VAMOS A PESCAR MIELGA

Pez condrictio de aproximadamente 1,20 m de longitud, cabeza pequeña, piel gruesa cubierta de una especie de granillos córneos muy duros.De característica particular, por poseer dos grandes espinas venenosas, una en cada dorsal. Posee un cuerpo alargado y puntiagudo, y unos ojos bastante grandes. De coloración gris pardusca, con el vientre muy claro, generalmente con manchas claras en el dorso y los flancos, carnívoro muy voraz y del que, ademas de la carne, se utiliza la piel y sus huevos.
 COMO RECONOCERLO.- Pertenece a la familia de los escuálidos.Ejemplar bastante común que pertenece a la familia de los tiburones y por tanto, tiene cuerpo alargado y delgado, terminado en un hocico corto y puntiagudo, con una boca ancha.
 De las dos aletas dorsales, la primera, mas grande que la segunda; en el borde anterior de cada una de ellas, lleva un fuerte aguijón venenoso, mas abajo de la misma aleta.Predomina el color gris pardusco, con o sin manchas blancas en los flancos y en el dorso, éste más claro; su cara ventral es blanquecina.El peso medio es de 7 kg, pudiendo alcanzar los 10 kg y una longitud de 1,20 m.Su carne es diversamente apreciada.            
 Resumen.- Tiburón de cuerpo fusiforme, alargado de unos 1,20 m.- las hembras y de 90 cm los machos.En la cabeza un rostro agudo de extremo redondeado, con boca provista de pequeños dientes imbricados de una cúspide lisa y muy inclinada; grandes ojos ovalados y tras ellos las 5 hendiduras branquiales cortas situadas delante de las aletas pectorales
 Las dorsales son bajas, siendo la anterior mayor que la posterior, y están provistas de aguijón anterior; la primera esta a la altura del borde interno de las pectorales y la segunda tras la pelvica.Carece de aleta anal.La caudal es asimétrica y carece de quillas en el pedúnculo caudal, pero tiene un par de carenas laterales.Color gris pizarra, los jóvenes con manchas claras en el dorso y flancos.Es el tiburón mas abundante
 La mielga es un animal ovovivíparo, es decir, las hembras producen huevos que eclosionan en su cuerpo, por lo que tienen crías vivas; bate el récord de gestación más larga, pues lleva a sus crías en su vientre entre 18 y 24 meses, lo que le convierte en la gestación más larga de todos los vertebrados marinos y terrestres (por encima de la ballena y el elefante incluso).Lo más curioso de todo es que la mielga es un tiburón que no suele sobrepasar el metro de longitud. Dado el tiempo de gestación tan largo que tienen, se supone que se trata de animales medianamente longevos; con camadas de 1 a 20 embriones por gestación. Generalmente las hembras grandes tienen camadas más numerosas y crías que alcanzan mayor talla al nacer. Las crías miden entre 22 y 33 cm. al nacer y la proporción de sexos es la misma. La hembra libera a los embriones por la cabeza con una serie de contracciones rítmicas que recuerda al nacimiento en los mamíferos.. El promedio de vida de una mielga hembra va de los veinte a los treinta y cinco años
 QUE COME.- Es un predador insaciable que se alimenta principalmente de peces óseos, siendo capaz de despedazar presas relativamente grandes con sus poderosas mandíbulas y dientes en forma de tijera.Se alimenta de peces de fondo, arenques, invertebrados, cangrejos, agujas, sardinas, gádidos, crustáceos y moluscos en general.Los principales alimentos de este tiburón son los arenques, lanzones, salmones y crustáceos. También se aprovechan de unas 27 especies de peces, tales como el capelán, bacalao, eglefino, merluza, arenque, sábalo y quimera; también de 13 variedades de invertebrados, como el krill, cangrejos, gusanos poliquetos, medusas, ctenóforos, anfípodos, calamares y pulpos.

