictiología, así como el Libro Guinness de récords mundiales recogieron dos tiburones blancos como los más grandes jamás capturados; uno de ellos era un ejemplar de 11 m supuestamente capturado en aguas del Sur de Australia, cerca de Port Fairy, en la década de 1870 y el otro se trataba de un individuo de 11,3 m que quedó atrapado en una red para arenques en Nuevo Brunswick, Canadá en la década de 1930.
Al amparo de esta longitud máxima, los avistamientos de tiburones blancos de 7 a 10 m de largo fueron considerados hasta cierto punto comunes y aceptados sin gran discusión. Sin embargo, varios investigadores pusieron en duda la fiabilidad del reporte de Port Fairy, haciendo hincapié en la gran diferencia de tamaño entre este individuo y cualquiera de los otros tiburones blancos capturados. Un siglo después de la captura, se estudiaron las mandíbulas del animal, todavía conservadas, y se pudo determinar que su auténtico tamaño corporal rondaba los 5 metros de largo. La confusión pudo ser producto de un fallo tipográfico, un error derivado del paso de unidades anglosajonas a internacionales (5 m son unos 16,5 pies) o una simple exageración. Respecto al ejemplar de Nuevo Brunswick, los expertos creen hoy en día que debió tratarse de un tiburón peregrino (Cetorhinus maximus), especie con un cuerpo similar al del tiburón blanco y que es corriente en aguas canadienses.
Volviendo a Ellis y McCosker, éstos aseguraron en su obra que los mayores tiburones blancos rondan los 6 m de longitud, y que los informes sobre individuos de 7 m o más, aunque existentes en la literatura popular, no están presentes en la científica. De forma sarcástica recalcan el hecho de que, al igual que las supuestas anacondas y pitones gigantes, «estos tiburones gigantes tienden a desaparecer cuando un observador responsable se aproxima con una cinta métrica».
El mayor tamaño que Ellis y McCosker consideran como cierto es el de un tiburón blanco de 6,4 m capturado en aguas cubanas en 1945 , aunque apuntan que otros expertos consideran que su tamaño debió ser algo menor. El peso atribuido (pero no confirmado) a este ejemplar fue de 3270 kg. Desde entonces se han publicado noticias de ejemplares mayores pero Ellis y McCosker hacen notar que las mediciones son a menudo deficientes y, una vez verificadas, dan resultados que suelen estar entre los 6,1 y 6,4 m. Por ejemplo, muchas publicaciones hablan de un tiburón blanco hembra de 7 m pescado por Alfredo Cutajar en la isla de Malta, en 1987. En su libro, Ellis y McCosker aceptan que este tiburón parecía tener un tamaño superior a la media, pero no consideran como cierta la medida de 7,13 m. Durante los siguientes años, otros expertos también han encontrado motivos para dudar de este dato, debido en parte al desacuerdo entre Cutajar y otros testigos a la hora de fijar las medidas. Finalmente, un analista fotográfico de la BBC concluyó, teniendo en cuenta el error al que la perspectiva puede llevar en la fotografía del animal, que el tamaño real del animal estaría en torno a los 5,6 m.
Actualmente, la mayoría de los expertos están de acuerdo en que el tamaño máximo que puede alcanzar un tiburón blanco es de casi unos 6 m de longitud y alrededor de 1,9 t de peso. Los informes sobre tamaños mucho mayores que éste suelen considerarse dudosos y según el Canadian Shark Research Centre (Centro Canadiense de Investigación del Tiburón), el gran tiburón blanco más grande correctamente medido fue una hembra capturada en agosto de 1988 en la Isla del Príncipe Eduardo, que midió 6,1 m. El tiburón fue pescado por David McKendrick, un residente local de Alberton, West Prince. McKendrick y un hombre llamado David Livingstone tienen el primer y segundo mayor diente de este tiburón.
En lo relativo al peso se añade un nuevo problema, ya que éste puede variar ligeramente en función de lo que el tiburón haya comido y si lo ha hecho de forma más o menos reciente. Un ejemplar adulto puede introducirse en la boca hasta 14 kg de carne de un solo mordisco, y almacenar varios más en su estómago hasta que termina de digerirlos. Por esta razón, Ellis y McConker consideran posible que los tiburones blancos puedan llegar a alcanzar pesos de 2 t, aunque el mayor de los que ellos han estudiado "sólo" pesaba 1,75 t.
El mayor tiburón blanco reconocido por la Asociación Internacional de Pesca Deportiva (IGFA, en sus siglas en inglés) es un ejemplar de 1208 kg capturado por Alf Dean en 1959, al sur de Australia. Se conocen muchos otros ejemplares mayores, pero la IGFA no los tiene en cuenta por haber sido capturados sin respetar las normas impuestas por esta organización.
REPRODUCCIÓN.- Aunque apenas hay unos cuantos casos de hembras grávidas capturadas, se puede afirmar que esta especie prefiere reproducirse en aguas templadas, en primavera o verano, y es ovovivípara. Los huevos, de 4 a 10 o tal vez hasta 14, permanecen en el útero hasta que eclosionan: es posible que en el tiburón blanco se dé canibalismo intrauterino (siendo las crías más débiles y los huevos aún por abrir devorados por sus hermanos más fuertes) de la misma forma en que sucede en otras especies de lámnidos, pero por ahora no es un hecho que esté totalmente probado. Unas tres o cuatro crías de 12 dm de largo y dientes aserrados logran salir al exterior en el parto e inmediatamente se alejan de su madre para evitar ser devoradas por ésta. Desde entonces llevan una vida solitaria, creciendo a un ritmo bastante rápido.COMO RECONOCERLO.- Los tiburones blancos se caracterizan por su cuerpo fusiforme y gran robustez, en contraste con las formas aplastadas que suelen lucir otros tiburones. El morro es cónico, corto y grueso. La boca, muy grande y redondeada, tiene forma de arco. Permanece siempre entreabierta, dejando ver al menos una hilera de dientes de la quijada superior y una o dos de la inferior, mientras el agua penetra en ella y sale continuamente por las branquias. Si este flujo se detuviese, el tiburón se ahogaría por carecer de opérculos para regular el paso correcto del agua, y se hundiría en la misma, ya que al no poseer tampoco vejiga natatoria se ve condenado a estar en continuo movimiento para evitarlo.
Durante el ataque, las fauces se abren hasta tal punto que la forma de la cabeza se deforma pues la mandíbula se desprende de su cabeza, y se cierran luego con una fuerza 300 veces superior a la de una mandíbula humana (12-24 toneladas).
Los dientes son grandes, aserrados, de forma triangular y muy anchos. Al contrario que otros tiburones, no poseen diastema ni reducción de diente alguno, sino que tienen toda la quijada provista de dientes alineados e igualmente capaces de aferrar, cortar y desgarrar. Detrás de las dos hileras de dientes principales, los tiburones blancos tienen dos o tres más en continuo crecimiento que suplen la frecuente caída de dientes con otros nuevos y se van reemplazando por nuevas hileras a lo largo de los años. La base del diente carece de raíz y se encuentra bifurcada, dándole una apariencia inconfundible en forma de punta de flecha.
Los orificios nasales (narinas) son muy estrechos, mientras que los ojos son pequeños, circulares y completamente negros. En los costados se sitúan cinco hendiduras branquiales, dos aletas pectorales bien desarrolladas y de forma triangular y otras dos, cerca de la aleta caudal, mucho más pequeñas. La caudal está muy desarrollada, al igual que la gran aleta dorsal de su lomo, de forma inconfundible para cualquiera. Otras dos aletas pequeñas (segunda dorsal y anal) cerca de la cola, completan el aspecto de este animal.
A pesar de su nombre, el jaquetón sólo es blanco en su parte ventral, mientras que la dorsal es gris o azulada. Este patrón, común en muchos animales acuáticos, sirve para confundirse con la luz solar (en caso de mirarse desde abajo) o con las oscuras aguas marinas (en caso de hacerlo desde arriba), constituyendo un camuflaje tan simple como efectivo. El extremo de la parte ventral de las aletas escapulares y la zona de las axilas aparecen teñidos de negro. La piel, muy áspera, se compone de duras escamas llamadas dentículos dérmicos por su forma afilada.
