Esta pequeña sepia mide un máximo de 8 centímetros y cuenta con tres pares de papilas carnosas a lo largo del cuerpo o manto y por encima de sus ojos. Las sepias flamboyant cuentan también con papilas que forman dos “uves” en la zona dorsal. Las papilas también están presentes encima de sus ojos. Todas estas papilas son utilizadas para camuflarse y le permiten cambiar la forma y tamaño cuando se sienten amenazadas. Cuando se molesta o cuando se disponen a capturar una presa cambian rápidamente de color a un patrón ondulado de color negro, marrón oscuro y blanco, con manchas amarillas en todo el manto, exhibiendo en los brazos y las papilas de los ojos un rojo brillante. Este colorido muestra la naturaleza venenosa esta sepia, la única venenosa de su especie. De hecho, según una investigación realizada por el biólogo marino Mark Norman, uno de los mayores expertos del mundo en cefalópodos, esta sepia contiene una toxina tan letal como la del pulpo de anillos azules.
COMO RECONOCERLA.- No te dejes engañar por sus pintas, ni por su tamaño. Con sus hasta 8 cm en macho y 6 en hembras, esta especie de sepia, puede caminar por el fondo marino alardeando de patrones de colores llamativos que puede cambiar según estado. Esta especie, expone estos llamativos colores puesto que es venenosa, o de mal sabor, aunque eso no quita que se sirva como manjar en determinados países. Realmente lo que ocurre es que su jibión es pesado y con respecto a su peso, no puede nadar, o le cuesta demasiado. Para ello, también, esta especie cuenta con una toxina que le ayuda a cazar pequeñas presas o defenderse. Las sepias flamboyant tienen 8 brazos con cuatro filas de ventosas que esconden dos tentáculos que utilizan para capturar a sus presas, principalmente crustáceos y pequeños peces que, a diferencia de la mayoría de cefalópodos, cazan durante el día. Ambos tentáculos son de un blanco azulado intenso muy vistoso. Uno de los dos tentáculos está modificado y se utiliza para la fecundación.
El bien elegido nombre de flamboyant (que podría ser traducido por "vistoso" o incluso "extravagante") proviene de los preciosos cambios de colores que produce su piel debido a unas células llamadas cromatóforos, leucóforos e iridóforos, pequeñas estructuras llenas de tinta con color que utiliza para comunicarse, ya sea para tratar de impresionar a un posible depredador, para el ritual de apareamiento o para marcar el territorio ante otro de su misma especie.
Puede hacer unos increíbles cambios de color gracias a tres tipos de estructuras contenidas dentro de su piel llamadas cromatóforos, leucoforos y irodophores, que son pequeñas estructuras llenas de tinta de colores que se pueden ampliar con rapidez y los usan tanto para comunicarse o para camuflarse dentro de su hábitat. Estas estructuras permiten a la sepia reflejarse rápidamente en una gran variedad de colores y cambiar las texturas de la piel. En su color base, las aletas son de color amarillo y los brazos de color púrpura con márgenes de color amarillo. Su comportamiento es curioso ya que más que nada la mayoría del tiempo camina.
Al se tóxica, las picaduras son responsables de muertes de seres humanos. Por lo tanto la carne de esta sepia es tóxica también y es muy posible que su mordedura y su tinta posean esta toxina. Se sabe muy poco aun sobre su toxico ya que es algo totalmente nuevo. Por este motivo hay que manejar estos animales con extrema prudencia, tomando todas las precauciones necesarias para no entrar en contacto con la toxina.
REPRODUCCIÓN.- El macho usa su hectocotylus para insertar el paquete de esperma en una bolsa en la parte inferior del manto de la hembra; fertiliza los huevos y los coloca individualmente en grietas o bajo salientes de roca, al rededor de una docena; al principio los huevos son de color blanco y con el tiempo, poco a poco se van haciendo translucidos, lo que permite ver el desarrollo de la cría. Desde que nacen, los juveniles de metasepia pfefferi son capaces de reproducir los mismos patrones que sus padres.
QUE COME.- Se alimentan de pequeños peces y crustáceos.
DONDE VIVE.- Habitan en suelos arenosos o de lodo a una profundidad que oscila entre 3 y 86 metros en aguas tropicales en las zonas que componen el Triángulo de coral: Indonesia, Malasia, Filipinas, Papúa Nueva Guinea y el norte de Australia, sur de Queensland Australia occidental.
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