CEBOS RECOMENDADO.- Cangrejos, parrocha, agujas, caballas enteras, fanecas, arenques y por supuesto calamar y choco
 DONDE VIVE.- Bentónico, aunque a veces se le localiza en superficie. Vive entre los 10 a 200 metros de profundidad e incluso puede encontrarse a los 1000 metros.Es un animal errante, migrador. Por lo general solitario aunque a veces se reúne en grandes grupos.Es una especie muy abundante, de aguas boreales a templadas, que aparece en zonas costeras y exteriores de la plataforma continental, en declives insulares y en la parte superior del talud. Habita desde la superficie a las proximidades del fondo, generalmente muy próximo al mismo. Posiblemente sea el tiburón más abundante, no obstante su distribución es más restringida en relación a otras especies. Es un nadador lento e inactivo y se pueden encontrar tanto en solitario, en compañía de otros tiburones o formando grandes bancos, a veces de miles de ejemplares. En general, los machos aparecen en aguas más superficiales que las hembras, con excepción de las hembras preñadas. Muestra preferencia por aguas cuyo rango de temperatura oscila entre un mínimo de 7º u 8ºC y un máximo de 12º o 15º C y supuestamente realiza migraciones latitudinales y en profundidad para mantenerse en dicho rango. Área de distribución: Atlántico, desde Marruecos hasta Noruega. Común. Cosmopolita.Dentro del Cono Sur Sudamericano habita al Sur de los 35° S por el pacífico. Por el Atlántico, alcanza por lo menos los 34° S, desde los 20 hasta los 300 m. de profundidad, con mayor frecuencia entre los 50 y 200 m., en latitudes comprendidas entre 42° y 43° S.
 INDICACIONES PARA LA PESCA.- Se pesca en toda su área de distribución, como fauna acompañante de especies demersales y bentónicas de interés comercial.Es capturado por las flotas costeras y de altura, con redes de arrastre de fondo.Los tiburones son el blanco de los pescadores deportivos. Dado que no es fácil apresar a un tiburón, cuando un pescador lo logra suele exhibir en público las mandíbulas con sus dientes a modo de su-venir o las vende a algún turista. No obstante, la amenaza más grave es la pesca comercial. Millones de tiburones son sacrificados cada año por su carne, hígado (aceite), cartílagos, mandíbulas, dientes, órganos internos, piel y, sobre todo, por sus aletas
 LA PESCA DEPORTIVA.-Tiburón… Esta es una palabra que cuando se pronuncia en alta mar, desata los más ocultos temores de pescadores y marineros. Una palabra que evoca, en nuestra imaginación, unas mandíbulas enormes con dientes cortantes como cuchillos, capaces de cortar un brazo o una pierna en cuestión de segundos…¿Quién no ha visto u oído hablar de éstos animales?. Unos peces que han despertado siempre nuestro temor,…  pero también la admiración de los seres humanos, que incluso, en el caso de algunas tribus de Oceanía, han llegado a elevarlos a la categoría de Dioses.¿Pero, es difícil la pesca del tiburón?. Como todo en nuestro deporte, dependerá mucho de la suerte, pero en realidad, la pesca del tiburón es relativamente fácil; más fácil me atrevería a decir, por ejemplo, que la pesca de un gran atún, o un gran Marlin. Y, lo primero que debemos hacer, si nos interesa pescar un escualo, es conocerlo. 