No obstante, la denominación de "tiburón blanco" podría tener su lógica en el caso de avistarse ejemplares albinos de esta especie que, aunque son muy raros existen. En 1996 se pescó en las costas de El Cabo Oriental (Sudáfrica) una hembra joven de apenas 145 cm que exhibía esta rara característica.
Las terminaciones nerviosas del extremo frontal, antes mencionadas, recogen la menor vibración ocurrida en el agua y guían al animal hasta la posible presa que esté causando esa perturbación. Otros receptores (conocidos como ampollas de Lorenzini, unas células especializadas con una forma similar a la de minúsculas "botellas") situados en torno a los orificios nasales, le permiten captar también campos eléctricos de frecuencia variable que probablemente use para orientarse en sus migraciones a través de largas distancias. Por si esto fuera poco, su olfato es tan potente que la presencia de un par de moléculas de sangre las detecta entre un millón de moléculas de agua a kilómetros de distancia sirve para atraerlo, al tiempo que se vuelve mucho más agresivo. La vista tiene menos importancia, pero también está bien desarrollada y tiene un papel muy importante en la aproximación final a la presa y su peculiar modelo de acecho y ataque desde debajo de la misma.
La longitud más frecuente entre los tiburones blancos adultos es de 4 a 5,5 m (siendo los machos menores que las hembras), aunque se han citado casos de individuos excepcionales que rebasaban ampliamente esas medidas. En la actualidad no se puede asegurar cuál es realmente el tamaño máximo en esta especie, hecho que se ve reforzado por la existencia de notas antiguas y poco fiables sobre animales realmente gigantescos. Varios de estos casos se analizan en el libro The Great White Shark (1991) de Richard Ellis y John E. McCosker, ambos expertos en tiburones.
Durante décadas, muchos libros de referencia en el campo de la ictiología, así como el Libro Guinness de récords mundiales recogieron dos tiburones blancos como los más grandes jamás capturados; uno de ellos era un ejemplar de 11 m supuestamente capturado en aguas del Sur de Australia, cerca de Port Fairy, en la década de 1870 y el otro se trataba de un individuo de 11,3 m que quedó atrapado en una red para arenques en Nuevo Brunswick, Canadá en la década de 1930.
Al amparo de esta longitud máxima, los avistamientos de tiburones blancos de 7 a 10 m de largo fueron considerados hasta cierto punto comunes y aceptados sin gran discusión. Sin embargo, varios investigadores pusieron en duda la fiabilidad del reporte de Port Fairy, haciendo hincapié en la gran diferencia de tamaño entre este individuo y cualquiera de los otros tiburones blancos capturados. Un siglo después de la captura, se estudiaron las mandíbulas del animal, todavía conservadas, y se pudo determinar que su auténtico tamaño corporal rondaba los 5 metros de largo. La confusión pudo ser producto de un fallo tipográfico, un error derivado del paso de unidades anglosajonas a internacionales (5 m son unos 16,5 pies) o una simple exageración. Respecto al ejemplar de Nuevo Brunswick, los expertos creen hoy en día que debió tratarse de un tiburón peregrino (Cetorhinus maximus), especie con un cuerpo similar al del tiburón blanco y que es corriente en aguas canadienses.
Volviendo a Ellis y McCosker, éstos aseguraron en su obra que los mayores tiburones blancos rondan los 6 m de longitud, y que los informes sobre individuos de 7 m o más, aunque existentes en la literatura popular, no están presentes en la científica. De forma sarcástica recalcan el hecho de que, al igual que las supuestas anacondas y pitones gigantes, «estos tiburones gigantes tienden a desaparecer cuando un observador responsable se aproxima con una cinta métrica».
El mayor tamaño que Ellis y McCosker consideran como cierto es el de un tiburón blanco de 6,4 m capturado en aguas cubanas en 1945 , aunque apuntan que otros expertos consideran que su tamaño debió ser algo menor. El peso atribuido (pero no confirmado) a este ejemplar fue de 3270 kg. Desde entonces se han publicado noticias de ejemplares mayores pero Ellis y McCosker hacen notar que las mediciones son a menudo deficientes y, una vez verificadas, dan resultados que suelen estar entre los 6,1 y 6,4 m. Por ejemplo, muchas publicaciones hablan de un tiburón blanco hembra de 7 m pescado por Alfredo Cutajar en la isla de Malta, en 1987. En su libro, Ellis y McCosker aceptan que este tiburón parecía tener un tamaño superior a la media, pero no consideran como cierta la medida de 7,13 m. Durante los siguientes años, otros expertos también han encontrado motivos para dudar de este dato, debido en parte al desacuerdo entre Cutajar y otros testigos a la hora de fijar las medidas. Finalmente, un analista fotográfico de la BBC concluyó, teniendo en cuenta el error al que la perspectiva puede llevar en la fotografía del animal, que el tamaño real del animal estaría en torno a los 5,6 m.
Actualmente, la mayoría de los expertos están de acuerdo en que el tamaño máximo que puede alcanzar un tiburón blanco es de casi unos 6 m de longitud y alrededor de 1,9 t de peso. Los informes sobre tamaños mucho mayores que éste suelen considerarse dudosos y según el Canadian Shark Research Centre (Centro Canadiense de Investigación del Tiburón), el gran tiburón blanco más grande correctamente medido fue una hembra capturada en agosto de 1988 en la Isla del Príncipe Eduardo, que midió 6,1 m. El tiburón fue pescado por David McKendrick, un residente local de Alberton, West Prince. McKendrick y un hombre llamado David Livingstone tienen el primer y segundo mayor diente de este tiburón.
En lo relativo al peso se añade un nuevo problema, ya que éste puede variar ligeramente en función de lo que el tiburón haya comido y si lo ha hecho de forma más o menos reciente. Un ejemplar adulto puede introducirse en la boca hasta 14 kg de carne de un solo mordisco, y almacenar varios más en su estómago hasta que termina de digerirlos. Por esta razón, Ellis y McConker consideran posible que los tiburones blancos puedan llegar a alcanzar pesos de 2 t, aunque el mayor de los que ellos han estudiado "sólo" pesaba 1,75 t.
El mayor tiburón blanco reconocido por la Asociación Internacional de Pesca Deportiva (IGFA, en sus siglas en inglés) es un ejemplar de 1208 kg capturado por Alf Dean en 1959, al sur de Australia. Se conocen muchos otros ejemplares mayores, pero la IGFA no los tiene en cuenta por haber sido capturados sin respetar las normas impuestas por esta organización.
Alcanzan los dos metros en el primer año de vida; los machos, más pequeños que las hembras, maduran sexualmente antes que éstas, cuando alcanzan los 3,8 m de largo (unos cuatro años), aunque de acuerdo con Compagno ([1984]) algunos individuos podrían madurar excepcionalmente cuando todavía cuentan con apenas dos metros y medio. Se distinguen por unas extensiones de las aletas pélvicas que sirven de órganos copuladores. Las hembras no pueden reproducirse hasta que alcanzan entre 4,5 y 5 m de largo y se cree que son fértiles durante un corto periodo de tiempo, lo que hace que su tasa reproductiva sea baja.
No se conoce gran cosa sobre las relaciones intraespecíficas que se dan en esta especie, y lo que respecta al apareamiento no es una excepción. Es posible que éste se produzca con más frecuencia después de que varios individuos compartan un gran festín, como por ejemplo un cadáver de ballena. La vida media para estos animales no se conoce con exactitud, pero es probable que oscile entre los 15 y 30 años.
QUE COME.- Los tiburones blancos difieren bastante de ser simples «máquinas de matar», como sostiene la imagen popular (leyenda urbana) que se tiene de ellos. Para poder capturar los grandes mamíferos marinos que constituye la base de la dieta de los adultos, los tiburones blancos practican una característica emboscada: se sitúan a varios metros bajo la presa, que nada en la superficie o cerca de ella, usando el color oscuro de su dorso como camuflaje con el fondo y volviéndose así invisibles a sus víctimas. Cuando llega el momento de atacar, avanzan rápidamente hacia arriba con potentes movimientos de la cola y abren las mandíbulas. El impacto suele llegar en el vientre, donde el tiburón aferra fuertemente a la víctima: si ésta es pequeña, como un león marino, la mata en el acto y posteriormente la engulle entera.
