La vaca marina de Steller (Hydrodamalis gigas, antes Rhytina gigas) fue un enorme sirenio de 8 metros de longitud (hasta 10 en algunos casos) y de 4 a 10 toneladas, presentaba la cola ahorquillada y una áspera piel negra, comparada con sus parientesmanatíes y dugongos muestra los dientes reducidos a su mínima expresión numérica, siendo la forma mejor adaptada a la vida marina. El mayor sirenio que ha existido jamás. Fue descubierta y descrita por primera vez por el médico Georg Wilhelm Steller, integrante de la expedición rusa de Vitus Bering en 1741, extraviado en la isla de Arachka (luego isla de Bering), frente a Kamchatka. Su informe no solo entusiasmó a los zoólogos sino también a los cazadores de focas y balleneros que vieron un negocio lucrativo y desde ese momento se convirtió en una presa codiciada por los marineros, que la cazaron en gran número hasta su extinción en 1768, los barcos se sucedieron uno tras otro frente a Kamchatka, y apenas 27 años después de su descubrimiento fue abatida la última vaca marina de Steller. A partir del año 1854 no quedaba ya huella alguna.
Este enorme mamífero era un animal estrechamente emparentado con el dugongo (Dugong dugon) que habita actualmente en las costas del océano Índico y parte del Pacífico desde Taiwán a Nueva Guinea. Al contrario que otros sirenios, la vaca marina de Steller era el único conocido que habitaba en aguas frías, aunque tenía el mismo temperamento excepcionalmente manso (hasta el punto de dejarse matar con facilidad). Todo lo que se sabe de su biología procede de los escritos de Georg Wilhelm Steller, se alimentaba también de una amplia variedad de algas y plantas marinas, al parecer familias enteras compuestas por el macho, hembra y hasta dos pequeños vivían unidas. Debían ser monógamos y los jóvenes podían nacer en cualquier época del año, pero sobre todo en Otoño.
El registro fósil demuestra que durante el Pleistoceno hubo momentos en que su distribución se extendía desde las costas de Japón a las de California, pero a finales del mismo la especie ya solo habitaba los campos de algas marinas del mar de Bering, quedó restringida por último a las islas del Comandante, cerca de la península de Kamchatka.
Las causas de su extinción fueron la demanda humana de su carne, grasa y piel, de gran calidad. El naturalista alemán Georg Steller (1709 - 46), que se incorporó en 1738 a la segunda expedición a Kamchatka (1733-43) dirigida por Vitus Bering. Los naúfragos de la expedición sólo vieron a este animal entre las algas litorales de la Isla de Bering. Lo habían arponeado y su grasa y su carne les sirvió de alimento. Georg Steller las describió de la siguiente manera:
Las causas de su extinción fueron la demanda humana de su carne, grasa y piel, de gran calidad. El naturalista alemán Georg Steller (1709 - 46), que se incorporó en 1738 a la segunda expedición a Kamchatka (1733-43) dirigida por Vitus Bering. Los naúfragos de la expedición sólo vieron a este animal entre las algas litorales de la Isla de Bering. Lo habían arponeado y su grasa y su carne les sirvió de alimento. Georg Steller las describió de la siguiente manera:
La carne de los individuos adultos no se distingue de la de buey y la grasa... es... dura, glandulosa y blanquecina... cocida supera en suavidad a la mejor grasa.
Su grasa blanca y agradable se parece a la mejor mantequilla holandesa, sabe como el aceite de almendras dulces y tiene un olor francamente bueno, de manera que se puede sorber escudillas llenas de ella.
La piel era tan resistente que podía usarse para revestir el casco de los buques, y la grasa y carne, además de gratos alimentos, se demostraron como potentes remedios contra el escorbuto debido a su riqueza en vitamina C. Las islas del Comandante se convirtieron en un importante centro de cazadores de vacas marinas hasta la extinción del animal.
Por lo que se refiere a la reserva de la Isla de Bering, sucedió que en el curso del siglo XVIII los cazadores de pieles de focas se acostumbraron a proveerse allí de carne fresca. En Octubre de 1754, un grupo mandado por un tal Ivan Krassilnikow hizo un gran destrozo de colosasos marinos. Ocho años más tarde es cierto Korovin quien "se provee allí de suficiente cantidad de carne de vaca marina", en 1768, uno de los antiguos compañeros de Steller, Ivan Popov, visita la isla y no encuentra más que una sola vaca marina, a la que le da muerte. En años posteriores se comunicaron algunos avistamientos en las islas del Comandante y otras islas cercanas, pero la existencia de esta especie después de 1768 no ha podido ser probada nunca de forma fiable. Sin embargo, un animal capaz de proporcionar varias toneladas de carne debía, sin duda, ser muy atractivo para los cazadores humanos, y solo así puede explicarse su rápida extinción.