Los sentidos su gran arma.Los tiburones ven mejor de lo que se cree generalmente, pero la vista no deja de ser un sentido secundario en ellos. A corta distancia, distinguen perfectamente, y son, además, capaces de ver en color. Por tanto, las carnadas que ofrezcamos deben ir perfectamente anzueladas, sin que el hierro sea visible.Tienen también buen oído, aunque no es éste uno de sus órganos principales en la detección de presas.El olfato y el gusto –sentidos tan ligados en estos animales que casi podemos hablar de uno solo- si son uno de los principales sentidos usados en el seguimiento de una potencial presa. Todos sabemos que los tiburones son atraídos por la sangre; lo que no es tan conocido es que un tiburón es capaz de excitarse con una gota de jugo de atún diluida en una piscina de un millón de litros de agua. Tienen además un olfato direccional; esto es, que son capaces, no sólo de oler, sino de conocer de qué dirección está lo que produce ese olor. El tacto juega un papel importante en la fase final de aproximación a una presa; Con un leve roce de su piel son capaces de conocer la textura y sabor de un objeto, saber si es comestible y si tiene buen sabor, si se defenderá con energía o está debilitada, etc. Linea lateral; Este es uno de los sentidos exclusivos de los peces. Vendría a ser algo así como un “Tacto a distancia”. Mediante la línea lateral, los tiburones son capaces de sentir chapoteos en la superficie o los movimientos agónicos de un pez… e incluso, el torpe chapoteo de un ser humano nadando en el mar.Ampollas de lorenzini; Este es un sentido exclusivo de los escualos. Con éste sentido son capaces de detectar los pequeñísimos impulsos eléctricos que cualquier organismo vivo emite, por la actividad nerviosa fundamentalmente- o dicho de otra forma, no importa que un pez esté enterrado bajo unos centímetros de arena; el tiburón detectará su actividad nerviosa y sabrá que allí hay un ser vivo.Los sentidos de mayor interés para la acción pesquera son el olfato y la vista.
Muy bien, una vez que conocemos las capacidades de nuestro “enemigo”, veamos dónde lo podremos encontrar. ¿Aguas costeras o mar abierto? ¿Fondo o superficie?. La respuesta es… en todas partes.La siguiente pregunta sería ¿Dónde y cuando encontraremos tiburones? Ya comentamos antes que los miembros de la familia de los escualos se encuentran en prácticamente todos los biotopos; Pero fundamentalmente, daremos con ellos si elegimos un pesquero que cumpla los siguientes requisitos; Aguas con escasa concentración de materias contaminantes.Zonas con abundancia de presas naturales (áreas de paso de túnidos, afloramientos submarinos, cañones, montañas y rocas submarinas, pecios, etc.) El que hoy nos ocupa se lo pesca únicamente de embarcado y su tamaño raramente supera los 80 cm.Preferentemente usemos equipos livianos para esta pesca pero consideremos que no demasiado ya que a veces viaja con los cazones y tal vez algún "grande" mezclado para corroñear.