Si es más grande, arranca un gran trozo de la misma que ingiere entero, ya que sus dientes no le permiten masticar. La presa puede quedar entonces muerta o moribunda, y el tiburón volverá a alimentarse de ella arrancando un pedazo detrás de otro. Excitados por la presencia de sangre, la zona se llenará pronto de otros tiburones. En algunas zonas del Pacífico, los tiburones blancos arremeten con tanta fuerza a las focas y leones marinos que se elevan un par de metros sobre el nivel del agua con su presa entre las mandíbulas, antes de volver a zambullirse. Sin embargo, en el Mar Mediterráneo y costa atlántica de África y Europa, el tiburón blanco, al igual que la orca y el marrajo, no suelen atacar ni alimentarse de maníferos como focas o delfines, los ataques de tiburón blanco al hombre en el mediterráneo son extraños, alejados de la costa y a profundidad, tal vez sea por los hábitos de alimentación basados principalmente en el atún rojo, mucho más nutritivo tanto para el tiburón blanco como para la orca o el marrajo.
La mayoría de los ataques ocurren durante el amanecer o bien en el atardecer.Pues es en este momento cuando las profundidades no se pueden vislumbrar de manera adecuada. Sólo se aprecia la superficie, pues lo rayos del sol en ese momento aún son débiles para penetrar en las profundidades. Por lo que le proporciona una ventaja al tiburón para atacar a su presa sin ser percibido.
Esta especie también consume carroña, especialmente la que procede de cadáveres de ballena a la deriva de los que arrancan grandes pedazos. Cerca de las costas, los tiburones blancos consumen grandes cantidades de objetos flotantes por error: en sus estómagos se ha llegado a encontrar incluso matrículas de automóvil.
Tanto la caza como el resto de la vida del gran tiburón blanco suelen ser solitarios. Ocasionalmente se ven parejas o pequeños grupos desplazándose a la búsqueda de alimento, labor que les lleva a recorrer cientos de kilómetros. Aunque preferentemente nómadas, algunos ejemplares prefieren alimentarse en ciertas zonas costeras, como ocurre en algunas regiones de California, Sudáfrica y especialmente Australia.
Áreas con presencia frecuente de tiburones blancos son las aguas de las Antillas Menores, algunas partes de las Antillas mayores, el Golfo de México hasta Florida y Cuba y la Costa Este de Estados Unidos desde allí hasta Terranova; la franja costera de Rio Grande do Sul a la Patagonia, la del Pacífico de América del Norte (desde Baja California hasta el sur de Alaska, donde llegan en años anormalmente cálidos) y del Sur (desde Panamá a Chile); archipiélagos del Pacífico como Hawaii, Fiyi y Nueva Caledonia; Australia(con la excepción de su fachada norte, siendo abundante en el resto), Tasmania y Nueva Zelanda, siendo muy frecuente en la zona de lagran barrera de coral; norte de Filipinas y todo el litoral asiático desde Hainan hasta Japón y la isla de Sajalín; Seychelles, Maldivas,Sudáfrica (donde es muy abundante) y las zonas cercanas a la desembocadura de los ríos Congo y Volta; y la fachada costera desdeSenegal a Inglaterra, con agrupación apreciable en las islas Cabo Verde y Canarias, penetrando también en los mares Mediterráneo y Rojo. En éstas últimas zonas es donde la presencia humana, manifestada a través de la sobreexplotación pesquera y la contaminación de las aguas, han reducido considerablemente la distribución de esta especie.
En un estudio reciente, se comprobó que los grandes tiburones blancos de California emigran a un área entre Baja California y Hawai conocido como "el Café del Tiburón Blanco", donde pasan al menos 100 días al año antes de volver a Baja California. En el viaje, nadan despacio y se sumergen a unos 900 m de profundidad. Tras regresar, cambian su comportamiento y hacen inmersiones cortas a aproximadamente 300 m durante unos 10 minutos. Otro tiburón blanco etiquetado de la costa de Sudáfrica nadó a la costa del sur de Australia y regresó en el espacio de un año. Esto refutó las teorías tradicionales que decían que los tiburones blancos son depredadores territoriales costeros y abre la posibilidad de que exista una interacción entre poblaciones de tiburón blanco que antes eran consideradas independientes. Aún se desconoce por qué migran; barajándose la alimentación estacional o la existencia de áreas de acoplamiento.
En un estudio similar un gran tiburón blanco de Sudáfrica fue rastreado nadando a la costa noroeste de Australia y atrás a la misma posición en Sudáfrica, un viaje de 20.000 km, en menos de 9 meses.
INDICACIONES PARA LA PESCA.- Varias especies de tiburones son vulnerables a ser objetivo de la captura incidental de pesca (comercial y recreativa), y para algunos de los cuales en forma de aletas, mandíbulas y dientes por la demanda de producto de alto valor en el comercio internacional. La mayoría de especies de tiburones son utilizados por su carne y aletas, a veces también el cartílago, aceite de hígado y su piel. La preocupación por el estado de conservación de las especies de tiburones afectadas por el comercio internacional, y el lento progreso en la aplicación del PAI-Tiburones, han dado lugar a aumentar el nivel de atención por parte de la CITES sobre la conservación de las especies de tiburones.
Los resultados de la consulta, publicados como un Informe de Pesca de la FAO en el 2006 y envíado a la Secretaría de la CITES, señalaron varios problemas que obstaculizan la aplicación del PAI-Tiburones. Entre ellos figuraban la falta de información sobre la población biológica, la captura y el esfuerzo, datos necesarios para informar a los niveles de decisión, de la baja prioridad política de la pesca del tiburón que resulta en una falta de políticas eficaces y prácticas institucionales, y la falta de fondos financieros y recursos humanos para la gestión de la pesca de tiburones a nivel nacional. También se concluyó que el carácter voluntario del PAI-Tiburones no ofrece los incentivos necesarios para aumentar la atención política a la gestión de la pesca del tiburón.
Informado por los resultados de la Consulta de Expertos y basados en la labor del Grupo de Trabajo de tiburones del Comité de Fauna de la CITES, el Comité de Fauna ha elaborado borradores de decisiones relativos a las actividades futuras de la CITES acerca de los tiburones. En el CdP14 los borradores de decisión fueron revisados y aprobados por las Partes. De las decisiones adoptadas dirigidas a las Partes en la CITES, la Secretaría y el Comité de Fauna, los siguientes guardan relación directa con la FAO:
* perfeccionar la lista de especies de tiburones, que causan preocupación por el efecto del comercio internacional; (decisión 14,107);
* organizar un taller regional sobre el comercio y la gestión sostenible de rayas de agua dulce en América del Sur (dec. 14.109);
* organizar la creación de capacidades en el taller de conservación y ordenación de tiburones (utilizando los tiburones costeros Galeorhinus galeus como un estudio de caso) (Dec. 14.114);
* Alentar a las Partes "a través de sus delegaciones a COFI, para hacer un llamamiento a la FAO a facilitar un mayor apoyo a los países cuya capacidad para evaluar y gestionar la pesca del tiburón es limitado, y para proporcionar los recursos necesarios para que la FAO pueda llevar a cabo este trabajo" (Dec. 14,112);
* Fomentar a las naciones con mayor pesca de tiburones a implementar la FAO PAI-Tiburones, como una cuestión de prioridad (dec. 14.115);
* estudiar e informar sobre los vínculos entre el comercio de aletas y la carne de tiburón y la pesca INDNR (Diciembre 14.117).
Como seguimiento a las recomendaciones anteriores, la FAO está actualmente llevando a cabo un estudio sobre la evaluación de la situación biológica de las especies de los tiburones amenazadas por el comercio internacional, financiado por el Fondo Fiduciario del proyecto "la CITES y la explotación comercial de las especies acuáticas". El estudio proporcionará un punto de referencia para las nuevas actividades de la Organización en el desarrollo de la capacidad de conservación y la gestión de las especies de tiburones más afectadas por el comercio internacional.