CARACTERÍSTICAS.- Esta especie marina poseía una cabeza pequeña en comparación a tan grande cuerpo, No tenía dientes, sino placas córneas y en un rasgo muy inusual entre los mamíferos marinos, tenía cuello, muy corto y el resto de su envergadura corporal era gruesa, dotada de una capa de grasa de entre 7 a 10 centímetros de espesor, la cual usaba como reserva para el largo y duro invierno, y su piel era oscura y tan gruesa como la corteza de un árbol, al extremo que llegó a usarse como cubierta para barcos y botes y para calzado.
La cola de la Vaca era aplanada como la de todos los sirenios y tenía dos aletas pectorales romas, de gran utilidad al momento. Buceaban por más de cinco minutos seguidos, y generalmente lo hacía en aguas de poca profundidad y habitualmente se la veía en
La cola de la Vaca era aplanada como la de todos los sirenios y tenía dos aletas pectorales romas, de gran utilidad al momento. Buceaban por más de cinco minutos seguidos, y generalmente lo hacía en aguas de poca profundidad y habitualmente se la veía en
QUE COME.- Su único alimento conocido son las algas marinas.
A medida que los grandes hielos fueron retrocediendo, su hábitat se fue restringiendo, hasta ocupar únicamente el Estrecho de Bering en el Pacífico Septentrional, lugar donde hacia 1741fue descubierta por la expedición comandada por el danés Vitus Jonassen Bering, a bordo del Saint Peter, barco que naufragó en dichas costas, y en cuya tripulación viajaba el médico, naturalista y zoólogo alemán Georg Steller, a quién esta especie marina de Steller deberá su nombre.
INVESTIGACIONES.- Durante los diez meses que la expedición estuvo parada en dichas costas, Steller investigó profusamente a la vaca, lo que póstumamente plasmó en su obra “Des Bestiis Marinis”. Este sirenio media entre seis a nueve metros de longitud, encontrándose ejemplares de hasta diez metros, y su peso oscilaba entre tres a cinco toneladas. El mayor sirenio que existió jamás, y como muchas otras especies aquí estudiadas, su gran tamaño contribuyó a su exterminio.
Los exploradores difundieron la noticia del “tesoro” que encontraron y así, no había expedición que pasara por la zona que no matara a decenas de ejemplares, incluso las crías. Así las cosas, ya en 1754, sólo trece años después de ser descubiertas, un ingeniero que exploraba la zona alertó sobre su drástica disminución y en 1768, apenas veintisiete años después de su descubrimiento, el último ejemplar, fue exterminado. La rapidez en su desaparición es a todas luces, un pavoroso récord impuesto por el hombre.
CURIOSIDADES.- Si bien no se ha documentado ningún caso posterior a 1768, muchos viajeros creen haber visto ejemplares a través de los siglos posteriores, incluido el siglo actual, en diversas aguas del Pacífico Norte.
DESCRIPCIÓN.- Es una criatura que tiene la forma de una gran vaca obesa de bello pelaje, con patas muy similares a las de una foca, con las cuales se impulsa y nada velozmente en el mar. Además presentaría unos grandes cuernos retorcidos y uno ojos brillantes y luminosos, que son muy atractivos para los toros y otros bovinos.
Se dice que nada por los canales de Chiloé; y cuando logra estar cerca de un toro terrestre de su agrado, sale corriendo velozmente desde el mar, destrozando todos los cercos y alambradas que estén entre ella y su toro elegido. El toro al ver sus ojos, queda embrujado, debido a ello el toro entra en celo, y desea desesperadamente copular con la vaca marina de Chiloé.
Una vez que la vaca marina ya ha satisfecho sus deseos sexuales y de venganza, esta regresa hacia el mar, recorriendo el mismo camino por el que llegó. Si uno logra verla, se observa que ella se aleja en una actitud orgullosa y despectiva, dejando tras de sí al toro muy agotado. Debido al encuentro con esta criatura, el toro quedaría muy trastornado y desde ese momento sólo atina a bramar y bramar, y queda mirando fijamente hacia el mar, donde se encuentra la vaca marina; la cual no retornar jamás para encontrarse con el mismo toro. Desde ese día solo se oyen los bramidos lastimeros del desafortunado toro; el cual ya no se alimenta y apenas si se mueve. Aunque su dueño le traiga otras hembras de su especie, estas le son totalmente indiferentes, y ya no tiene ningún deseo de virilidad hacia ellas.
Debido a la pérdida de sus cualidades de macho del rebaño, sólo le queda como destino la muerte por hambre o por la condena del dueño a quien no le queda más opción que sacrificarlo para alimento. El único bovino que resiste el agotamiento y embrujo que provoca la muerte, pero no por ello la gran atracción que provoca esta criatura, es el mítico Camahueto; con quién ella se aparearía para tener crías de camahueto, para así seguir apareándose con ellos.
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