Los equipos mas recomendables son (considerando que se nos puede prender un bacota de 100 kilos) cañas de 2.10 mts de 20 a 40 lbs. Reeles tipo 6/0 ó 9/0 cargados con nailon del 0.50. Las líneas, como el dibujo de abajo, son de acuerdo al maestro de cada uno: Lo ideal madres del 120 y brazoladas de acero de 60 a 120 lbs. El largo: 1,20 metros.Los anzuelos 8/0 o 12/0. Los plomos dependen del aparejo  o donde estemos fondeados pero van de 70 gs. a 400 gr del tipo pera que es el ideal para soltar (no lanzar). Si fuera necesario lanzar debemos bajar los pesos de los plomos para poder manejarlos. Muchas veces en la pesca de embarcado se usan globos para alejar la línea de la embarcación.Se atan a un emerillón con hilo muy finito al que con un tirón seco se lo corta. Si fuera por el espinoso nada mas con equipos de 15 libras de resistencia creemos sobraría hasta para líneas de dos anzuelos trayendo dobletes.

Variada embarcado

1) plomo 350 grs.
2)
mosquetón esmerillón
3)
nylon del reel
4) rotor corredizo libre
5)
chicote acero 20 lbs.
6)
anzuelo acorde



Las carnadas más indicadas para pescar a tanta profundidad son el choco (sepia) y las caballas. La sardina, pese a ser muy efectiva y atrayente, no aguanta bien tanta profundidad y se deshace sola. Hay que encebar con carnada abundante, incluso con  caballas enteras.
Una vez hayamos llegado al sitio elegido, encebado y lanzado al fondo el arte, empieza la acción de pesca. A más de 500 metros es difícil sentir la picada, y debemos mantener la línea muy tensa. Por esto se hace imprescindible también el uso de guantes, puesto que el dacrón y especialmente el Spectra ó dyneema (líneas a base de Kevlar, material con el que se fabrican los chalecos antibala) pueden llegar a causarnos un corte en los dedos a poco que el plomo sea algo pesado.Dependiendo de la especie que pique, notaremos reacciones distintas al final de la línea; Galludos, cazones y mielgas oponen una fuerte resistencia a ser subidos, y pelean hasta el último metro de línea. Como carecen de vejiga natatoria, no “revientan” por descompresión a mitad de camino, como sucede con las chernas, por ejemplo.Una vez que hemos recogido los muchos metros de línea, y  tenemos al animal ya en superficie, podemos subirlo a bordo pero con precauciones; Manipularemos siempre con guantes, teniendo mucho cuidado con no ponernos a tiro de la boca (un tiburoncito de fondo de ocho o diez kilos es perfectamente capaz de amputarnos un dedo con una mordedura).

 Hay que poner también especial cuidado con los aguijones que tienen algunos en las aletas dorsales; intentarán pincharnos y los aguijones son levemente tóxicos. Si vamos a soltarlo, agarraremos al tiburón con una mano por debajo, entre la boca y la aleta dorsal, y la otra en la cola, y lo desanzuelaremos empleando unos alicates, nunca con los dedos desnudos.  Si, por el contrario, nos lo vamos a llevar a casa, lo mejor es “amansarlo” con dos o tres “caricias” en la cabeza con un buen garrote. Podemos practicar la “Captura y suelta” sin problema con éstos animales; al carecer de vejiga natatoria llegan a la superficie muy vivos y sólo con los daños que les haya podido causar el anzuelo. 

RELATO DE PESCA.-La noche parecía oscura como la boca de un lobo. Y, conscientes de que bajo la obra viva del barco había 600 metros de profundidad, la oscuridad nos parecía aún más impenetrable. Olas suaves, procedentes del este, mecían apaciblemente el afilado casco de nuestra embarcación, que derivaba dócilmente siguiendo la corriente. A lo lejos, entre las marcaciones 030º y 060º, las luces de las zonas turísticas del sur de la isla titilaban y parpadeaban, recordándonos el bullicio y animación que, en esa madrugada, debía reinar en tierra, como cualquier otro viernes por la noche. Un poco más allá, hacia la derecha, y más o menos por donde el sol se había puesto hacía unas horas, el faro de Maspalomas nos enviaba sus destellos, uno corto y dos cortos repetidos cada trece segundos, recordándonos los tiempos en los que no existía ni navegación vía satélite, ni compases electrónicos; tiempos en que la navegación era todo un arte. Mirando hacia arriba, el “escudo” de la constelación de Orión, siempre señalando hacia la Osa Mayor, invitaba a nuestros ojos a desviarse del punto de luz en el que se centraba toda nuestra atención en ese momento. Un puntito de luz fluorescente, que flotaba a unos cien metros de la popa del barco. Un punto de luz que nos señalaba la posición del cebo, a unos diez metros más abajo, oculto en las negras aguas y entre el rastro de sangre y desechos de pescado que habíamos vertido en las últimas horas: Un bonito de cuatro kilos, pescado aquella tarde al curricán, que había sido cuidadosamente anzuelado y dejado flotar desde hacía ya un buen rato. Y nuestros ojos se esforzaban en taladrar la oscuridad y seguir aquella mota de luz verdosa, porque unos segundos antes, la línea se había tensado brevemente, y el carrete había emitido el ruido característico – ese click, click, click, suave que todos conocemos- que indicaba que “algo” se estaba interesando por nuestro cebo. Y ese suave rumor metálico había bastado para disparar la adrenalina de los cuatro tripulantes del barco, que hasta ese momento dormitaban, o conversaban en voz baja. Las conversaciones habían cesado bruscamente; los sentidos se habían puesto completamente alerta; Las mentes se aclararon de golpe; hasta el barco, parecía que intuía a nuestro furtivo visitante, y parecía que tensaba los músculos, cesando en su leve vaivén. Porque, de noche, atraído por un rastro de sangre y pescado triturado, en aguas prácticamente oceánicas, ese “algo”, que tanteaba nuestra carnada con cautela, sólo podía tener un nombre: Tiburón…

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