La FAO también está organizando un taller técnico sobre “La Situación, la limitación y oportunidades para mejorar el seguimiento de la pesca del tiburón y su comercio”, que se realizará en Roma del 3 al 6 de Noviembre del 2008. Financiado por la CITES a través del Proyecto del Fondo Fiduciario, el seminario reunirá a expertos de varios países de las principales pesquerías del tiburón y de su comercio para debatir y acordar las principales limitaciones e identificar las oportunidades para mejorar el seguimiento de la pesca del tiburón y el comercio de productos de tiburón.
SUS ENEMIGOS NATURALES.- La orca puede constituir una amenaza para los tiburones blancos. El 4 de octubre de 1997 en las aguas que bañan las islas Farallon (triángulo rojo) ocurrió un ataque de una orca hembra de 6,50 metros conocida por los científicos como Ca2 contra un tiburón blanco, durante el cual el tiburón murió. No se sabe realmente el verdadero tamaño de aquel ejemplar debido a que quedó completamente destrozado, pero algunos expertos suponen que se trataba de un tiburón joven.
La Lista Roja de la UICN incluyó al tiburón blanco por primera vez en 1990 como especie insuficientemente conocida, y desde 1996 lo califica como vulnerable. El Apéndice II del Convenio CITES lo incluye como especie vulnerable si no se explota racionalmente.
Las medidas de conservación deben aplicarse obligatoriamente sobre las poblaciones en libertad, ya que la cría en cautividad del tiburón blanco es imposible, debido probablemente al acusado carácter nómada de la especie (se tienen datos de individuos visitando alternativamente las playas de Sudáfrica y Australia, a 22.000 km de distancia).
Por ahora no existe ninguna moratoria legal internacional sobre la pesca del tiburón blanco, aunque ésta está prohibida en algunas áreas de su distribución. El tiburón blanco es una especie protegida en California, la Costa Este de Estados Unidos, el Golfo de México, Namibia, Sudáfrica, Maldivas, Israel y parte de Australia (Australia Meridional, Nueva Gales del Sur, Tasmania y Queensland). La Convención de Barcelona lo considera una especie amenazada en el Mediterráneo, pero casi ningún país con salida a este mar ha dispuesto medida alguna en favor de su conservación.
ATAQUE PRODUCIDOS A LOS HUMANOS.- Aunque cueste creerlo por la leyenda urbana tan intensa en contra, los ataques de tiburones contra seres humanos son bastante raros. Dentro de éstos, los del tiburón blanco se pueden considerar anecdóticos si se comparan con los del tiburón tigre (Galeocerdo cuvier) o el tiburón toro (Carcharhinus leucas), el último de los cuales puede incluso remontar grandes ríos (Misisipi, Amazonas, Zambeze, etc.) y atacar a las personas a varios kilómetros del mar. No obstante, las muertes causadas por estas tres especies en su conjunto son inferiores a las provocadas por serpientes marinas y cocodrilos cada año, e incluso menores que los fallecimientos ocasionados por animales tan aparentemente inofensivos como abejas, avispas e hipopótamos. Se considera que es más probable morir de un ataque al corazón en alta mar que por el ataque de un tiburón.
En palabras del biólogo Douglas Long, en EE.UU. (cuya Costa Oeste es el hogar de una importante concentración de jaquetones) "muere más gente cada año por ataques de perros que la que ha sido muerta por tiburones blancos en los últimos 100 años". Para zonas donde la presencia del gran blanco no es tan abundante, los ataques alcanzan números realmente irrisorios: por ejemplo, en todo el Mediterráneo sólo se han confirmado 31 ataques de tiburones contra seres humanos en los últimos 200 años, en su mayoría sin resultado de muerte. Para España, la cifra es de 4 ataques desde mediados del siglo XIX (aunque la ISAF sólo reconoce dos como suficientemente probados) sin que ninguno de ellos acabase con la vida de la víctima. En estos dos últimos casos, las cifras ni siquiera se refieren a los ataques del tiburón blanco en particular, sino al conjunto de todas las especies de tiburones. De acuerdo con algunos investigadores estadounidenses, la cifra de ataques de tiburones blancos a nivel global entre 1926 y 1991 sería de 115, siendo California, Australia y Sudáfrica quienes registraron más. Resulta bastante ilustrativo el que en las aguas sudafricanas, infestadas de tiburones, la cifra de ataques de tiburones blancos desde 1940 sea de sólo 29 frente a las 89 agresiones protagonizadas por tiburones toro. En California se contabiliza alrededor de una víctima mortal por ataque de tiburón blanco cada cinco años.
Esta escasez de ataques, sobre todo mortales, se debe a que la mayoría de los tiburones en general y los blancos en particular no consideran a los humanos como auténticas presas potenciales. De hecho, es posible que el sabor de la carne humana les sea incluso algo desagradable, y desde luego que les resulta mucho menos nutritiva y bastante más difícil de digerir que la de ballena o foca, provistas de gran cantidad de grasa. La gran mayoría de ataques del tiburón blanco consisten en un único mordisco, tras el cual el animal se retira llevándose pocas veces algún trozo de la infortunada víctima (principalmente pies y piernas). Estos ataques se pueden deber a tres posibles razones:
El tiburón no ataca a la víctima con intención de comérsela, sino porque la considera un intruso en su actividad diaria al que interpreta como una amenaza potencial. Por ello, la mordida y posterior retirada no sería más que una simple aunque desproporcionada "advertencia".
El animal se siente confuso ante algo que nunca ha visto antes y no sabe si es comestible o no. Por tanto, el fugaz ataque es una especie de "mordisco-prueba" con el que intenta hacerse una idea de si le conviene alimentarse en el futuro de ese nuevo elemento en su mundo. El posible gusto desagradable y complicaciones digestivas posteriores impulsarán al tiburón a no cazar humanos después de esta experiencia.
El tiburón confunde a la víctima con su comida habitual. En este caso se explicarían muchos de los ataques contra bañistas y surfistas en California, por ejemplo, ya que cuando se ven desde abajo resultan bastante parecidos a un león marino que sale a respirar aire o que se desplaza a toda velocidad cerca de la superficie del agua. Los ataques registrados contra pequeñas embarcaciones pesqueras y de recreo podrían explicarse como confusiones entre éstas y los cuerpos de cetáceos de tamaño medio o elefantes marinos muertos a la deriva.
Dada la naturaleza del ataque, la víctima humana muere en raras ocasiones durante el mismo. Cuando lo hace, la mayoría de las veces es por la pérdida masiva de sangre, que debe evitarse de inmediato. La liberación de sangre en el agua puede atraer también a otros tiburones y peces carnívoros de diversas especies que pueden verse impulsados a realizar sus propios «mordiscos de prueba», para desgracia de la víctima.
Con todo, el peligro de ataque existe siempre, por remoto que sea. Resulta interesante el hecho de que el 80% de las muertes causadas por tiburones blancos ocurrieran en aguas muy cálidas, casi ecuatoriales, cuando la mayoría de estos animales vive en zonas templadas. Esto se debe probablemente a que la gran mayoría de tiburones blancos son jóvenes y crías, que necesitan de las aguas templadas para su desarrollo, mientras que en las zonas más cálidas sólo se adentran los individuos más grandes y viejos, que son mucho más violentos y peligrosos.
Se han diseñado y ensayado varios métodos para evitar las heridas por mordedura de tiburón blanco en caso de un ataque repentino, entre las que se encuentran repelentes químicos, cotas de malla metálicas que se superponen a los trajes de buceo y aparatos que generan un campo eléctrico en torno al buzo o surfista y desorientan a cualquier tiburón que se aproxime, ya que perturban la información que éstos reciben a través de las ampollas de Lorenzini. Sin embargo, y por muy efectivos que puedan ser estos métodos, es evidente que lo mejor a la hora de evitar ataques es no cometer imprudencias como alejarse demasiado de la costa, nadar en solitario o en las primeras y últimas horas del día, visitar zonas con gran abundancia de pinnípedos (base alimenticia de los tiburones blancos adultos) o, evidentemente, acercarse de forma deliberada a un ejemplar, sobre todo si es de tamaño considerable.
