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jueves, 16 de julio de 2009

EL ARRASTRE cuarta parte

La Tripulación y la Vida a Bordo.-En cada barco rigen unas constumbres que son de uso general, variando sensiblemente según el talante de la tripulación.Las del arrastre al fresco son quizás las mas arraigadas,las tripulaciones son mas estables y salvo casos puntuales,se rigen con mas o menos rigor.Es indispensable que exista un buen clima entre los miembros,ya que estar sometido a la presión de representa vivir en un espacio reducido,en parte paliado por la amplitud del mar,que suele ser cruel con los que osan desafiarlo diariamente.Si alguien no se integra bien seguro que durara poco en el barco.Tenemos que distinguir dos grupos:uno podríamos definirlo como grupo cerrado,completamente familiar,la embarcación es de pequeñas dimensiones (10 a 15 m de eslora),suele ser padre e hijo los componentes de la tripulación o bien 2 hermanos acompañados de algún marinero,en estos casos las relaciones son sumamente complicadas en las embarcaciones que van padre e hijo.A medida que el padre avanza en edad,el hijo lo va substituyendo en mando,en el caso que sean dos hermanos,suele ser el primogénito el que tome el mando.Este tipo de empresa tiende a desaparecer con el tiempo.


El otro grupo los barcos ya son mayores (mas de 15m de eslora)por lo que requieren una mayor tripulación.Aunque no se pierden del todo la estructuras familiares,su funcionamiento tiene mas rigor empresarial y administrativo. Lo mas difícil es pasar las horas mientras se remolca el arte,en los días buenos se aprovechan para realizar tareas de mantenimiento:arreglar aparejos,dar una ligada,engrasar las poleas.


Los barcos que pescan mas alejados de la costa y navegan 1 o 2 horas antes de calar,aprovechan para desayunar o acostarse un rato en la litera,otros lo hacen después de calar,todo esto siempre que este libre de guardia.El cocinero (suele ser el miembro de mas edad) prepara una improvisada mesa (si el tiempo lo permite) con el pescado que lo prepara sabiamente.Una tradición muy curiosa y que perdura hasta nuestros días es que toda la tripulación come de la misma hoya,sosteniendo el pan con una mano en forma de plato y la cuchara con la otra.El grumete,limpia los platos.


Hay algo muy curioso,el mar da hambre y sueño;sostenerse todo el día de pies en unas condiciones desfavorables en la mayoría de los casos aporta una fatiga adicional,a la que nunca acabas de acostumbrarte,mover cualquier objeto con el oleaje,significa un esfuerzo muy grande, en los días en que la mar muestra toda su furia,el agotamiento merma la capacidad mental y física,por no añadir el miedo a zozobrar,que siempre aparece oculta en alguna parte del subconsciente y siempre aflora en las situaciones limites.




El simple hecho de tomar un café requiere pericia y experiencia,si no quieres que el café acabe rodando por la cubierta.Los días peores son los Lunes (como en casi todos los oficios o trabajos), cuando el cuerpo y la mente se ha aclimatado a la vida fácil del puerto.Quien sufre mas este evento,como siempre son los jóvenes que invierten el fin de semana a divertirse y olvidan que el lunes han de volver al frió y la humedad y algunos al mareo.Algunos tienen que renunciar a la profesión por lo mal que soportan los bruscos zarandeos del barco,les aseguro que se pasa muy mal.




Tocar puerto es una especie de liberación:explosión de alegría interior,de aquí la razón por la que la gente del mar tiene fama de se abiertos,vocingleros y carácter afable,siempre dispuestos a la broma fácil,caracterizándose por un argo rico en símiles propios de su profesión para describir cualquier situación tanto en tierra como en el mar.


El motorista o maquinista,es el segundo en el mando y su misión es tener las maquinas siempre a punto y en perfecto estado.De ello depende,en buena medida,la vidas y la seguridad del resto de la tripulación







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