Mientras buceaba cerca de las islas de Cabo Verde, el oceanógrafo Jacques-Yves Cousteau y un compañero suyo se encontraron por casualidad con un inmenso tiburón blanco. «Su reacción fue la que menos podíamos imaginarnos —escribió Cousteau—. Aterrado, el monstruo evacuó una nube de excremento y se alejó a una velocidad increíble.» Su conclusión fue: «Al reflexionar en todas las experiencias que hemos tenido con el tiburón blanco, siempre me ha llamado la atención el gran abismo que media entre lo que el público se imagina que es y lo que comprobamos que realmente es».
La película añadió algunas referencias en boca del capitán Quint al desastre del USS Indianapolis, un barco que se hundió en 1945 en el Pacífico, tras recibir el impacto de untorpedo japonés, y cuyos supervivientes permanecieron en el agua durante cinco días mientras eran diezmados por el calor, la falta de agua y los ataques de los tiburones, que en este caso tampoco se identificaron como tiburones blancos, sino como ejemplares de Carcharhinus longimanus.
La novela y luego la película establecieron una serie de clichés que desde entonces se han repetido en el cine de «monstruos asesinos», tanto terrestres como acuáticos, y que en muchos de los casos no se corresponden con las características reales de la principal especie afectada, el tiburón blanco. Esto ha contribuido a arraigar una serie de estereotipos y falsas creencias en torno a esta especie, hasta el punto de que Benchley, autor de la novela, ha afirmado que nunca la hubiese escrito de saber cómo eran realmente los hábitos de los tiburones blancos.
Tiburón fue un sonoro éxito comercial, siendo la primera que superaba los 100 millones de dólares de recaudación y desbancando a El Padrino (The Godfather, 1972) como película más taquillera de la Historia. El título no le fue arrebatado hasta el estreno de Star Wars (1977) y su impacto sobre la audiencia fue tan grande que aumentaron los casos de acuafobia y miedo a los tiburones en todo el mundo. Incluso descendió el nivel de afluencia turística a las playas durante una buena temporada. Por otra parte, varias personas comenzaron a pescar tiburones blancos de forma masiva, deseosas de emular a Martin Brody y el capitán Quint, lo que ocasionó un descenso considerable de las poblaciones de este animal. El mito de Tiburón se perpetuó en los medios de comunicación, y su influencia se puede ver en series de televisión, cómics e incluso videojuegos como Tomb Raidero Jaws:Unleashed. Muchas otras películas repitieron la fórmula que llevó al éxito a su predecesora, entre las que se cuentan las siguientes:
Tiburón 2 (Jaws 2, 1978): un nuevo tiburón blanco enorme vuelve a vérselas con Martin Brody en su pueblo natal.
L'Squalo Bianco (1980): sonoro plagio italiano de Tiburón, con una historia prácticamente idéntica a éste. Llegó a distribuirse en España bajo el falso título de Tiburón 3.
El gran tiburón (Jaws 3-D, 1983): primera en hacer uso de la tecnología 3-D, reproduce el ataque de una gigantesca madre tiburón a un complejo acuático de Florida donde ha sido recluida su cría (una situación que nunca se daría en la realidad). El protagonista es el hijo mayor de Brody.
Tiburón: La venganza (Jaws: The Revenge, 1987): tras la negativa de Roy Scheider a volver, el personaje de Martin Brody fue "asesinado" con un ataque al corazón y el papel protagonista recayó sobre su viuda, a la que volvía a hostigar un tiburón blanco.
Shark Attack (1999): producción televisiva que recrea una serie de ataques en una aldea africana.
Shark Attack 2 (2001): secuela de Shark Attack.
12 Days Of Terror (2004): narra los 12 días durante los cuales la gente a lo largo de la costa de Nueva Jersey estuvo bajo los continuos ataques de un tiburón blanco.
Las recientes películas de animación Buscando a Nemo (Finding Nemo, 2003) y El espantatiburones (Shark Tale, 2004) incluyen personajes cómicos encarnados por tiburones blancos. En la primera, el tiburón Bruce (clara referencia al tiburón mecánico de Jaws) es vegetariano y asiste a una especie de reuniones para ex-carnívoros donde trata de deshacerse de su adicción a la ingesta de animales, pero sufre una recaída al sentir el olor de sangre en el agua. En la segunda, los tiburones son una especie de mafiosos de los océanos dirigidos por su peculiar Padrino blanco, Don Lino, a los que se enfrenta el pez protagonista, Óscar. A éste le ayuda a su vez el tiburón Lenny, hijo de Don Lino y también vegetariano.
Aunque obviamente basadas en Tiburón, se han hecho otras películas con trama similar pero reemplazando al tiburón blanco con otras especies de tiburones (tiburones tigre,tiburones toro o marrajos) u otros animales marinos (orcas, barracudas, etc.) o fluviales (pirañas o cocodrilos) para atraer al público.
La mayoría de los ataques ocurren durante el amanecer o bien en el atardecer.Pues es en este momento cuando las profundidades no se pueden vislumbrar de manera adecuada. Sólo se aprecia la superficie, pues lo rayos del sol en ese momento aún son débiles para penetrar en las profundidades. Por lo que le proporciona una ventaja al tiburón para atacar a su presa sin ser percibido.
Esta especie también consume carroña, especialmente la que procede de cadáveres de ballena a la deriva de los que arrancan grandes pedazos. Cerca de las costas, los tiburones blancos consumen grandes cantidades de objetos flotantes por error: en sus estómagos se ha llegado a encontrar incluso matrículas de automóvil.
Tanto la caza como el resto de la vida del gran tiburón blanco suelen ser solitarios. Ocasionalmente se ven parejas o pequeños grupos desplazándose a la búsqueda de alimento, labor que les lleva a recorrer cientos de kilómetros. Aunque preferentemente nómadas, algunos ejemplares prefieren alimentarse en ciertas zonas costeras, como ocurre en algunas regiones de California, Sudáfrica y especialmente Australia.
DONDE VIVE.- El tiburón blanco vive sobre las zonas de plataforma continental, cerca de las costas, donde el agua es menos profunda. Es en estas zonas donde la abundancia de luz y corrientes marinas genera una mayor concentración de vida animal, lo que para esta especie equivale a una mayor cantidad de alimento. Sin embargo, están ausentes de los fríos océanos ártico y antártico, a pesar de su gran abundancia en plancton, peces y mamíferos marinos. Los tiburones blancos tienen un avanzado metabolismo que les permite mantenerse más calientes que el agua que les rodea, pero no lo suficiente como para poblar estas zonas extremas.
Áreas con presencia frecuente de tiburones blancos son las aguas de las Antillas Menores, algunas partes de las Antillas mayores, el Golfo de México hasta Florida y Cuba y la Costa Este de Estados Unidos desde allí hasta Terranova; la franja costera de Rio Grande do Sul a la Patagonia, la del Pacífico de América del Norte (desde Baja California hasta el sur de Alaska, donde llegan en años anormalmente cálidos) y del Sur (desde Panamá a Chile); archipiélagos del Pacífico como Hawaii, Fiyi y Nueva Caledonia; Australia(con la excepción de su fachada norte, siendo abundante en el resto), Tasmania y Nueva Zelanda, siendo muy frecuente en la zona de lagran barrera de coral; norte de Filipinas y todo el litoral asiático desde Hainan hasta Japón y la isla de Sajalín; Seychelles, Maldivas,Sudáfrica (donde es muy abundante) y las zonas cercanas a la desembocadura de los ríos Congo y Volta; y la fachada costera desdeSenegal a Inglaterra, con agrupación apreciable en las islas Cabo Verde y Canarias, penetrando también en los mares Mediterráneo y Rojo. En éstas últimas zonas es donde la presencia humana, manifestada a través de la sobreexplotación pesquera y la contaminación de las aguas, han reducido considerablemente la distribución de esta especie.
A pesar de ello, parece que persiste en el área alguna zona de cría, como por ejemplo la del Estrecho de Messina, de todas maneras el tiburón blanco es común en el Mediterráneo, de hecho su distribución se corresponde con la ruta del atún rojo y a la existencia de aguas someras cerca de la costa, de ahí que las zonas tradicionales de la existencia de almadrabas estén asociadas a la existencia histórica del tiburón blanco, en base a esto hay zonas donde es frecuente avistamientos, principalmente en el mar de Sicilia, así como en el mar de Liguria y golfo de León, en el estrecho de Bonifacio, así como en el golfo de Trieste y península de Istria, en menor proporción hay zonas como el entorno del mar de Nápoles, suroeste de Cerdeña, mar Adriático, las Cícladas, la costa de Tracia y el estrecho del Bósforo, respecto al litoral español, históricamente también ha sido frecuente en el levante español ( golfo de Valencia, islas Columbretes, Alicante y costa del Mar Menor), islas Baleares ( en especial costa de Tramuntana, cabo de Ses Salines y archipiélago de Cabrera, cabo d´es Pinar, norte de Menorca, así como la zona de Es Freus),
también el norte de Cataluña, dentro de la zona de influencia del golfo de León, la bahía de Almería, así como en el estrecho de Gibraltar, principalmente en el litoral de Cádiz. Respecto a España, desde el año 2011 el tiburón blanco es una especie protegida, en base al Real Decreto 139/2011, lo que hace que esta especie esté retornando a las costas españolas, este año de 2012 ha sido visible en las costas del sureste peninsular, en el litoral del cabo de Gata, en Almería, infrecuente años atrás. Ocasionalmente, esta especie puede alcanzar también aguas de Indonesia, Malasia, el Mar de Ojotsk y la Tierra del Fuego.
Normalmente se mantiene a una cierta distancia de la línea costera, acercándose sólo en aquellas zonas con especial concentración de atunes, focas, pingüinos u otros animales de hábitos costeros. Igualmente, suele permanecer cerca de la superficie, aunque ocasionalmente desciende hasta cerca del kilómetro de profundidad.
Normalmente se mantiene a una cierta distancia de la línea costera, acercándose sólo en aquellas zonas con especial concentración de atunes, focas, pingüinos u otros animales de hábitos costeros. Igualmente, suele permanecer cerca de la superficie, aunque ocasionalmente desciende hasta cerca del kilómetro de profundidad.
En un estudio reciente, se comprobó que los grandes tiburones blancos de California emigran a un área entre Baja California y Hawai conocido como "el Café del Tiburón Blanco", donde pasan al menos 100 días al año antes de volver a Baja California. En el viaje, nadan despacio y se sumergen a unos 900 m de profundidad. Tras regresar, cambian su comportamiento y hacen inmersiones cortas a aproximadamente 300 m durante unos 10 minutos. Otro tiburón blanco etiquetado de la costa de Sudáfrica nadó a la costa del sur de Australia y regresó en el espacio de un año. Esto refutó las teorías tradicionales que decían que los tiburones blancos son depredadores territoriales costeros y abre la posibilidad de que exista una interacción entre poblaciones de tiburón blanco que antes eran consideradas independientes. Aún se desconoce por qué migran; barajándose la alimentación estacional o la existencia de áreas de acoplamiento.
En un estudio similar un gran tiburón blanco de Sudáfrica fue rastreado nadando a la costa noroeste de Australia y atrás a la misma posición en Sudáfrica, un viaje de 20.000 km, en menos de 9 meses.
Las especies de tiburones que figuran actualmente en los Apéndices de la CITES son el tiburón blanco, Carcharodon carcharias , tiburón ballena Rhincodon typus y el tiburón peregrino Cetorhinus maximus , los tres enumerados en el Apéndice II. Además, en la CdP14 se decidió incluir todas las especies de pez sierra (familia Pristidae) en el Apéndice I, con la excepción de Pristis microdon que está incluída en el Apéndice II.
En este contexto, la CITES pidió a la FAO a convocar un Taller sobre la gestión de los tiburones para promover el desarrollo y aplicación de planes nacionales de acción para la conservación y la gestión del tiburón. En respuesta a esta solicitud, y con el respaldo de la 26ava reunión del COFI , la FAO llevó a cabo una consulta de expertos para examinar la aplicación del Plan de Acción Internacional (PAI) para los tiburones a nivel nacional, en Roma del 6 - 8 de Diciembre del 2005.
En este contexto, la CITES pidió a la FAO a convocar un Taller sobre la gestión de los tiburones para promover el desarrollo y aplicación de planes nacionales de acción para la conservación y la gestión del tiburón. En respuesta a esta solicitud, y con el respaldo de la 26ava reunión del COFI , la FAO llevó a cabo una consulta de expertos para examinar la aplicación del Plan de Acción Internacional (PAI) para los tiburones a nivel nacional, en Roma del 6 - 8 de Diciembre del 2005.
Los resultados de la consulta, publicados como un Informe de Pesca de la FAO en el 2006 y envíado a la Secretaría de la CITES, señalaron varios problemas que obstaculizan la aplicación del PAI-Tiburones. Entre ellos figuraban la falta de información sobre la población biológica, la captura y el esfuerzo, datos necesarios para informar a los niveles de decisión, de la baja prioridad política de la pesca del tiburón que resulta en una falta de políticas eficaces y prácticas institucionales, y la falta de fondos financieros y recursos humanos para la gestión de la pesca de tiburones a nivel nacional. También se concluyó que el carácter voluntario del PAI-Tiburones no ofrece los incentivos necesarios para aumentar la atención política a la gestión de la pesca del tiburón.
Informado por los resultados de la Consulta de Expertos y basados en la labor del Grupo de Trabajo de tiburones del Comité de Fauna de la CITES, el Comité de Fauna ha elaborado borradores de decisiones relativos a las actividades futuras de la CITES acerca de los tiburones. En el CdP14 los borradores de decisión fueron revisados y aprobados por las Partes. De las decisiones adoptadas dirigidas a las Partes en la CITES, la Secretaría y el Comité de Fauna, los siguientes guardan relación directa con la FAO:
* perfeccionar la lista de especies de tiburones, que causan preocupación por el efecto del comercio internacional; (decisión 14,107);
* organizar un taller regional sobre el comercio y la gestión sostenible de rayas de agua dulce en América del Sur (dec. 14.109);
* organizar la creación de capacidades en el taller de conservación y ordenación de tiburones (utilizando los tiburones costeros Galeorhinus galeus como un estudio de caso) (Dec. 14.114);
* Alentar a las Partes "a través de sus delegaciones a COFI, para hacer un llamamiento a la FAO a facilitar un mayor apoyo a los países cuya capacidad para evaluar y gestionar la pesca del tiburón es limitado, y para proporcionar los recursos necesarios para que la FAO pueda llevar a cabo este trabajo" (Dec. 14,112);
* Fomentar a las naciones con mayor pesca de tiburones a implementar la FAO PAI-Tiburones, como una cuestión de prioridad (dec. 14.115);
* estudiar e informar sobre los vínculos entre el comercio de aletas y la carne de tiburón y la pesca INDNR (Diciembre 14.117).
Como seguimiento a las recomendaciones anteriores, la FAO está actualmente llevando a cabo un estudio sobre la evaluación de la situación biológica de las especies de los tiburones amenazadas por el comercio internacional, financiado por el Fondo Fiduciario del proyecto "la CITES y la explotación comercial de las especies acuáticas". El estudio proporcionará un punto de referencia para las nuevas actividades de la Organización en el desarrollo de la capacidad de conservación y la gestión de las especies de tiburones más afectadas por el comercio internacional.
La FAO también está organizando un taller técnico sobre “La Situación, la limitación y oportunidades para mejorar el seguimiento de la pesca del tiburón y su comercio”, que se realizará en Roma del 3 al 6 de Noviembre del 2008. Financiado por la CITES a través del Proyecto del Fondo Fiduciario, el seminario reunirá a expertos de varios países de las principales pesquerías del tiburón y de su comercio para debatir y acordar las principales limitaciones e identificar las oportunidades para mejorar el seguimiento de la pesca del tiburón y el comercio de productos de tiburón.
La pesca limitada, ya que esta especie no es abundante en ninguna parte lo suficiente para mantener una pesquería importante, en su mayoría tomadas como captura incidental de las pesquerías de tiburones y otros peces por los palangres , anzuelos y sedales , redes de enmalle fijas de fondo, trampas para peces, y trasmallos, arpones, e incluso redes de arrastre pelágico de fondo , así como las redes de cerco . Por importante que sea un pez grande-jla pesca deportiva se limita a unas pocas áreas, especialmente Australia y el noreste de Estados Unidos. Consumo fresco, secos, salados, ahumados y para el consumo humano, el aceite de hígado se extrae para vitaminas, el canal utilizado para harina de pescado, la piel para cuero, las aletas para la sopa de aleta de tiburón, y los dientes y los maxilares para la decoración, son preparados adecuadamente las mandíbulas grandes que alcanzan un alto precio. No hay pesca comercial de tiburón blanco, pero es un preciado trofeo de la pesca deportiva.
También se captura como captura incidental en algunas pesquerías comerciales costeras y protección de mallado de las playas. Bonfil (1994) estima que a finales de la década de 1990 el ahora extinto arte con redes de deriva para la gran pesca del atún con redes de deriva de malla en el Pacífico Norte podría haber tomado unos 156 tiburones blancos (8 t) y 564 tiburones blancos (27 t) por año respectivamente. En el programa de protección de mallado de la costa de Natal, en Sudáfrica, ha producido un pronunciado descenso inicial de la CPUE del tiburón blanco de unos 3 km de tiburones por neto anual de alrededor de 1 tiburón por km de red por año fue seguido por una estabilización del índice sin una tendencia posterior por más de 20 años. Dudley (1995) reporta disminuciones en la CPUE de tiburones blancos en el engranaje protector programas de Nueva Gales del Sur y Queensland, en Australia. Las mandíbulas y los dientes de los tiburones blancos alcanzan precios muy altos en los mercados especializados. Poblaciones de tiburones blancos pueden ser pequeñas, muy localizadas, y muy vulnerable a la sobreexplotación.
Estado de Conservación: El tiburón blanco tiene un potencial intrínseco de rebote algo baja. No se trata de una especie muy abundante, que normalmente tienen poblaciones pequeñas y localizadas. Todo esto sugiere que la precaución extrema se debe colocar en cualquier tipo de pesca. El tiburón blanco es la especie de tiburón más ampliamente protegidas en el mundo. Sudáfrica prohíbe la matanza de tiburones blancos y ha prohibido la venta de cualquiera de sus partes. Los tiburones blancos también están protegidos por la ley en todas las aguas de la Commonwealth de Australia, así como todas las aguas del Estado, con excepción de Victoria. Está protegido de todo tipo de pesca dirigida (comercial y recreativa) en todas las aguas federales de la costa este de EE.UU. y en las aguas del Estado de California. La Lista Roja de la UICN considera que los tiburones blancos como Vulnerable en todo el mundo . Mooney-Seus y Stone (1996) clasifica esta especie como Gravemente reducida en New South Wales, Datos Insuficientes en Queensland, y Bajo Riesgo / Dependiente de la Conservación en las aguas del Pacífico de Estados Unidos.
PELIGRO DE EXTINCIÓN.- Debido al amplio rango de distribución de esta especie, es imposible saber el número de tiburones blancos que existen, aunque sea de forma aproximada. No obstante, su baja densidad poblacional, unida a su escasa tasa de reproducción, su larga infancia y su baja esperanza de vida hacen que el tiburón blanco no sea un animal precisamente abundante. La pesca deportiva de este tiburón, sin interés económico alguno, se ha incrementado en los últimos 30 años debido en gran parte a la popularidad de películas como Tiburón (Steven Spielberg, 1975) hasta el punto de que se la considera amenazada o en peligro de extinción en varios lugares.
La Lista Roja de la UICN incluyó al tiburón blanco por primera vez en 1990 como especie insuficientemente conocida, y desde 1996 lo califica como vulnerable. El Apéndice II del Convenio CITES lo incluye como especie vulnerable si no se explota racionalmente.
Las medidas de conservación deben aplicarse obligatoriamente sobre las poblaciones en libertad, ya que la cría en cautividad del tiburón blanco es imposible, debido probablemente al acusado carácter nómada de la especie (se tienen datos de individuos visitando alternativamente las playas de Sudáfrica y Australia, a 22.000 km de distancia).
El único ejemplar que ha llegado a ser exhibido vivo en un edificio fue una hembra joven llamada Sandy, que vivió durante tres días del mes de agosto de 1980 en el Acuario Steinhart de San Francisco. Tras sólo 72 h de cautiverio, Sandy tuvo que ser liberada después de que dejara de comer y se provocase graves heridas al chocar repetidamente contra una de las paredes de su recinto. Posteriormente se descubrió que lo que atraía a Sandy hacia ese lugar en particular era una minúscula diferencia de 125 microvoltios (millonésimas de voltio) de potencial eléctrico entre esa pared y el resto de las del acuario. La intensidad del campo eléctrico que Sandy detectaba era tan pequeña que pasaba desapercibida para cualquiera de los otros animales que se encontraban en el mismo tanque de agua, incluidos varios tiburones de otras especies.
Por ahora no existe ninguna moratoria legal internacional sobre la pesca del tiburón blanco, aunque ésta está prohibida en algunas áreas de su distribución. El tiburón blanco es una especie protegida en California, la Costa Este de Estados Unidos, el Golfo de México, Namibia, Sudáfrica, Maldivas, Israel y parte de Australia (Australia Meridional, Nueva Gales del Sur, Tasmania y Queensland). La Convención de Barcelona lo considera una especie amenazada en el Mediterráneo, pero casi ningún país con salida a este mar ha dispuesto medida alguna en favor de su conservación.
En palabras del biólogo Douglas Long, en EE.UU. (cuya Costa Oeste es el hogar de una importante concentración de jaquetones) "muere más gente cada año por ataques de perros que la que ha sido muerta por tiburones blancos en los últimos 100 años". Para zonas donde la presencia del gran blanco no es tan abundante, los ataques alcanzan números realmente irrisorios: por ejemplo, en todo el Mediterráneo sólo se han confirmado 31 ataques de tiburones contra seres humanos en los últimos 200 años, en su mayoría sin resultado de muerte. Para España, la cifra es de 4 ataques desde mediados del siglo XIX (aunque la ISAF sólo reconoce dos como suficientemente probados) sin que ninguno de ellos acabase con la vida de la víctima. En estos dos últimos casos, las cifras ni siquiera se refieren a los ataques del tiburón blanco en particular, sino al conjunto de todas las especies de tiburones. De acuerdo con algunos investigadores estadounidenses, la cifra de ataques de tiburones blancos a nivel global entre 1926 y 1991 sería de 115, siendo California, Australia y Sudáfrica quienes registraron más. Resulta bastante ilustrativo el que en las aguas sudafricanas, infestadas de tiburones, la cifra de ataques de tiburones blancos desde 1940 sea de sólo 29 frente a las 89 agresiones protagonizadas por tiburones toro. En California se contabiliza alrededor de una víctima mortal por ataque de tiburón blanco cada cinco años.
Esta escasez de ataques, sobre todo mortales, se debe a que la mayoría de los tiburones en general y los blancos en particular no consideran a los humanos como auténticas presas potenciales. De hecho, es posible que el sabor de la carne humana les sea incluso algo desagradable, y desde luego que les resulta mucho menos nutritiva y bastante más difícil de digerir que la de ballena o foca, provistas de gran cantidad de grasa. La gran mayoría de ataques del tiburón blanco consisten en un único mordisco, tras el cual el animal se retira llevándose pocas veces algún trozo de la infortunada víctima (principalmente pies y piernas). Estos ataques se pueden deber a tres posibles razones:
El tiburón no ataca a la víctima con intención de comérsela, sino porque la considera un intruso en su actividad diaria al que interpreta como una amenaza potencial. Por ello, la mordida y posterior retirada no sería más que una simple aunque desproporcionada "advertencia".
El animal se siente confuso ante algo que nunca ha visto antes y no sabe si es comestible o no. Por tanto, el fugaz ataque es una especie de "mordisco-prueba" con el que intenta hacerse una idea de si le conviene alimentarse en el futuro de ese nuevo elemento en su mundo. El posible gusto desagradable y complicaciones digestivas posteriores impulsarán al tiburón a no cazar humanos después de esta experiencia.
El tiburón confunde a la víctima con su comida habitual. En este caso se explicarían muchos de los ataques contra bañistas y surfistas en California, por ejemplo, ya que cuando se ven desde abajo resultan bastante parecidos a un león marino que sale a respirar aire o que se desplaza a toda velocidad cerca de la superficie del agua. Los ataques registrados contra pequeñas embarcaciones pesqueras y de recreo podrían explicarse como confusiones entre éstas y los cuerpos de cetáceos de tamaño medio o elefantes marinos muertos a la deriva.
Dada la naturaleza del ataque, la víctima humana muere en raras ocasiones durante el mismo. Cuando lo hace, la mayoría de las veces es por la pérdida masiva de sangre, que debe evitarse de inmediato. La liberación de sangre en el agua puede atraer también a otros tiburones y peces carnívoros de diversas especies que pueden verse impulsados a realizar sus propios «mordiscos de prueba», para desgracia de la víctima.
Con todo, el peligro de ataque existe siempre, por remoto que sea. Resulta interesante el hecho de que el 80% de las muertes causadas por tiburones blancos ocurrieran en aguas muy cálidas, casi ecuatoriales, cuando la mayoría de estos animales vive en zonas templadas. Esto se debe probablemente a que la gran mayoría de tiburones blancos son jóvenes y crías, que necesitan de las aguas templadas para su desarrollo, mientras que en las zonas más cálidas sólo se adentran los individuos más grandes y viejos, que son mucho más violentos y peligrosos.
Se han diseñado y ensayado varios métodos para evitar las heridas por mordedura de tiburón blanco en caso de un ataque repentino, entre las que se encuentran repelentes químicos, cotas de malla metálicas que se superponen a los trajes de buceo y aparatos que generan un campo eléctrico en torno al buzo o surfista y desorientan a cualquier tiburón que se aproxime, ya que perturban la información que éstos reciben a través de las ampollas de Lorenzini. Sin embargo, y por muy efectivos que puedan ser estos métodos, es evidente que lo mejor a la hora de evitar ataques es no cometer imprudencias como alejarse demasiado de la costa, nadar en solitario o en las primeras y últimas horas del día, visitar zonas con gran abundancia de pinnípedos (base alimenticia de los tiburones blancos adultos) o, evidentemente, acercarse de forma deliberada a un ejemplar, sobre todo si es de tamaño considerable.
Mientras buceaba cerca de las islas de Cabo Verde, el oceanógrafo Jacques-Yves Cousteau y un compañero suyo se encontraron por casualidad con un inmenso tiburón blanco. «Su reacción fue la que menos podíamos imaginarnos —escribió Cousteau—. Aterrado, el monstruo evacuó una nube de excremento y se alejó a una velocidad increíble.» Su conclusión fue: «Al reflexionar en todas las experiencias que hemos tenido con el tiburón blanco, siempre me ha llamado la atención el gran abismo que media entre lo que el público se imagina que es y lo que comprobamos que realmente es».
EL TIBURÓN BLANCO EN LA FICCIÓN.- Los tiburones blancos aparecen como la encarnación del peligro en varias culturas y reciben el nombre de «devoradores de hombres» en distintas lenguas, especialmente en el área del Caribe. No obstante, la actual caracterización popular del tiburón blanco como el asesino del mar por excelencia no existiría (o no estaría tan extendida) de no ser por el éxito comercial de la película Tiburón en 1975. La película está basada en la novela Jaws (1974) del escritor estadounidense Peter Benchley, que se inspira vagamente en un suceso histórico: la muerte de cuatro personas y la mutilación de otra causadas durante la ola de ataques de tiburón de Nueva Jersey de 1916. Sin embargo, hoy en día se considera más probable que los responsables de tales ataques fuesen varios tiburones y no obra de un particular asesino en serie. Tampoco parece claro que el tiburón (o tiburones) fuese blanco, señalándose como posibles responsables las especies Carcharhinus plumbeus y Carcharhinus leucas. Esta película generó gran psicosis sobre el tiburón blanco.
La película añadió algunas referencias en boca del capitán Quint al desastre del USS Indianapolis, un barco que se hundió en 1945 en el Pacífico, tras recibir el impacto de untorpedo japonés, y cuyos supervivientes permanecieron en el agua durante cinco días mientras eran diezmados por el calor, la falta de agua y los ataques de los tiburones, que en este caso tampoco se identificaron como tiburones blancos, sino como ejemplares de Carcharhinus longimanus.
La novela y luego la película establecieron una serie de clichés que desde entonces se han repetido en el cine de «monstruos asesinos», tanto terrestres como acuáticos, y que en muchos de los casos no se corresponden con las características reales de la principal especie afectada, el tiburón blanco. Esto ha contribuido a arraigar una serie de estereotipos y falsas creencias en torno a esta especie, hasta el punto de que Benchley, autor de la novela, ha afirmado que nunca la hubiese escrito de saber cómo eran realmente los hábitos de los tiburones blancos.
Tiburón fue un sonoro éxito comercial, siendo la primera que superaba los 100 millones de dólares de recaudación y desbancando a El Padrino (The Godfather, 1972) como película más taquillera de la Historia. El título no le fue arrebatado hasta el estreno de Star Wars (1977) y su impacto sobre la audiencia fue tan grande que aumentaron los casos de acuafobia y miedo a los tiburones en todo el mundo. Incluso descendió el nivel de afluencia turística a las playas durante una buena temporada. Por otra parte, varias personas comenzaron a pescar tiburones blancos de forma masiva, deseosas de emular a Martin Brody y el capitán Quint, lo que ocasionó un descenso considerable de las poblaciones de este animal. El mito de Tiburón se perpetuó en los medios de comunicación, y su influencia se puede ver en series de televisión, cómics e incluso videojuegos como Tomb Raidero Jaws:Unleashed. Muchas otras películas repitieron la fórmula que llevó al éxito a su predecesora, entre las que se cuentan las siguientes:
Tiburón 2 (Jaws 2, 1978): un nuevo tiburón blanco enorme vuelve a vérselas con Martin Brody en su pueblo natal.
L'Squalo Bianco (1980): sonoro plagio italiano de Tiburón, con una historia prácticamente idéntica a éste. Llegó a distribuirse en España bajo el falso título de Tiburón 3.
El gran tiburón (Jaws 3-D, 1983): primera en hacer uso de la tecnología 3-D, reproduce el ataque de una gigantesca madre tiburón a un complejo acuático de Florida donde ha sido recluida su cría (una situación que nunca se daría en la realidad). El protagonista es el hijo mayor de Brody.
Tiburón: La venganza (Jaws: The Revenge, 1987): tras la negativa de Roy Scheider a volver, el personaje de Martin Brody fue "asesinado" con un ataque al corazón y el papel protagonista recayó sobre su viuda, a la que volvía a hostigar un tiburón blanco.
Shark Attack (1999): producción televisiva que recrea una serie de ataques en una aldea africana.
Shark Attack 2 (2001): secuela de Shark Attack.
12 Days Of Terror (2004): narra los 12 días durante los cuales la gente a lo largo de la costa de Nueva Jersey estuvo bajo los continuos ataques de un tiburón blanco.
Las recientes películas de animación Buscando a Nemo (Finding Nemo, 2003) y El espantatiburones (Shark Tale, 2004) incluyen personajes cómicos encarnados por tiburones blancos. En la primera, el tiburón Bruce (clara referencia al tiburón mecánico de Jaws) es vegetariano y asiste a una especie de reuniones para ex-carnívoros donde trata de deshacerse de su adicción a la ingesta de animales, pero sufre una recaída al sentir el olor de sangre en el agua. En la segunda, los tiburones son una especie de mafiosos de los océanos dirigidos por su peculiar Padrino blanco, Don Lino, a los que se enfrenta el pez protagonista, Óscar. A éste le ayuda a su vez el tiburón Lenny, hijo de Don Lino y también vegetariano.
Aunque obviamente basadas en Tiburón, se han hecho otras películas con trama similar pero reemplazando al tiburón blanco con otras especies de tiburones (tiburones tigre,tiburones toro o marrajos) u otros animales marinos (orcas, barracudas, etc.) o fluviales (pirañas o cocodrilos) para atraer al público.
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